Escucho su respiración agitada como un susurro mientras le beso el cuello y mis manos juguetean entre sus piernas tersas. A veces cuando la miro, mientras mi lengua cambia de pezón, veo que tiene los ojos cerrados y la boca entreabierta.
Por el diminuto agujero que dejan sus labios se escapan los gemidos más excitantes que jamás he escuchado. Seguidos de exhalaciones en los que, literalmente, pierde el aliento.
La sigo besando. Pruebo cada centímetro de piel. Me agarra la cabeza, como dibujando su propio mapa de placer. Quiere que aterrice allí, donde el sexo sabe a gloria y ella ve las estrellas.
Lo hago y se retuerce sobre la cama. Gime cada vez más fuerte. Sus manos se pierden en esa hermosa cabellera azabache hasta que por fin habla. Me ordena, de un sopetón, que pare y entre, sin tanta demora. No aguanta más.
Ahora su pelvis es golpeada por la mía. No con fiereza, sino con excitación sutil. Es increíble. No puedo creer que esté teniendo sexo con una amiga con la que, hasta hace unos días, compartía secretos de mi intimidad con otras mujeres.
AskRalph
Sonrío al pensar esto y ella me ve. “Dale, acaba”, me dice. Entonces siento explotar y me despierto. Veo a mi alrededor oscuridad y solo siento mi respiración de toro bravo. Estoy sobre una almohada. Solo era un sueño.
Me pasó hace unas noches. Tuve un sueño húmedo como cuando era adolescente y me sentí avergonzado. Al día siguiente me preocupé, porque creí que algo me estaba pasando, que no era normal a los 34 años tener ese tipo de sueños.
Estaba equivocado. Amigos psicólogos y urólogos me explicaron por qué ocurre. Me contaron, por ejemplo, que estos episodios pasan durante la segunda etapa del sueño, que es la fase MOR (Movimiento Ocular Rápido o REM por sus siglas en inglés).
Y aunque no lo crean, es normal que las mujeres también tengan este tipo de sueños.
Maxim
En ese estado el sueño es más profundo y el organismo sufre baja en temperatura corporal y pulso, el oído se pone alerta y los ojos se mueven bajo los párpados de un lado a otro de manera similar a cuando se está viendo una película, lo que se denomina fase MOR, momento en el que se presentan los sueños y el cerebro está tan activo como si se estuviera despierto.
Los urólogos, por ejemplo, afirman que la eyaculación nocturna puede ser provocada por un mecanismo automático del organismo para mantener el buen funcionamiento de los genitales masculinos, “ante el desuso de tu miembro”, me dijo un amigo. Los psicólogos, en cambio, indican que estos episodios ocurren tras ser estimulado oníricamente (al soñar), lo cual es más común ante la falta de actividad sexual.
Cuando me explicaron eso, entendí que en cualquiera de los dos casos los sueños húmedos o poluciones nocturnas se presentan por ausencia de la actividad sexual. Tiene sentido pues hasta aquella madrugada, había logrado un anti-récord de 15 días sin sexo.
También pudo deberse a la atracción que he empezado a sentir por mi amiga, a quien no le he contado que le tengo ganas y que soñé con ella, con la esperanza de ese sueño se me cumpla.