Una joven estudiante de enfermería y su hijo de dos años de edad murieron electrocutados en su casa ubicada en el municipio de Maicao, al manipular una motobomba que usaban para sacar agua.
La joven fue identificada como Nohemy Saray Garizao Cuadrado de 26 años edad quien se encontraba lavando ropa en el apartamento ubicado en el patio de la vivienda con dirección calle 14 No.28-35 y por eso tenía la turbina o motobomba prendida para jalar el agua.
Su hermano Samuel David Garizao explicó que lo que pudo haber pasado es que el niño tocó alguno de los cables y se electrocutó, por lo que Nohemy al ver a su hijo gritando de dolor, intentó desprenderlo del cable, pero no pudo y murió junto a él. Aunque también cree que ella corrió a desconectar la turbina para evitar que el niño siguiera sufriendo la descarga.
“Ellos estaban solos y fueron encontrados por un familiar que tocó la puerta y al ver que no respondía, entró y los vio tirados en el piso”, indicó.
Dijo que su hermana era una mujer muy alegre, que siempre tenía una sonrisa en el rostro. “Vamos a extrañar su alegría, su optimismo, además de mi sobrino, quien era un niño muy inteligente y querido por todos sus tíos”, expresó en medio del dolor.
A Nohemy, quien vivía con su esposo y su hijo en el lugar de los hechos, le faltaban unos meses para terminar su carrera de enfermería y estaba muy entusiasmada por esto, ya que podría empezar a trabajar, agregó su hermano.
Johny Delgado amigo de la familia también la describió como una mujer alegre, echada para adelante y alguien que siempre le buscaba el lado amable a las dificultades. “La prioridad de Nohemy era su hijo y terminar su carrera para sacarlo adelante, pero esta tragedia cortó esa ilusión y su proyecto de vida”, afirmó.
La inspección técnica de los cadáveres de Nohemy y su pequeño hijo fue realizada por el CTI de la Fiscalía, según informó la Policía que llegó el lugar de los hechos.
El teniente coronel Hernán Gómez comandante del distrito No.5 de la Policía lamentó el hecho e hizo recomendaciones a quienes usan turbina para sacar agua. “En esta temporada de sequía cuando se usan más cotidianamente estos aparatos, hay que supervisar a los niños, que no estén cerca de los cables y verificar que estos estén en buen estado para no correr ningún riesgo”, indicó.
Mientras tanto Henry Peñalver líder de la comunidad expresó su indignación por el hecho, ya que dice que “hay que establecer responsabilidades también a quienes prestan el servicio de agua en el municipio, porque no cumplen con la normatividad de una presión mínima y por eso tenemos que acudir a las motobombas para jalar el agua hacia las albercas o las plumas”.
Aseguró que en estos momentos el municipio está sectorizado, pero hay algunos barrios en los que el agua llega cada ocho, diez y hasta quince días.