Barranquilla despidió entre honores al patrullero Valera, víctima del atentado en Amalfi.
Familiares y altos mandos de la Policía despidieron a José Daniel Valera Narváez, conocido como ‘Hopi’ entre sus amigos del barrio Evaristo Sourdis. El joven patrullero de 24 años murió en el ataque con dron bomba perpetrado por el frente 36 de la disidencias de las Farc en Amalfi, Antioquia.
Con profunda tristeza, familiares, allegados, amigos y miembros de la Policía Nacional se reunieron en la mañana de este lunes 25 de agosto en la casa funeraria Abadía La Ascensión, en Barranquilla, para despedir al patrullero José Daniel Valera Narváez, víctima del atentado con explosivos ocurrido en Amalfi, Antioquia.
Al velorio asistieron más de 500 personas, entre ellas el general Edwin Urrego, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, y el coronel John Harvey Peña Riveros, jefe de la institución en el Atlántico, quienes encabezaron los honores fúnebres al uniformado barranquillero, perteneciente a la Unidad Antinarcóticos.
El joven, de 24 años, murió junto a doce compañeros el pasado jueves 21 de agosto, cuando un dron cargado con explosivos impactó uno de los helicópteros en los que se desplazaban después de realizar labores de erradicación manual de cultivos de coca en zona rural de Amalfi.
El ataque, atribuido al frente 36 del Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las Farc, dejó una de las masacres más dolorosas contra la fuerza pública en los últimos meses.
Entre lágrimas, Henry Valera Castro, padre del patrullero, relató que su hijo siempre pidió ser trasladado más cerca de su familia, sueño que nunca se cumplió. “El general me dijo que había que investigar eso. ¿Ya para qué, si el daño está hecho? Mi pelado quería estar en la Costa, en Santa Marta o Cartagena, pero nunca lo escucharon”, expresó con impotencia.
El progenitor recordó que aquel jueves tuvo un mal presentimiento, un escalofrío que lo acompañó durante la jornada laboral y que horas más tarde se transformó en la noticia que nunca imaginó recibir.
Desde muy joven, José Daniel sintió afinidad por el uniforme verde oliva. Su padre contó que, sin consultar a nadie, se presentó a la Escuela de Policía, convencido de la vocación que lo acompañó hasta sus últimos días. Tras un año como auxiliar, inició su carrera oficial y más adelante fue seleccionado para el curso antinarcóticos, que lo llevó a servir en distintas regiones del país. “Primero estuvo en Putumayo, después en Aguachica, luego en el Tolima y en los últimos dos años en Amalfi. Siempre asumió cada prueba con entrega, aunque eran territorios difíciles. Esta vez no hubo un milagro que lo salvara”, lamentó.
En el barrio Evaristo Sourdis, donde creció, el patrullero era recordado como un joven servicial y querido por todos, al que llamaban cariñosamente ‘Jopi’. Sus vecinos resaltaron su cercanía con la comunidad y el cariño especial que tenía hacia su abuela de 83 años. Además, sus familiares revelaron que uno de sus grandes sueños era comprarles una casa a sus padres para brindarles tranquilidad y agradecimiento.
“Era mi pechichón. El último día que hablamos me dijo: ‘papi, el viernes voy para Barranquilla y el sábado nos encontramos’. Esa fue la última vez que hablé con él”, recordó su padre, con la voz entrecortada.
Finalmente, la despedida se selló con las palabras de su madre: “chao, mi patrullero hermoso, mi gran héroe, cuídame desde el cielo”.
El cortejo fúnebre se dirigió luego hacia el Cementerio Universal, donde descansan los restos del joven uniformado, acompañado por el homenaje de sus compañeros y superiores.