El peruano Alberto Rodríguez vino en silencio, se mantuvo en silencio y se fue en silencio. ‘El Mudo’ no solo pasó desapercibido en Junior por su introvertido carácter, sino también porque en lo futbolístico no aportó absolutamente nada.
El central mundialista de la selección peruana rescindió ayer, en común acuerdo con el club, el contrato que lo unía al equipo rojiblanco.
Su paso, que duró únicamente un semestre, registró 496 minutos jugados —406 en la Liga y 90 en la Copa Libertadores—, lesiones por doquier y un descarado desinterés.
Rodríguez, en Barranquilla, se dedicó a descansar... y a cobrar. Su objetivo era cuidarse para asegurar su presencia en el Mundial de Rusia con su selección y así lo hizo. De lesión en lesión, pasó todo el tiempo en el departamento médico. No hizo el más mínimo esfuerzo para volver y cuando pudo hacerlo, habló con el DT Julio Comesaña y le dejó claro su prioridad.
“No es posible que un jugador entrenando se lesione tanto”, dijo en alguna oportunidad el entrenador rojiblanco.
“Me pongo en su piel, con su edad jugar un Mundial es importante, pero acá hay mucha preocupación porque es extranjero, con recorrido, porque había una necesidad y no ha estado ni en los momentos cruciales”, recalcó un disgustado Comesaña.
Su última perla la protagonizó el mes previo al inicio del Mundial, cuando decidió unirse a su Selección sin permiso oficial del club. Comesaña no ocultó su molestia.
Al final ‘El Mudo’ cumplió su objetivo. Jugó un partido y medio en el Mundial de Rusia (90 minutos ante Dinamarca y 45 frente a Francia) y luego de la eliminación de su Selección regresó al Junior... una vez más, lesionado. Un total descaro.