¿Qué Pasa?

Panfletos y amenazas: en menos de una hora asesinan a dos chanceros en el Atlántico

Los hechos ocurrieron en Soledad y Juan de Acosta.

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En la noche de este 31 de octubre re­sucitó en el Atlántico el fantasma de los asesinatos de vendedores de chance de la desaparecida empre­sa Uniapuestas, que aterrorizó a la ciudadanía en 2013.

En plena noche de brujas, en menos de una hora, asesinaron a dos vendedores de chance de la empresa Supergiros, al parecer por la misma causa: no pagar ex­torsión a una banda criminal. El primer homicidio ocurrió dentro del local de esta firma en la calle 30 con carrera 38D, ba­rrio Costa Hermosa, en Soledad.

En ese lugar un falso cliente baleó en el pecho a José Manuel Chiquez Rojano, un ingeniero de sistemas colombo-vene­zolano, de 28 años, que llevaba seis me­ses vendiendo chance.

Chiquez fue auxiliado por los vecinos que lo llevaron al Paso del barrio Simón Bolívar, y luego al Hospital Barranquilla, donde falleció a las 6:10 de la noche del mismo martes 31 de octubre.

Ingrid Rojano Sandoval, madre del chancero asesinado, manifestó que des­pués del homicidio la familia se enteró de que los empleados de Supergiros habían sido declarados ‘objetivo militar’ por una banda criminal, ya que la empresa se ne­gó a pagar una extorsión.

“Desde hace semanas le venía insis­tiendo para que se retirara de ese trabajo por los comentarios que había escucha­do de otros trabajadores de esa empresa, que no le da protección a los trabajado­res. Mi hijo no tenía que pagar por algo en lo que no tenía que ver”, señaló.

Ingrid Rojano subrayó que las directi­vas de Supergiros tenían conocimientos de las amenazas, pero nunca les advirtie­ron formalmente a su hijo, ni a los demás trabajadores, sobre el riesgo que corrían.

José Manuel Chiquez Rojano había na­cido en Caracas (Venezuela), pero tenía la doble nacionalidad porque sus padres son colombianos. Hace un año había sa­lido de Venezuela por la crisis y se había radicado en la casa de su abuela materna, en el barrio Vista Hermosa, también en Soledad, con su mamá y sus dos herma­nas menores. Antes de entrar a vender chance se ganaba la vida manejando bicicoche, a pesar de tener un título de in­geniero de sistemas. Ingrid cree que su hijo aceptó el trabajo en Supergiros por­que tenía que velar por ella y por su esposa, que tiene siete meses de embarazo; y también por sus hermanas de 7 y 11 años.

DE UNIAPUESTAS A SUPERGIROS

El segundo asesinato ocurrió en un lo­cal de Supergiros situado en el corregi­miento el Vaivén, jurisdicción del muni­cipio de Juan de Acosta.

La víctima fue la chancera Martina Luz Villa, asesinada en su puesto de trabajo de Supergiros, en la calle 7 con carrera 4. Barranquillera, nacida en Rebolo, pero residente desde hace 20 años en el barrio Jorge Eliécer Gaitán, del citado munici­pio, la mujer allí vivía con su esposo y su hijo de 7 años.

El reporte de la Policía del Atlántico, señala que “la víctima se encontraba en su puesto de trabajo de Supergiros, en la calle 7 con carrera 4, atendiendo unos clientes cuando llegó un sujeto de contextura delgada, suéter azul y gorra, le pegó un tiro en la cara y huyó a pie”.

El homicidio ocurrió a las 6:50 de la noche. Wendy González Villa, hija de la víctima, manifestó este miércoles en Medici­na Legal que días antes a su mamá le habían entregado un panfleto amenazante.

“Me dicen ahora, luego de que pasó to­do, que a la casa de ella llegó un panfleto en el cual advertían que ninguna chan­cera podía trabajar. Sin embargo, este miércoles se fue a trabajar normalmente y en la noche me llamaron a avisarme de que le habían pegado un tiro en el rostro”, relató Wen­dy, de 24 años.

Martina Luz Villa había trabajado to­da su vida como chancera, primero con la empresa Uniapuestas y ahora con Su­pergiros.

“Justicia es lo único que pido, para que se aclaren las cosas. Las personas que tengan que pagar que paguen”, exigió Wendy.

EL PANFLETO

Este miuércoles nuestros lectores enviaron a la re­dacción fotos del supuesto panfleto que le enviaron a Miguel Cortés, gerente de Su­pergiros. En el escrito se ordena el cierre de todos los locales de la empresa entre el 28 y 30 de octubre “por la indiferencia y poca atención que le habían prestado a nuestras peticiones”.

El panfleto lo firma el ‘comandante Va­lenciano’ de las Autodefensas Gaitanis­tas, frente capital Barranquilla, e incluye un número celular “para tratar de llegar a un acuerdo”.

En entrevista radial Miguel Cortés, gerente de Supergiros, informó que supo del panfleto hace dos días y proce­dió “inmediatamente a llamar al número celular”, pero no le contestaron hasta el 31 de octubre el mediodía y nunca le re­gresaron la llamada como le habían pro­metido. Cortés agregó que también in­terpuso las denuncias correspondientes ante las autoridades cuando recibieron las amenazas. “La verdad uno en estos casos no sabe cómo actuar, si llamar, o si no llamar”, puntualizó el gerente de Supergiros.

‘SUPERGIROS NO DENUNCIÓ’

En rueda de prensa el comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, general Mariano Botero Coy, recalcó que Supergiros no les informó sobre la apa­rición del impreso hasta que ocurrieron los asesinatos de Chiquez Rojano y Gon­zález Villa.

Esta afirmación coincide con las declaraciones del comandante del Gaula Militar Caribe, capitán Jo­nathan Berdugo, quien manifestó que desconocía que Supergiros se encon­traba amenazada, ya que los directi­vos de la empresa no presentaron de­nuncias antes de que ocurrieran los homicidios.

Y en el mismo sentido se manifestó el comandante de la Policía del Atlán­tico, coronel Raúl Riaño, quien señaló que hasta antes de los asesinatos los directivos de Supergiros no denuncia­ron la aparición del panfleto amena­zante en los municipios del Atlántico.

GRUPO ÉLITE DESDE BOGOTÁ

El general Mariano Botero Coy, co­mandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, agregó que se con­formó un ‘grupo elite de vida’ para in­vestigar ambos homicidios. Lo integra una comisión de la Dirección Antise­cuestro llegada de Bogotá, personal de la Dijín, la Sijín, la Fiscalía y el Gaula.

“Por el momento todas las hipótesis están abiertas. Los asesinatos pue­den estar ligados con el panfleto, o puede ser una retaliación por los gol­pes contra el chance ilegal, o alguien descontento con la empresa. No pode­mos cerrarnos a una hipótesis, porque comprometeríamos el profesionalis­mo de la investigación”, dijo el gene­ral Botero.

El oficial pidió tiempo pa­ra analizar todos los elementos y dar resultados concretos y contundentes con respecto a los dos homicidios de chanceros, los cuales sembraron el pánico entre sus compañeros de labo­res, quienes este miércoles no trabajaron o lo hi­cieron a media máquina, hasta las 2:30 de la tarde. Otros salieron a buscar el sustento diario sin el uniforme de Su­pergiros y llevaban la máquina para apuntar la ‘bolita’, oculta en el bolso, o en una mochila.

2013, AÑO NEGRO PARA LAS CHANCERAS

En 2013 la banda criminal los 'Ras­trojos Costeños' lanzó una campaña de exterminio contra las vendedoras de chance de la empresa Uniapuestas, porque los directivos de la firma se ne­gaban a pagar extorsiones. Ana Blan­co, de 42 años, fue una de las tres chan­ceras asesinadas.

Ese año más de 200 mujeres que se de­dicaba a este oficio renunciaron por mie­do a que las mataran.

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