El nombre de Walther Osvaldo Arrubla Hoyos no es desconocido en el mundo de las artes en Sucre, tal vez él sí, muchos lo imagen como un señor, no se equivocan, lo es, pero no por sus años, solo ha estado en este mundo tres décadas, sino por el profesionalismo con el que ha mantenido su carrera como artista plástico.
Es el único artista de la familia, por lo que la responsabilidad es mayor, sin embargo, realiza su trabajo con la frescura de quien sabe lo que hace.
Desde muy niño supo que el arte era lo suyo y sus padres también, siendo ellos quienes impulsaron la carrera de su pequeño a quien le compraban lápices, colores, pinturas marcadores y block.
“Más que un color, más que un equipo, soy colombiano” es el nombre que le dio a esta obra que la conforman los rostros de los jugadores de la Selección Colombia.
Poco tiempo después, cuando cursaba 4° grado, se ganó un concurso de pintura realizado por Norma, dibujó un paisaje que se encontraba en uno de sus libros. Desde ahí vio en la pintura su fortaleza, vendía pinturas de los dibujos animados de la época entre 50 y 200 pesos.
A los 13 años, el maestro Ramiro Blanco le dio la oportunidad de ingresar gresar a una escuela de arte, pero no terminó, lo único que asegura es que sucedió algo que no le gustó, pero no dio más detalles.
Alcanzó a pintar un cuadro de acrílico en lienzo, era un paisaje que vio en un álbum de chocolatina Jet que todavía conserva.
Después de muchos años logró graduarse de artista plástico y su trabajo final fue una investigación sobre ‘Las Corralejas del Caribe’, mostrándola desde el área cultural y crítico. Fue una serie de 25 obras que trabajó desde el 2006 hasta el 2012.
Sus pinturas, explicó, reflejan, alegría, sabor, sazón, paz, así como la gracia y la gloria de Dios porque como cristiano, ha buscado plasmar eso en los lienzos y lo mejor que pueda ser interpretada por el espectador.
Este artista también es ingeniero agrícola y solo responde que esto se dio por cosas de la vida, porque le tocó.
Hoy en día se desenvuelve tanto en la ingeniería como en el arte, sin embargo, este último, siempre será lo que más le llame la atención.
Su fuente de inspiración principal es Dios, además la alegría que lo caracteriza y que lo rodea, esto en lo que se refiere a la cultura, la música y el sentir de la Región Caribe.
“Mi vida está partida en tres, Dios, mi familia y el arte, en esos tres eslabones gira mi vida”, recalcó.
Sus obras no tienen fecha de entrega, pueden durar entre una semana hasta 6 meses, todo depende del tema, si tiene los conceptos claros y la complejidad de la misma.
“Hasta el momento la obra que más me ha gustado se llama 1.980 la que vendí para pagarme un semestre en la universidad, me dolió venderla porque marcó mi vida como artista. Se llama así porque en ese año se cayeron las corralejas en Sincelejo. Es el rostro de una mujer llorando y al fondo se ven unas maderas que representan los pacos”, explicó.
Muchas de sus obras no tienen nombre, considera que no es lo esencial, no es lo que marca una pintura, sino la sensación del espectador, lo que cree y piensa.
Arrubla también es Licenciado en Educación Básica con énfasis en artística y en los últimos años se ha dedicado a la gestión cultura. Ha participado en varias exposiciones, en algunas de ellas ha sido organizador, entre esas están: I Exposición de Artistas Jóvenes, ‘Raíces del arte’; I Encuentro Internacional de Artistas de Sucre y Expodanzarte. El artista es pastor de la iglesia Jehová tu sanador donde lleva la palabra de Dios con su esposa Brenda Paternina y por su puesto, su arte, que lo ha llevado a tener reconocimiento con cada trazo que plasma en su lienzo.