Con la vida pagó Marco Tulio Jugo Portillo haber entablado una relación sentimental con una mujer que a pesar de haber terminado una relación anterior, sufría el acoso permanente de su exmarido, un tipo violento y celoso que no la dejaba en paz.
AL DÍA conoció la historia de este triángulo amoroso tras indagar con los habitantes de la cuadra donde ocurrió la muerte de Jugo Portillo, calle 10 No. 29 -123, barrio Rebolo. El ‘Canoso’, como le decían a la víctima,tenía 30 años y era natural de Atico, Maracaibo, en Venezuela.
Había llegado hacía pocos días a Barranquilla, y se desempeñaba como conductor de un carricoche. Residía en una pensión de Rebolo en la que todos son venezolanos, y por la que pagaba 5 mil pesos diarios.
‘DIME SI TU MARIDO ESTÁ ARMADO’
Un vecino declaró, con la condición del anonimato, que Marco les había hecho una terrible confesión. “Cuando él cogió confianza nos contó que un tipo lo estaba buscando para matarlo por andar con su mujer, a pesar de que ellos se habían dejado hacía cinco meses. Nosotros lo ayudamos para que no lo encontraran, porque él nos decía que vino a trabajar dignamente para mandarles dinero a los dos hijos pequeños que había dejado en Venezuela”.
Pero a las 10:15 de la mañana del domingo, cuando los inquilinos desayunaban, Marco recibió una llamada de la novia quién le comentó que su expareja lo estaba buscando para matarlo, que se cuidara,porque el tipo andaba por la calle 17.
“Marco le pidió que la informara si el marido anda armado, porque él le podía responder a los puños, pero de otra forma no, porque no tenía ningún amigo acá”, agregó el vecino que habló con AL DÍA.
SE ESCAPÓ UNA VEZ
El ‘Canoso’, aterrorizado, les pidió a sus compatriotas que le guardaran el bicicoche, mientras él se ocultaba. Sin embargo, el sujeto logró ubicar la pensión en la que permanecía Marco Tulio Jugo, y llegó a cumplir su propósito criminal. Este tuvo que saltar la paredilla del patio y esconderse en una casa vecina para salvar la vida. Cuarenta minutos después de este incidente, el venezolano regresó convencido de que había burlado a su fiero y tenaz perseguidor. Pero el tipo lo esperabaescondido en una esquina, y cuando lo vio entrar lo siguió y Marco no tuvo escapatoria.
“El ‘chamo’ llegó y le entró una llamada de la novia. En ese momento irrumpió otra vez el marido de la chica. Marco Tulio alcanzó a decirle a la muchacha que tenía a su marido en frente, y le colgó para tratar de enfrentarlo a puños, pero el tipo sacó un chuchillo carnicero y sin decir nada lo empezó a apuñalar”, relató el testigo. En total al ‘Canoso’ le pegaron seis puñaladas, dos en el pecho y cuatro en el abdomen, con ese cuchillo conocido popularmente como ‘mataganao’.
NADIE RECLAMA EL CUERPO
Con sus últimas fuerzas Marco se liberó de su asesino y corrió hasta la calle 30, donde murió en brazo de un compatriota venezolano que trató de socorrerlo. Este lo trasladó, ya sin vida, al Hospital Barranquilla. “El asesino, un tipo alto y robusto, con cara de matón y ojos llenos de rabia, salió corriendo, tiró el cuchillo en el camino y luego se subió en una moto que lo sacó del sitio”, relató otro testigo.
El cadáver de Marco Tulio Jugo Portillo permanecía ayer en Medicina Legal, nadie había ido a reclamarlo. Sus familiares en Venezuela apenas se enteraron de la noticia, y no tenían recursos para viajar a Colombia. Y de la mujer con quien sostenía la relación que le costó la vida, nadie da razón.