
El museo subterráneo de las momias de Guanajuato
Existe un extraño lugar en el que los restos humanos son expuestos al público, y pese a que datan de siglos anteriores se mantienen casi que intactos. Son varias las teorías que existen alrededor de este enigma.
El ser humano siempre se ha interesado por descubrir todo lo relacionado con sus antepasados, para de esa forma darle sentido a muchas cosas del presente. Es en esa búsqueda donde se topa con hallazgos horripilantes.
Uno de estos ocurrió en Guanajuato, México, donde existe un museo subterráneo de 100 momias.
Los hombres boquiabiertos, los niños de piel curtida y otros cadáveres han atraído a viajeros curiosos durante más de un siglo. Los visitantes primero pagan unos pesos para ver las momias en una cripta subterránea. Desde 1969, se exhiben bajo espeluznantes focos en el Museo de las Momias.
Estos cadáveres preservados naturalmente (no hay vendajes ni embalsamamiento aquí) de los siglos XIX y XX son un generador de ingresos y una fuente de orgullo local para esta ciudad. "Las momias de Guanajuato aportan los mayores ingresos económicos al pío después del impuesto predial", dice el antropólogo mexicano Juan Manuel Argüelles San Millán. "Su importancia es difícil de exagerar".
Las momias también son controvertidas. A los viajeros de otras culturas les cuesta entender por qué una de las ciudades más hermosas de México exhibe macabros restos humanos. Algunos estudiosos creen que los cuerpos están mal almacenados y mal etiquetados.

A pesar del espectacular centro histórico de la ciudad de Guanajuato, el museo de las momias en las afueras de la ciudad suele ser el primer lugar que visitan los turistas. "Voy a ver a las tías", bromean los mexicanos rumbo a Guanajuato. La gente hace fila durante horas para entrar en el museo, codo con codo con los vendedores ambulantes que venden charamusca, un caramelo local de azúcar y canela con forma de momias.
Los turistas mexicanos tienden a aceptar los cadáveres en exhibición con una mezcla de interés y respeto, pero no repugnancia: después de todo, este es el lugar de nacimiento de los Días de los Muertos.
"Para los mexicanos, esto no es raro. Tenemos un nivel de comodidad con la muerte: llevamos comida a nuestros seres queridos muertos en el Día de los Muertos e invitamos a los mariachis al cementerio".
Alrededor de Guanajuato, escuchará susurros fantasmales sobre el origen de las momias: algunas fueron enterradas vivas, otras murieron en un brote de cólera, y todas se conservaron gracias a la riqueza del suelo en minerales. "Además, para que la gente se interesara en ver las momias, los trabajadores del cementerio comenzaron a contar historias sobre ahorcamientos, forajidos y brujas", dice Gerald Conlogue, profesor emérito de diagnóstico por imágenes de la Universidad de Quinnipiac que ha estudiado extensamente las momias.
Revelando secretos
Al igual que muchos cementerios públicos, el Panteón Santa Paula de alrededor de 1861 tenía una política en la que las familias pagaban un impuesto funerario anual para mantener los restos de sus seres queridos enterrados en sus tumbas. En 1865, los trabajadores del cementerio comenzaron a retirar los cuerpos de las personas cuyos familiares no podían pagar las tarifas o que no tenían familia viva.
Al abrir las tumbas, los trabajadores esperaban huesos polvorientos. Pero encontraron muchos cuerpos aún notablemente intactos con piel, cabello e incluso lenguas. El ambiente cálido y seco resultó ser ideal para la conservación de restos humanos. "Si el sol pega todo el día en los cuerpos, como es el caso del Santa Paula, hace que ellos se deshidraten rápidamente", dice María del Carmen Lerma Gómez, antropóloga forense que trabaja en el estudio.