Un nuevo episodio de violencia sacude el sistema penitenciario ecuatoriano. En un centro de máxima seguridad ubicado en Machala, provincia de El Oro, 27 internos fallecieron por ahorcamiento, según confirmaron las autoridades. Se trata de un hecho inédito por la magnitud del número de víctimas en un solo incidente de este tipo.
Las primeras investigaciones señalan que los internos se quitaron la vida de manera coordinada, utilizando métodos de suspensión dentro de sus celdas. Durante la madrugada, la misma prisión registró otros 4 muertos y 33 heridos, entre ellos un agente de policía, en medio de un proceso de reorganización de los reclusos.
La situación evidencia nuevamente la crisis estructural de las cárceles ecuatorianas, marcadas por hacinamiento, presencia de bandas criminales y falta de supervisión efectiva. Desde 2021, cientos de internos han muerto en enfrentamientos violentos dentro de los penales, situación que ha llevado al Gobierno a declarar la existencia de un “conflicto armado interno” por la influencia de grupos delictivos en los centros de reclusión.
El presidente de Ecuador ha reforzado medidas de control y seguridad en los penales, pero los incidentes recientes muestran la dificultad de implementar reformas efectivas en un sistema saturado. Las autoridades penitenciarias indicaron que continuarán investigando los hechos para determinar responsabilidades y evaluar medidas preventivas que eviten nuevas tragedias.
Familiares de los reclusos y organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la falta de información sobre los fallecidos y las condiciones de detención, subrayando la necesidad urgente de mejoras en la supervisión, atención médica y protocolos de seguridad dentro de las cárceles.