La 'bruja búho'.
La 'bruja búho'.Cortesía.
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La Lechuza: la leyenda de la temible ‘bruja búho’

La singular historia de una bruja que se transforma en un búho colosal, es la protagonista de este Martes de Misterio en AL DÍA.

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En las noches oscuras del norte de México, un aleteo perturba el silencio y causa inquietud entre los habitantes rurales. No se trata de un simple búho: es La Lechuza, una legendaria bruja que adopta la forma de un ave colosal con rostro humano y ojos que resplandecen como brasas. Para algunos, su graznido es un presagio de muerte; para otros, representa una fuerza inquebrantable que, desde las sombras, ha comenzado a adquirir un nuevo significado.

El origen de la leyenda

La historia de La Lechuza ha sido transmitida por generaciones en estados como Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León. Según el mito, se trataba de una mujer que hizo un pacto con fuerzas demoníacas o dominó antiguos saberes de brujería, logrando así transformarse en un enorme búho nocturno. Se le atribuyen poderes sobrenaturales, como la capacidad de controlar el clima y de hipnotizar a quienes la miran directamente a los ojos. Sin embargo, su fama más extendida es la de ser una cazadora de hombres ebrios, a quienes ataca sin piedad durante la madrugada.

Lechuza presente en la historia de la 'bruja búho'.

Testimonios y advertencias

“Dicen que si escuchas su silbido, no respondas. Es ella, buscando a quién llevarse”, cuenta don Ernesto, un campesino de 78 años de los alrededores de Ciudad Victoria. “A un primo mío se lo quiso llevar cuando venía del bar... Lo salvó que llevaba un rosario en el bolsillo”. El mito tradicional está lleno de elementos de advertencia: castiga la imprudencia, el exceso y, sobre todo, la transgresión. Sin embargo, con el paso del tiempo, el concepto de transgresión ha evolucionado.

La Lechuza como símbolo de poder

En los últimos años, La Lechuza ha sido adoptada como emblema por colectivos feministas y comunidades queer. “Lo que antes era símbolo de terror, ahora es símbolo de poder”, explica Mariana Velasco, activista y académica en estudios de género. “La Lechuza es una figura que desobedece las normas, que no pide permiso, que actúa en la noche, cuando nadie más puede protegerte. Es una representación perfecta para quienes han sido históricamente marginados”.

Esta reinterpretación encuentra eco en la obra de Jeana Jorgensen, autora de Folklore 101: An Accessible Introduction to Folklore Studies, quien afirma que “las personas que no se ajustan a los roles de género tradicionales suelen adoptar la identidad de bruja como algo positivo”, especialmente cuando las estructuras sociales no ofrecen protección o justicia.

Una nueva iconografía

Así, el ave monstruosa se ha convertido en una bandera. En murales urbanos de Monterrey, se han pintado versiones estilizadas de La Lechuza con alas extendidas y cuerpos híbridos, rodeadas de frases como “No somos malas, estamos hartas” o “Vuelo por las que no tienen voz”. También ha surgido una oleada de ilustradoras y escritoras que reinterpretan su historia en clave feminista, despojándola del terror y abrazando el empoderamiento.

A pesar del nuevo significado que muchas personas le otorgan, La Lechuza sigue sobrevolando la línea difusa entre el mito y la realidad. En los pueblos, todavía hay quienes juran haberla visto. Otros, simplemente cierran las ventanas por si acaso.

Porque, sea símbolo de miedo o de fuerza, nadie puede negar que La Lechuza sigue viva, y su vuelo, ahora más que nunca, se escucha con nuevos oídos.