Monótono, así fue el juicio contra el padre de Poppi Worthington cuando repitió robóticamente la respuesta a todas las 252 preguntas que le hicieron en el Tribunal forense de Kendal.
"Me refiero a mis declaraciones anteriores y mis derechos bajo la Regla 22", declaró el hombre de 49 años, esta regla menciona que ningún testigo bajo investigación está obligado a responder preguntas que puedan incriminarlos, de acuerdo con el diario The Sun.
El extrabajador de supermercado es acusado de haber violado a su hija horas antes de que falleciera en diciembre del año 2012.
Durante el juicio, al hombre le preguntaron detalles exactos sobre las alegaciones en su contra de haber violado a Poppi y si este habría asfixiado a la pequeña con una almohada o si le habría cubierto la cara, pero este solo se quebró y rompió en llanto cuando le indicaron que describiera a la niña.
“Viva. Extrovertida. La más feliz de todos los hermanos. Abusadora a su manera”, comunicó Paul Worthington.
La madre de Poppi, quien no se nombra por razones legales, salió furiosa de la sala al ver que el acusado no respondía ninguna de las preguntas.
Además, al presunto responsable de los terribles hechos le dieron permiso de dar sus declaraciones detrás de una pantalla y fue escoltado hasta la corte por policías, debido a las amenazas de muerte que ha recibido.
Foto de PA:Press Association
En enero, el juez Peter Jackson dictaminó que la “hemorragia signficativa” de Poppi solo podría ser el resultado de una penetración traumática, resultado totalmente opuesto al que dieron la primera vez que uno de los forenses de la investigación declarara que la muerte de la pequeña fue inexplicable.
Por esa razón, un fallo del Tribunal Supremo ordenó una nueva investigación del caso por considerarla una audiencia “irregular”.
Por otra parte, la corte advierte que escuchó una declaración anterior de Worthington en la que dice haber llevado a la bebé a su cama, pues se estaba sintiendo enferma y luego se dio cuenta que estaba inconsciente.
Asimismo, el juez se dio cuenta que durante los nueve meses después de la muerte de Poppi, no hubo una investigación “real”, pues los detectives pensaron que el patólogo forense había llegado a una conclusión sobre el abuso que sufrió la niña.
Tampoco se habían hecho públicos los procedimientos de cuidado que involucran a los hermanos de Poppi en caso de que perjudicara cualquier futuro juicio penal.
La pequeña solo tenía 13 meses de edad cuando colapsó en su casa y luego fue declarada muerta en el hospital tras varios intentos fallidos de los médicos por salvarla.