¿Alguna vez se han preguntado qué pasa con las esponjas de cocina o cada cuánto hay que cambiarlas o por qué cogen mal olor? Pues de acuerdo con una investigación hecha por científicos en Alemania, encontraron la presencia de unos microorganismos en las esponjas que son los principales causantes de infecciones.
Según un reportaje publicado en BBC Mundo, esta bacteria fue identificada como ‘Moraxella Osloensis’, y es la misma que causa el mal olor en la ropa sucia. Es decir, esto esxplicaría porque las esponjas de cocina tienen ese aroma tan desagradable. “Nuestro trabajo demuestra que las esponjas de cocina albergan una diversidad de bacterias mucho mayor de lo que se pensaba”, indicaron los científicos encargados del estudio.
Sin embargo, la mayoría de personas piensan que con lavar las esponjas con agua y jabón o ponerlas a hervir disminuyes las bacterias, pero no, sucede todo lo contrario. Es decir, al lavarlas se crea un porcentaje mayor de bacterias perjudiciales que antes de haberlas “desinfectado”, de acuerdo a los resultados del estudio.
La investigación también arrojó que en tan solo un centímetro cúbico de esponja puede haber una cantidad de bacterias igual que en las heces. Pero, ¿por qué sucede esto? Una hipótesis al respecto es que estas bacterias perjudiciales son más resistentes y "recolonizan" de manera rápida las áreas abandonas por otros microbios más susceptibles a los detergentes.
Philip Tierno, profesor del departamento de Microbiología y Patología del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, explicó la importancia de limpiar adecuadamente las esponjas porque si no lo único que se está haciendo es lavar nuestros platos con una “capa de gérmenes”.
¿Hay alguna solución o manera de desinfectar nuestras esponjas? Sí, según Tierno, la más efectiva es mezclar nueve partes de agua y una de lejía, mezclar esto –usando guantes- con la esponja y dejarla en la mezcla entre unos 10 a 30 segundos.
Luego de sumergir la esponja en la mezcla, el experto sugiere guardar un recipiente con esa solución y tenerlo a mano para limpiarla después de cada uso. Por último, después de sumergirla se debe apretar la esponja para que el líquido se escurra y se pueda secar rápidamente.
Sin embargo, si utilizar la mezcla de lejía resulta un poco engorroso, los investigadores sugirieron cambiar las esponjas cada semana y tener en cuenta que "una esponja que huele mal es una esponja llena de gérmenes", finalizó Tierno.