Juana Bautista Aritama de Fuentes, la mujer más longeva del Caribe y quizás de Colombia, testigo de las epidemias y pandemias de los siglos XX y XXI, falleció en Gaira, Santa Marta, a un mes de celebrar los 113 años de vida.
Su deceso se produjo luego que su corazón, “se cansara de latir”, tal y como lo afirmó su amigo Enrique Mendoza, el mismo que le dio el apelativo de “El Roble”.
Nació el 24 de junio de 1908, durante la presidencia de la república de Rafael Reyes y cuando se implantó por primera vez en Colombia el uso de la estufa eléctrica. Sus padres eran Domingo Aritama y Teodora Alandete, oriundos de Bolívar.
Se casó con José Rosario Fuentes, un gairero raizal que molía caña para preparar la panela, en el barrio La Quinina, de esa comarca,
De esta unión nacieron 6 hijos, de los cuales sobreviven Tranquilina, Olga, Silfredo y Rosario. Tuvo 41 nietos, 93 bisnietos, 52 tataranietos y 2 choznos.
Trabajó hasta los 84 años, siendo cocinera en un restaurante de El Rodadero, propiedad de Dominga Hincapié. También vendió frutas en el mercado público de Santa Marta.
Pandemias vividas
Esta mujer, cuyos recuerdos fotográficos de su juventud se los llevó un huracán que hace muchos años causó estragos en Gaira, fue testigo de varias epidemias y pandemias que azotaron a la región, causando muertes.
La peste bubónica o 'peste negra', entre los años 1913 y 1914, la gripe española que en el año 1918 hizo estragos en Colombia, tras ingresar por los puertos de Santa Marta y Cartagena, aunque sus peores daños los causó en las montañas de Boyacá, donde dejó cerca de 2.800 muertes.
Otras más recientes como el Síndrome Respiratorio del 2002, la gripa Aviar del 2003, la nueva gripa porcina del 2009 y el letal coronavirus que llegó al país en el 2020.
Su último festejo
Debido a la covid -19, Juana Aritama de Fuentes, no pudo celebrar su cumpleaños 112 en el 2020 y seguramente tampoco el 113 este 24 de junio próximo. El último festejo lo hizo con ocasión de sus 111 años, en el año 2019.
Era un lunes y ese día desde bien temprano, se sentó en su silla de ruedas y esperó en la sala de su casa, en el barrio Nueva Bethel, en Gaira, a familiares y amigos que se acercaban para saludarla y entregarle un presente.
A todos les agradeció y les pidió que oraran por ella y por su familia y que le rogaran al Señor para que le permitiera seguir viviendo abrigada por el amor de sus familiares.
Ese día tarareó y acompañó con sus palmas el vallenato ‘Acompáñame’ de Miguel Morales.