“Un acto de amor puede convertirse en repudio en cuestión de segundos”. Abrazar o tomarse de la mano en lugares públicos, visto de manera natural para la cotidianeidad, puede ser el pecado más grande si es realizado por ellos. Así definen una parte de su diario vivir muchas personas pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+, que residen no solo en la ciudad de Barranquilla, sino en el área metropolitana, el resto del departamento del Atlántico y la región Caribe.
Carla Henao, una mujer trans barranquillera, siente que a la población de la ciudad aún les cuesta entender los sentimientos de esta comunidad, quienes también son seres humanos. “En el área metropolitana de Barranquilla y sus alrededores he sentido que para la población es muy difícil convivir en estos espacios sociales, ya que no contamos con ninguna garantía al momento en el que nos movemos por la ciudad".
"Cuando voy en un bus siento las miradas, la gente habla, hacen chistes sobre si soy hombre o mujer, por mi apariencia física. Cuando voy caminando por las calles hasta las mujeres se burlan de mí, porque dicen que nunca puedo llegar a ser una de ellas”, agregó Henao.
Estas comparaciones pueden perjudicar de manera psicológica a todo aquel que se las haga, pues la moral y el ego se desmoronan cuan juego de parqué en medio de las brisas decembrinas. “Todo eso termina afectándonos de manera psicológica, podemos llegar a creer que nuestro cuerpo no es apto, que nuestra transición no está bien, esas personas crean inseguridades en nosotros. Todos esos comentarios generan que uno pueda violentarse con uno mismo por querer entrar en los estereotipos de la sociedad”, señala la mujer.
Henao señala que tanto ella ha sentido de primera mano lo que se vive en los lugares públicos, simplemente por mostrarse como son: “En los parques somos objetivos de los vigilantes y hasta de los señores de la tercera edad que no conciben que nosotros vivamos de esta manera, ya que tienen un pensamiento muy arraigado al pasado, es por eso que nos quieren sacar de allí, ya que somos monstruos y abominaciones que van a perturbar la inocencia de los niños”.
Mapeo de la exclusión
Como Carla, existen muchas personas de la comunidad que son víctimas de violencia, es por esto que en un ejercicio participativo Caribe Afirmativo, como organización social que lucha por los derechos de personas LGBTIQ+, lanzó la estrategia “Mapeemos la exclusión” que inició con el recorrido por las localidades y barrios el área metropolitana de Barranquilla en el mes de abril del 2022 mediante la técnica participativa de cartografía social con una perspectiva integradora, cuya meta era conectar las vivencias en los cuerpos de personas LGBTIQ+ y las ciudades o municipios.
Wilson Castañeda, director del colectivo, indicó a AL DÍA que por medio de esta actividad pudieron denotar cinco problemas estructurales de violencia en la capital del Atlántico, los cuales “si no se superan seguirán haciendo muy difícil la vida de las personas LGBT en nuestra ciudad. El primero tiene que ver con la discriminación.
El mapeo da cuenta de que hay un uso naturalizado y generalizado de chistes, expresiones verbales, pero también asuntos simbólicos que la gente presenta como de forma inofensiva y que aparecen mucho en redes sociales, en espacios radiales y públicos, que están reproduciendo expresiones discriminatorias en contra de la comunidad”.
Según Castañeda, el problema es que estas expresiones, que para algunos es motivos de risas, generan afectación en las personas LGBT, a las cuales “les lleva a sentir como si su vida no tuviese sentido, lo que hace que se aíslen o que escondan su expresión de género por el tema de ser discriminadas”.
El segundo problema que dio a conocer la estrategia se enfrasca en el espacio público, el cual es entendido como un espacio para toda la ciudadanía, pero, de acuerdo con el director de Caribe Afirmativo, no se entiende igual para las personas de la comunidad.
“Básicamente porque la mayoría de los casos de agresiones físicas y verbales, así como los casos de violencia por parte de la fuerza pública a las personas LGBT, se registran en estas zonas cuando quieren retirar, prohibir su uso, o que las personas de la comunidad actúen de una manera diferente. Y es que en Colombia las expresiones de afecto están permitidas desde que no sean obscenas. Un beso, una caricia o una tomada de manos es posible en este país. Qué pasa, que en el sectores públicos de la ciudad –cuando lo hacen parejas heterosexuales– parecen que está muy bien, pero cuando lo hace una del mismo sexo pues no lo está, y eso va en contravía de la Corte Constitucional”.
Ausencias de espacios seguros
Particularmente en las localidades del suroriente y suroccidente de Barranquilla el ‘mapeo’ registró que muchos lugares para que los ciudadanos accedan a derechos, llámense Pasos del sector salud, colegios, canchas, centros de acción comunal, son espacios donde se cometen agresiones físicas, y en donde muchas veces no solo son permitidas, sino que no son denunciadas estas acciones en contra de esta comunidad.
“Se presentan datos muy preocupantes, donde nos revelan que en distintos Pasos de la ciudad, sobre todo en la localidades mencionadas, las personas LGBTson revictimizadas, sin dejarlas acceder a los servicios, se les llaman sin sus nombres identitarios, los cuales ellos ya no se reconocen como tal”.
Control territorial de bandas criminales
Uno de los grandes problemas que tiene el pueblo barranquillero es el tema de los bandas delincuenciales, las cuales entran en guerra constantemente por los territorios para la venta de estupefacientes, extorsión y demás, mismas organizaciones que, según Wilson, han utilizado a las personas LGBT bajo tres modalidades.
“En primer lugar les prohíben el desarrollo de su personalidad, a las personas trans les prohíben tener expresión de género en el espacio público, a las personas del mismo sexo les prohíben tener expresiones de afecto, a las personas LGBT les prohíben hacer reuniones por ciertas calles, y esto ocurre sin intervención de las autoridades”, dijo el director.
El segundo tema es mucho más grave, pudiendo este acabar con víctimas mortales: “Hemos encontrado cómo los actores armados han puesto en jaque en medio de los conflictos que ellos tienen a las personas LGBT, y en algunos barrios de la ciudad se han encontrado que se le han pedido a algunas mujeres trans que tienen peluquerías y demás que las presten para guardar la droga del microtráfico o armamento y lo que puede pasar con esta situación, en caso de que ellas lograran materializarlo, porque no es una solicitud sino una exigencia, es ponerlas en riesgo”, detalló Castañeda.
Ausencia de acciones afirmativas
El último factor tiene que ver con ausencia de acciones afirmativas, pues si bien en Barranquilla se han mandado mensajes de reconocimiento a esta comunidad, para el director del colectivo “son mensajes descontextualizados, aparecen en la marcha del Orgullo Gay, en la Guacherna Gay, pero no tenemos una infraestructura en las alcaldías locales, en las acciones comunales, en los establecimientos educativos, que haga que los ciudadanos LGBT que habitan la ciudad se sientan seguros y que sus derechos son reconocidos. Algunos funcionarios públicos que están hechos para atender al ciudadano, llámese esas oficinas de atención al usuario y demás, son personas que no están preparadas en el enfoque de género”.
En ese sentido, Caribe Afirmativo, a través de los resultados del proceso de mapeo busca “entregar este instrumento a la Alcaldía Distrital con el objetivo de ayudar a su plan de desarrollo, el cual tiene la tarea de caracterizar cuáles son las principales dificultades de las personas LGBT en la ciudad".
"A su vez resaltar la gran importancia de seguir insistiendo en la promoción de políticas públicas y la promulgación de leyes que promuevan cambios estructurales en las realidades de las personas LGBTIQ+ en Colombia. Esperamos que sigamos trabajando en materia de cultura ciudadana para que Barranquilla sea cada vez mejor”, finalizó Wilson Castañeda.
Datos de la exclusión
Más del 60 % de las personas participantes en Barranquilla, Cartagena, Soledad y Maicao manifestaron haber sufrido más de dos violencias en el momento en el que habitan el espacio público. Al menos el 55 % han sido insultadas, mientras que más del 48 % han recibido violencias verbales y más del 40 % han sido amenazadas. El 38 % fue víctima de bullying, especialmente en entornos educativos, y el 37 % ha sido víctima de violencia sexual.
Este dato no es menor teniendo en cuanta que la violencia sexual en personas LGBTIQ+ suele estar asociada a factores de “corrección”. Las personas participantes de los territorios mencionados también escogieron los lugares que consideraban de mayor vulnerabilidad para ellos y ellas. Las calles fueron las más nombradas, con más del 75 %, mientras que los parques y plazas ocuparon el segundo lugar con un 66 %. La presencia de los CAI de Policía, con un 46 %. Las iglesias y espacios religiosos son otro elemento destacado en la lista, con más del 45 % de los participantes afirmando que no son un espacio seguro.