Unas 10 personas, que se acercaban resguardándose con sombrillas del inclemente sol, caminaban por una de las calles destapadas del barrio San Carlos para llegar a la vivienda donde pasó los últimos dos meses de su vida la pequeña Darci Yovana Escobar Solano, a quien acababan de despedir en el cementerio de Santa María.
La niña de 3 años falleció en extrañas circunstancias el pasado jueves en el Paso Santa María, luego de que fuera llevada con una “fiebre alta” y “sangrado por la boca”.
En medio de dolor por la despedida, Adelaida Pérez, abuela paterna, rechazó tajantemente la versión entregada por las autoridades sobre un presunto abuso físico y sexual, y aseguró que las razones de la muerte de la niña nada tienen que ver con eso.
La abuela de la pequeña víctima explicó que este viernes la familia se acercó a la Fiscalía para recoger la orden que les permitiera retirar el cuerpo del Instituto de Medicina Legal donde permanecía desde el día de su muerte. “A la mamá, que era la única autorizada para recoger los papeles, le dijeron que se estuviera tranquila”, dijo la mujer.
Frente al tema del abuso sexual, Adelaida manifestó que este no existió y que la muerte de su nieta fue debido a una obstrucción intestinal. Ahora bien, sobre la equimosis (moretones en la piel) que Marta Rodríguez, gerente de MiRed IPS, señaló que tenía la pequeña Darci, y que podrían ser evidencia de un posible maltrato físico, Adelaida indicó que la misma Darci se causó las marcas.
“Cuando llevamos a la niña al hospital ella entró sin ningún moretón. En el momento en que la están valorando empieza a gritar, y en su agonía comenzó a morderse los brazos y las manitos. Yo le quitaba las manos y ella otra vez volvía a morderse, incluso, como no la dejaba agredirse ella me mordió a mí en el brazo”, explicó Adelaida. Estando en el centro asistencial, sigue relatando la mujre, la pequeña se defecó encima.
“El médico me dijo que la lavara para poderla canalizar, pero cuando la llevé al baño ya mi pelaita no se paraba, había perdido fuerza en las piernas, ya estaba mal. Yo la llevo de vuelta y entonces le ponen unos aparaticos (parches) en el pecho y oxígeno. Cuando le ponen la manguerita ella bota sangre por la nariz. Una de las enfermeras dice —esto parece una hemorragia intestinal—”, contó Adelaida.
El personal médico dijo a la familia que la menor debía ser remitida a un centro asistencial de mayor complejidad, sin embargo, a los minutos perdió el conocimiento y de ahí no reaccionó más.
SEPARADA DE LA MADRE
Darci Yovana tenía más de dos meses de estar conviviendo en la casa de los abuelos paternos, Adelaida y Giovanny. En la vivienda, situada en el barrio San Carlos, residían además el padre de la menor, Darwin Escobar, y el hermano de este, Imanol.
“El (Darwin) hace 15 días se dejó con la mujer que tenía, con la que tiene dos hijos más. Yo reconozco que mi hijo es irresponsable, nunca ayudó para la manutención de la niña, aquí la que se hacía cargo de mis nietos era yo”, señaló Adelaida.
El día sábado 20 de octubre hacia las 2 de la tarde, un hermano de Damaris Solano, madre de Darci, fue a buscarla para que pasara el fin de semana en casa de ella, como ya era costumbre en los últimos dos meses. Cuenta Adelaida que Darci se puso contenta por irse así que ella la mandó.
Cuando Darci estaba en la casa materna su comportamiento era libre, según añade Adelaida. “Allá ella andaba en la calle sin Dios ni ley. Como acá yo le ponía orden, a veces se ponía retrechera para venir, pero yo la convencía ofreciéndole un helado”, dijo.
RECONOCIÓ EL MALTRATO
La casa de la familia Solano Pedroza está a cinco minutos a pie de la casa paterna. Al llegar, el panorama de tristeza y desolación era el mismo. En una sala con sillas plásticas y dos abanicos que trataban de apaciguar el fuerte calor, se encontraba Damaris Solano, de 25 años.
La progenitora de Darci reconoció que constantemente le pegaba, incluso, corroboró la versión de que su misma madre, Juana Pedroza, fue quien se la llevó a Adelaida para evitar “que la matara de un golpe”. “No puedo decir que no la maltrataba. Sí, yo le pegaba por cosas malas que ella hacía, pero eso es como toda madre que reprende a sus hijos”, dijo la mujer.
El pasado mes de agosto, la pequeña Darci Yovana llegó con un chicle pegado en el pelo. Este hecho generó una reacción desmedida en Damaris, por lo cual Juana Pedroza tomó la determinación de apartarla de su hija. “Ella tenía como un chicle pegado en el cabello, yo me molesté, le halé el pelo y se lo arranqué, por eso mi mamá se molestó y se la llevó a la abuela, allá se quedó dos meses y pico”, contó Damaris.
Juana Pedroza señaló estar arrepentida de haberlo hecho. “Yo en ese momento pensé que mi hija la podía matar de un golpe, y por eso se la entregué a ella (Adelaida), pero yo se la entregué bien y ella me la entregó muerta. Si no se la hubiera llevado mi pelaíta ahora estaría viva. Yo no le echo muertos ni culpas a ella, porque yo sé que ella la quería y no iba a querer eso para ella”, dijo con voz entrecortada la mujer.
PUEDE HABER OTRA TRAGEDIA
Así como Adelaida Pérez, Juana Pedroza también desmintió la versión de un presunto abuso sexual, y aseguró estar molesta con todo lo que dijeron las autoridades sobre este caso. Sin embargo, a raíz de las declaraciones que asegura Pedroza hizo la directora del Paso Santamaría donde falleció Darci, puede ocasionar una tragedia mayor.
“A mi pelaita me la cortaron toda porque dijeron que había violación y había maltrato, y eso no pasó. La directora del hospital fue quien dijo eso era violación y ella no puede dar ese diagnóstico, de eso se encarga Medicina Legal. Yo les pido que aclaren eso porque esto puede traer otro muerto. Mi familia iba a conspirar contra aquella familia (paterna) así como ellos contra nosotros”, aseguró la mujer.
Asimismo asegura Adelaida Pérez quien aseguró que desde la familia de Damaris acusaron a sus hijos como los presuntos responsables del supuesto abuso. “Mi hijo (Darwin) ni le pega. La que atendía a la niña era yo. Mi hijo si se cae la casa él se salva porque él no anda aquí. Él llega del trabajo, come y pa’ la calle. Ellos intentaron agredirnos anoche (viernes) porque también insinuaron que la niña no le gustaba cuando mi hijo menor (Imanol) la iba a buscar, pero eso era porque ella inicialmente no le gustaba venirse para acá porque yo no la dejaba hacer lo que quisiera”, dijo Adelaida.