El New York Times, para millones el diario más importante del mundo, amaneció hoy entre sus páginas con un editorial dedicado al proceso de paz con Colombia, específicamente al expresidente Álvaro Uribe Vélez, de quien dice es el "saboteador" de la paz en Colombia.
El diario norteamericano tituló el editorial The Man Blocking Peace in Colombia: “El hombre que bloquea la paz en Colombia". Si quieren ver la publicación original hagan clic en este enlace. Por su relevancia, nos tomamos el trabajo de traducirlo al español y segmentarlo por temas. Aquí se los dejamos:
Introducción:
"Un libro sobre el pasado reciente de Colombia correctamente acreditaría al expresidente Álvaro Uribe, quien gobernó desde 2002 hasta 2010, como quien estableció la etapa para las negociaciones de paz con los grupos guerrilleros al liderar una ofensiva contra los insurgentes que los llevó a la mesa de negociación. Sin embargo, confusamente, el señor Uribe se ha convertido en el principal obstáculo en una salida negociada para el conflicto de 52 años en Colombia."
El NYT deja prácticamente en manos de Uribe el desenlace del acuerdo de paz, y le advierte que aún está a tiempo:
"No es muy tarde para el señor Uribe, quien sigue siendo popular entre muchos colombianos, para que comience a comportarse como un hombre de estado más que como un saboteador. Las decisiones que tome en las semanas que vienen bien podrían determinar si el acuerdo de paz de su sucesor Juan Manuel Santos, con el grupo guerrillero más antiguo del país, acabará en un derramamiento de sangre permanente o en otra oportunidad perdida. Un fracaso sería una tragedia, y lo más probable es que arruine el legado del señor Uribe, particularmente por el hecho de que no ha ofrecido una alternativa viable."
El diario le asigna culpa a la estrategia que usó el Centro Democrático en su campaña por el NO y arroja un poco de contexto sobre las polémicas de las últimas semanas:
"Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, acordaron en agosto dejar las armas y unirse al proceso político después de cuatro años de negociación con la administración Santos.
Los votantes colombianos, por estrecho margen, rechazaron ese acuerdo en un plebisicito a comienzo de este mes, muchos de ellos llevados por la hiperbólica y engañosa campaña liderada por el señor Uribe. Él y sus aliados acusaron al presidente Santos de ofrecer amnistía general a los guerrilleros criminales, de quienes advirtió podían terminar tomándose el poder en el país. También afirmó, sin evidencia, que el acuerdo lastimaría al sector privado. El político que supervisó la campaña de Uribe por el NO, Juan Carlos Vélez, incluso admitió en una entrevista que se habían mantenido al margen de explicar los contenidos del acuerdo y, en cambio, “enfocaron su mensaje en la indignación”.
Critica nuevamente el papel de Uribe, y lo ve como un elemento de obstrucción, más que de construcción:
"Esta semana Santos anunció que su gobierno comenzaría pronto y formalmente los diálogos de paz con el segundo grupo más grande de rebeldes, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, en Ecuador.
Con el objetivo de que el acuerdo con las Farc vuelva a encarrilarse, y que los diálogos con el ELN sean exitosos, Uribe necesitará cumplir un rol constructivo. Después del referendo, Uribe hizo una serie de peticiones irreales para el acuerdo de paz con las FARC, incluyendo desbaratar el sistema de justicia transicional y el tribunal especial está en el corazón del acuerdo. Ese tribunal ofrecería amnistía a la mayoría de combatientes rasos y castigo indulgente a los miembros de la guerrilla que confesen delitos graves."
El periódico de Nueva York invita a Uribe a enviar una delegación a La Habana con propuestas razonables:
"Si Uribe tiene una mejor y factible idea debería enviar una delegación a La Habana, donde los líderes de las Farc están actualmente instalados, para buscar compromisos en asuntos que involucran justicia y participación política. Si todas las partes tienen la voluntad de negociar de buena fe, un acuerdo final puede alcanzarse antes de que acabe el año. En días recientes, miles de colombianos que apoyaron el acuerdo de paz se han tomado las calles para llamar a la clase política a trabajar juntos por una pronta resolución."
El editorial continúa señalando el riesgo que podría correr el proceso de alargarse el estancamiento:
"Si la pelea se extiende más allá de este año, la ayuda internacional comprometida para la implementación del acuerdo de paz seguramente comenzará a debilitarse. Las Naciones Unidas, por ejemplo, ya enviaron equipos de observadores que monitorearán el cumplimiento del acuerdo y asumirán la custodia de las armas de los guerrilleros. No se puede esperar que estos equipos esperen indefinidamente por un desenlace político."
El diario finaliza con una advertencia, una con nombre propio:
"A pesar de que el gobierno Santos y las Farc dijeron estar comprometidos en mantener el cese al fuego que se ha mantenido durante más de un año, nuevos brotes de violencia serán más probables en cuanto este punto muerto se prolongue. Un regreso al combate, que no se puede descartar, sería catastrófico. Si eso llegara a suceder, Uribe sería el principal culpable"
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The Editorial Board, como se llama la mesa que escribe y determina los temas editoriales en el New York Times, está compuesta por 16 periodistas, entre los que está el bogotano Eduardo Londoño, y que no hace parte de la redacción. Si quieren conocer sus perfiles pueden entrar en este enlace.