Murió aplastado en la cabina del camión
La comunidad saqueó parte de las tejas del vehículo de carga volcado en Tasajera
Un microsueño fue para las autoridades la posible causa del accidente en el que perdió la vida Jorge Luis Díaz López, de 55 años, después de que el camión que conducía entre Barranquilla y Santa Marta, se volcara a un lado de la Troncal del Caribe, en el municipio de Puebloviejo, quedando aprisionado dentro de la cabina del vehículo de carga.
El siniestro que cobró la vida de este conductor, nacido en el municipio de Aracataca (Magdalena) y residente en el barrio Rebolo de Barranquilla sucedió ayer poco después de las 5:00 de la mañana entre los kilómetros 45 y 46 de la mencionada vía nacional, en la jurisdicción del corregimiento de Tasajera.
Según se conoció, Díaz López se ganaba la vida haciendo viajes en el camión Chevrolet, identificado con la matrícula JKI-307, teniendo como punto de parqueo la calle 17, en la capital del Atlántico, de donde salió muy temprano con una carga de tejas de eternit.
Lamentablemente, perdió el control del vehículo de carga, el cual derrapó varios metros después de voltearse y quedar con las llantas hacia arriba con Díaz atrapado entre las retorcidas latas.
Ocurrido el accidente, al lugar comenzaron a llegar pescadores y residentes de dicho corregimiento de Puebloviejo, los cuales saquearon parte de la carga antes de que llegaran las autoridades.
El levantamiento del cadáver fue realizado por la Unidad Móvil de Criminalística de la Seccional de Tránsito y Transporte de la Policía Metropolitana de Santa Marta, luego de que con la ayuda del personal de la concesión vial lograran cortar la puerta del copiloto y sacarlo del automotor.
Extraído el cuerpo de Jorge Luis Díaz López, fue llevado hasta la morgue del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ciénaga, donde se realizó la necropsia antes de ser devuelto a sus dolientes.
El dolor de su familia
La muerte de Díaz López, conocido como ‘Care’pollo’, dejó huérfanos a los tres hijos que tuvo con su esposa Saray García.
Por: Gerardo R. Correa M.
