Roxana Quintero de 23 años de edad tiene 37 semanas de embarazo, ya casi va a parir, pero solo hace tres meses tuvo su primer control prenatal y pudo saber cómo estaba su bebé y conocer su estado de salud general. “El médico me llamó la atención”, dijo en la puerta del consultorio donde tendría una de sus últimas citas antes de tener a su bebé y con una carpeta bajo el brazo donde tiene todos los documentos, exámenes y recetas que le han dado en el hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha.
Es venezolana y por eso, desde que supo que estaba embarazada, nunca pudo ir al médico.
“Allá es horrible, no hay nada, no hay atención, ni oportunidad de hacerse una ecografía, mucho menos medicamentos y por eso me vine”, dice Roxana quien agrega que su mayor preocupación era saber cómo estaba su niño, el segundo que tendrá.
El “regaño” del médico que la atendió es comprensible teniendo en cuenta la cifra de niños muertos poco antes de nacer o al poco tiempo de llegar al mundo que se han registrado en el departamento de La Guajira en los últimos años y que son mucho más alarmantes que los menores muertos por desnutrición, algo también doloroso en esta región.
Según el Instituto Nacional de Salud a la semana epidemiológica 44 del 2019 en este departamento van 404 casos de muertes perinatales o neonatales tardías, mientras que el año pasado en este mismo período fueron 259. Los casos más frecuentes de este año se presentan en Maicao con 105 muertes y en Riohacha que registra 80.
Este año en La Guajira los niños muertos por desnutrición o causas asociadas menores de cinco son 25, esto quiere decir que por cada niño muerto por esta razón, son 16 los que mueren en el periodo perinatal, es decir el espacio de tiempo que va de la semana 28 de gestación al séptimo día de vida fuera del útero materno. La Guajira se encuentra entre las 5 entidades territoriales con las tasas más altas en estas muertes con 23.2 por mil nacidos vivos. La más alta la tiene Vichada (45,8), le sigue Chocó (25,8), Vaupés (23,7) y Buenaventura (21,8). Solo La Guajira y Vichada han tenido comportamientos inusuales, es decir incremento con respecto a lo esperado desde el 2014 hasta el 2018. El comportamiento ha venido en ascenso. Para el 2014 la tasa en Guajira era de 15,1 por 1000 nacidos vivos, en el 2018 la tasa fue de 21,5 y en lo que va del 2019 es 23,2.
Las causas de estas muertes
En el hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha también estaba en consulta Yusmeri Quintero Hernández de 20 años de edad, quien hace solo 16 días tuvo a su segundo hijo. “Me toca hacer todo sola, porque mi esposo está trabajando y no tengo a más nadie aquí”, dice la joven venezolana, quien llegó hace dos años a La Guajira.
Su cita era con el ginecólogo y la del bebé con el pediatra. Dice que desde que nació el niño le ha tocado llevarlo a las vueltas que le ha tocado hacer.
Yusmeri también corre un gran riesgo, ya que según la pediatra y presidenta de la Sociedad Colombiana de Pediatría seccional La Guajira Iliana Curiel, una de las causas de las muertes perinatales tiene que ver con los cuidados del recién nacido o cuidados en el post alta de este.
“Según la matriz Babies, que es es una guía para el análisis agrupado de la información derivada de la vigilancia de mortalidad perinatal y neonatal tardía, estas muertes también son ocasionadas por problemas con la salud materna, los cuidados durante el embarazo y cuidados durante el parto”, asegura.
Precisa que en La Guajira las principales causas son derivadas de la salud materna, en segundo lugar los cuidados prenatales y como tercera causa están las relacionadas con la atención del parto. El Instituto Nacional de Salud indica que el mayor número de muertes se registra en el periodo fetal antes del parto con un predominio de grupo de peso menor de 1.500 gramos, en condiciones de prematurez y restricción de crecimiento intrauterino, que de acuerdo con la matriz Babies está relacionado con deficiencias en la salud de la madre, tales como aspectos nutricionales, tabaquismo, infecciones, multiparidad y edades extremas de la mujer gestante, debido a que generan un ambiente intrauterino sub-óptimo que limita el desarrollo fetal.
En el Hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha el año pasado se atendieron 1.537 nacimientos, de los cuales 549 fueron a madres venezolanas y este año van 2.062 nacimientos y 1.150 son de madres venezolanas. “Muchas de estas madres durante el embarazo no tienen ningún control prenatal y la mayoría no están vinculadas a ningún tipo de Seguridad Social en Salud aumentando el número de muertes perinatales”, explicó la gerente Flor García Peñaranda.
Lo que se debe hacer
Según la presidenta de la Sociedad Colombiana de Pediatría en La Guajira Iliana Curiel, en este departamento no hay programas ambulatorios de seguimiento a los niños prematuros o bajo peso con enfoque diferencial étnico.
“Estos niños regresan a las urgencias como niños desnutridos, quedando en las estadísticas de fallecidos menores de 1 año de edad por o asociado a desnutrición, o son niños con retraso del crecimiento intrauterino porque son hijos de madres desnutridas, lo que se convierte en un círculo vicioso: madre desnutrida, recién nacido desnutrido, niño desnutrido, adulto desnutrido o futuro adulto obeso”, explica. Añade que las acciones debe dirigirse primero a mejorar la salud materna, ingresar a programas de planificación eficientes a mujeres en edad fértil con patologías preexistentes que se agravan o descompensan con la gestación, y diagnosticar y tratar precozmente las enfermedades de transmisión sexual durante la gestación. También asegura que se deben fortalecer las acciones del cuidado prenatal, verificar adherencia a protocolos, guías de manejo, rutas de atención, para el territorio, hacer adaptaciones interculturales para mejorar la receptividad del parto intercultural; y diagnosticar y tratar precozmente las enfermedades de transmisión sexual durante la gestación.
“En cuanto a los cuidados del recién nacido, aquí las acciones deben estar dirigidas al diligenciamiento adecuado del partograma, monitoria fetal continua durante el trabajo de parto, diagnostico precoz de Sufrimiento Fetal Agudo, disponibilidad de quirófanos ante una emergencia obstétrica, fortalecer y verificar adherencia a las guías de reanimación intraparto, cualificar a las parteras en temas como minuto de oro, cuidados esenciales del recién nacido en la ruralidad y en las cabeceras municipales.
Hace poco en el marco de las Jornadas de Actualización Pediátrica en su tercera versión, organizado por la Sociedad Colombiana de Pediatría de este departamento, los pediatras, médicos generales y enfermeras que atienden a la niñez y adolescencia guajira, tuvieron la oportunidad de aprender y actualizarse sobre Urgencias pediátricas, transporte neonatal, acorde al mapa epidemiológico del departamento y a las principales causas de morbilidad y mortalidad infantil, entre otros temas.
La deuda social con la infancia y adolescencia de La Guajira
Según la pediatra Iliana Curiel en La Guajira hay una acumulación de requerimientos sociales no atendidos por el Estado y los ciudadanos, que van generando pobreza extrema y desigualdad, pero sobre todo, exclusión social. Se trata de un desafío en las políticas públicas de educación, salud, vivienda, cultura, etc. “Nuestra población ha venido cambiando en los últimos tiempos, y para analizarlo se han realizado múltiples investigaciones, estudios y caracterizaciones. Se han descrito las causas de muchas maneras, sin embargo, foco está puesto en otro lado. En otras palabras, es como si estuviéramos viendo la punta del iceberg (muertes, complicaciones asociadas, niños desnutridos, niños discapacitados sin atención, migrantes), pero el fondo, la problemática real, es aún más compleja y no se ha sido visibilizado”, manifiesta.
Explica que al hacer el análisis de la población pediátrica, cuatro municipios concentran el 72.2% de la población entre 0 a 14 años. (34% del total de la población) los cuales son: Uribia, Riohacha, Maicao y Manaure, respectivamente. Éstos mismos, son los de mayor pobreza. “Cuando analizamos las causas de muertes asociadas a desnutrición por ejemplo, vemos niños que no tuvieron oportunidad para controles de crecimiento y desarrollo, niños que no recibieron lactancia materna exclusiva durante sus primeros 6 meses, padres que no identificaron signos de alarmas para consultar oportunamente (muy diferente la capacidad de respuesta de un padre alfabetizado).
Bajo esta premisa, éstas son las causas reales por las que se mueren los niños y niñas, la población pediátrica de La Guajira vive en 4 municipios principalmente y estos municipios son los que más pobreza económica y multidimensional tienen, y de aquí parten las altas cifras de morbimortalidad, que se unen a la pobreza y exclusión social.
“La gran deuda social a que hago referencia, radica en que tenemos la mayor población pediátrica wayuu que ha existido en la historia de La Guajira, es la población más pobre, y se concentra en 4 municipios. Así pues, no tiene sentido sanar a un individuo o darle cántaros de fórmula terapéutica o camiones de comida, para devolverlo a las condiciones de pobreza que lo enferman”, asegura.