Henry, el abuelo fotógrafo que invita a todos a hacer deporte
Henry Castro González, de 81 años de edad, ha recorrido más de 40 mil kilómetros marchando por las calles de Barranquilla en 30 años de actividad física. También ha participado en competencias de ciclismo y bolos en diferentes zonas del país.
Muchas veces lo hemos visto con un ágil paso por distintas calles de la localidad Suroccidente de Barranquilla, vestido de sudadera y tenis, y con una actitud ejemplar.
Se trata de Henry Castro González, un abuelo de 81 años de edad que ha recorrido más de 40 mil kilómetros, marchando por las calles de Barranquilla en 30 años de actividad física. También ha participado en competencias de ciclismo y bolos.
Natal de la ciudad de Cali, de padres antioqueños y ‘nacionalizado costeño’, como él mismo lo refiere, Castro recuerda que llegó a esta ciudad en el año de 1967, después de recorrer diferentes sitios de la geografía colombiana, haciendo una de las cosas que más le apasionan en la vida: la fotografía, así que se enfocó en algo particular que es captar las imágenes a estudiantes en los diferentes colegios de la ciudad.
Su labor consistía en detener el tiempo en una fotografía que tomaba a los alumnos, sentados en un pupitre, con el lápiz en la mano, apoyándolo a un cuaderno, y haciéndolos dibujar una amplia sonrisa en sus rostros, para perpetuar el momento para la posteridad.
Fue tan grata la acogida que recibió de los barranquilleros, que decidió ‘lanzar su ancla’ en esta ciudad, donde lleva viviendo más de 57 años, en los que ha fotografiado a más de dos generaciones de estudiantes.
Su pasión por el deporte nació a los 12 años, en su terruño, se inició en el ciclismo, pedaleando en pista y ruta, lo que lo lleva participar en la vuelta a Colombia en el año de 1966, que zarpó desde San Cristóbal, Venezuela, y terminó en la ciudad de Medellín.
Cuenta que la competencia fue tan dura que le costó muchísimo terminarla, pero lo logró, ya que para él es un reto llegar siempre a la meta. Hizo parte de la liga de bolos del Atlántico, a la cual perteneció durante doce años, en la cual cosechó varios triunfos.
UNA HERNIA DISCAL LO LLEVA A PRACTICAR LA MARCHA.
A la edad de 40 años, desarrolla una hernia discal, patología degenerativa de la columna vertebral, a raíz de esa enfermedad, el médico tratante le siguiere que debía realizar una rutina diaria de caminata, para poder conservar la movilidad, o de lo contrario, podía perder la locomoción de sus extremidades inferiores, lo que lo confinaría a estar sentado para siempre en una silla de ruedas.
Ante la eventualidad que se le presenta en su salud, se coloca en la tarea de realizar una rutina diaria de dos horas caminando en los al rededores de los diferentes parques de la ciudad, es allí donde el profesor Carlos Reyes, lo observa y lo invita a que practique la marcha, pues se desplazaba a un buen ritmo.
RUTINA PARA SALIR A MARCHAR
Realiza su rutina cuatro días a la semana, la cual comienza desde las tres de la madrugada, para evitar la contaminación por monóxido de carbono, que emiten los diferentes vehículos que transitan por la ciudad, luego de hacer los respectivos movimientos de calentamiento, inicia un recorrido de 15 kilómetros, a lo largo de las diferentes calles que se encuentran en la ciudad, la rutina termina pasadas las seis de la mañana, es decir, semanalmente puede marchar entre 50 y 60 kilómetros.
QUIERE LLEGAR MARCHANDO HASTA LOS 100 AÑOS
Lo que inició como un consejo médico, hace más de treinta años, para mejorar su salud, se convirtió en la pasión que día tras día, llena de vitalidad y felicidad a Henry Castro González, que todos los 20 de julio, día de su cumpleaños, se regala la hazaña de recorrer 22 kilómetros 300 metros, saliendo a las tres de la mañana, del parque del barrio Los Andes, hasta llegar a la Plaza principal del municipio de Puerto Colombia, en la cual este año, logró detener el cronómetro en 3 horas y 10 minutos, 2 minutos menos que el año anterior.
Cuenta Castro González, que lo más difícil que tiene la hazaña, es llegar al punto de referencia en la Vía al Mar, conocido como la Y de Chinos, porque ahí, comenta él, comienza una loma bastante pronunciada, que el atleta que no tenga fondo o suficiente resistencia, se queda sin oxígeno, y es muy probable que, se vaya al piso, y no logre su cometido, es por ello que se debe tener mucha disciplina y preparación, para poder lograr llegar hasta a la meta.
Ahora lo que más le gustaría a este formidable corredor, es que El Todopoderoso, le siga regalando muchos años más de vida, para poder seguir disfrutando de su familia, especialmente de su esposa, hijos, y nietos, a los cuales los consiente a cada momento, y por supuesto, llegar a un siglo de vida, haciendo la otra cosa que más lo apasiona, marchar por las calles de Barranquilla.