Una noche de miedo pasaron los habitantes de la cuadra donde ocurrió el homicidio de Carmen De Jesús Riccioli Castro, la mujer que habría sido asesinada por uno de sus empleados, un venezolano de nombre Daniel Silva, al que al parecer se lo tragó la tierra porque no aparece por ningún lado. La brutalidad del homicidio —Riccioli Castro fue ultimada a cuchilladas y martillazos—, hizo que los vecinos del apartamento situado en la calle 68B No. 25B – 17, barrio San Felipe, pasaran una “noche de perros”.
Bajo reserva de identidad un habitante del sector explicó que la vivienda donde mataron a la mujer de 58 años, es propiedad de un “señor que vive en Estados Unidos y la arrienda”. En la misma situación está el apartamento de al lado, que está alquilado a unos recién casados. “La pareja tiene un perro y dicen que no ladró durante el tiempo en que dicen ocurrió el asesinato”, relató el vecino, haciendo referencia a la madrugada del pasado 8 de enero.
Esto refuerza la hipótesis de que el homicida sería una persona que estaba con la víctima dentro del apartamento, y todo apunta a Daniel Silva, el venezolano que según los vecinos llevaba apenas un par de días conviviendo con Riccioli Castro.
La dama le había brindado trabajo y alojamiento al parecer por recomendación de un allegado. Otra vecina señaló que “la muerta” era “una señora muy aseada”, a quien se topaba muy temprano todas las mañanas, cuando ambas salían a barrer las terrazas de sus casas. “Ella me dijo que tenía mi misma edad pero era una mujer muy bien conservada, los domingos salía muy bonita, con su cabello planchado y ropa elegante a un iglesia cristiana”, relató la vecina.
La gente de la cuadra coincide en que Carmen de Jesús Riccioli Castro era una mujer amable y de trato agradable, sin embargo no le había brindado confianza a nadie, posiblemente porque solo llevaba dos meses viviendo en el apartamento donde la asesinaron. Todos por el sector la conocían porque vendía deditos, y muchos de los niños de la cuadra (por consiguiente los padres) los consumían y acostumbraban a comprarle.
Recién mudada la mujer ponía los deditos en una vitrina en la terraza de la casa, pero cuando se dio a conocer retiró la vitrina y los vendía por la ventana. Sobre el presunto asesino la gente dice que apenas llevaba un par de días viviendo en la casa de la víctima, y era uno de los cuatro jóvenes que le ayudaba en el negocio.
“Esos pelaos eran muy callados, ellos si no hablaban con nadie, y sobre todo ese, era como raro”, expresó otra señora de la zona. Un investigador judicial manifestó que las autoridades tienen en su poder datos y fotos de Daniel Silva. El extranjero borró sus redes sociales una hora después de que el asesinato se conoció por los medios, aproximadamente a las 8:30 de la mañana del 8 de enero.
“Se está realizando una búsqueda intensa y puede que en los próximos días la imagen se entregue a los medios, es un tema que se evalúa con lupa por los Derecho Humanos y la presunción de inocencia”, manifestó la fuente.
Con las luces encendidas
Varios vecinos confesaron que durmieron mal o tuvieron que pernoctar con las luces encendidas por el miedo que les generó el episodio. “Por acá lo más pesado que se veía eran los atracos en moto, tipos que pasan y se llevan los celulares, pero nada así, un crimen tan violento”, expresó una habitante de la zona.
Una de las formas que tomó el miedo fue un rumor que se regó en el barrio y era que el asesino no escapó vestido con la ropa de la víctima, como dicen algunos, sino que se voló los patios y estaba escondido en alguna de las casas de la zona. Por eso muchos dejaron las luces prendidas y revisaron las propiedades una y otra vez.
Incluso la historia según la cual el homicida escapó vestido con la ropa de la víctima es solo eso, una historia, ya que a las 3:00 de la madrugada, momento en que se dice lo vieron salir, nadie estaba despierto, confirmó la fuente judicial consultada.
Por el momento la pista más sólida que tienen las autoridades para esclarecer el horrendo crimen es un nombre: Daniel Silva, y una imagen que, por el bien de la ciudadanía y en caso de ser confirmada plenamente por las autoridades, debería ser revelada a la opinión pública como ocurre en los países anglosajones.