El 15 de marzo de 2008, Juan Carlos Sánchez Latorre, apodado‘el Lobo Feroz’, fue presentado por la Fiscalía ante Oswaldo Guerrero Ospino, en ese entonces Juez Séptimo Penal Municipal de Control de Garantías, por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años.
Para la fecha, el ente investigador, representado por el fiscal 38 de la Unidad de Vida, Jairo Vergara Benítez, ya tenía en su poder dos testimonios de menores de edad que presuntamente habían sido víctimas del ‘Lobo’ en enero de ese mismo año. Además, desde esa fecha,detectives de la Sijín le habían seguido el rastro al capturado en los sitios que frecuentaba, también reportados en los testimonios de los pequeños.
Con dichas pruebas, el fiscal le señaló al togado que tenía frente a él a un “abusador sexual que bajo amenazas y con el pago de pequeñas sumas de dinero afectaba a pequeños vulnerables del sur de la capital del Atlántico, específicamente los que permanecían en los alrededores del Centro Comercial Metrocentro”.
Según el investigador, el señalado abusador fue detenido el 14 de marzo de 2008, precisamente en otro centro comercial de Barranquilla llamado Portal del Prado.
La primera víctima que denunció a Sánchez Latorre, analista de sistemas de profesión y con 27 años, fue un menor de 13. Este, en testimonio cumplido a las 22:18 horas del 13 de enero de 2008 ante la sicóloga e investigadora del CTI de la Fiscalía, Lida Rodríguez Navarro, mencionó quehabía sido abusado sexualmente por el ‘Lobo’a quien conoció en las afueras del centro comercial apostado junto al Estadio Metropolitano Roberto Meléndez, la casa del Junior y de la Selección Colombia. La revelación fue rendida también frente a la madre de la víctima.
Este dijo a la profesional que Sánchez Latorre frecuentaba un negocio de videojuegos que estaba en el lugar y de allí lo sacó luego de ofrecerle 5.000 pesos para que lo acompañara, según él, a un motel del Centro de la ciudad.
“Eso ocurrió el sábado 12 de enero. El Lobo lo llevó (al menor de 13 años) en bus a un motel del Centro y abusó de este. Detectamos que Sánchez Latorre viene abusando sexualmente del menor de 13 y le cancelaba pequeñas sumas de dinero para abusar de él”, leyó el fiscal de su carpeta de investigación.
El menor, según el fiscal, también reportó en su testimonio que al día siguiente, es decir el domingo 13 de enero, también fue obligado por el ‘Lobo’ a acudir al mismo motel del Centro que había ido el día anterior, pero esta vez el abusador también había exigido que fuera un amigo de la víctima, otro menor de 15 años, que estaba junto con este en Metrocentro.
“Yo estaba con mi amigo en Metrocentro porque una tía me había mandado a comprar un papel higiénico al Tía. Ahí me encontró el Lobo, yo estaba con mi amigo. Eran como las 7:00 p.m. Nos mostró un cuchillo y nos dijo que nos fuéramos con él. Este venía con un niño de seis años que pide plata en Metrocentro (…). Este (el Lobo) se lleva a niños de allá para tomarles fotos en un motel del Centro”, mencionó el fiscal, basado en el testimonio de la víctima, de 13 años.
Así mismo, el investigador expresó que este niño comunicó ante la autoridad que “todos fueron llevados al mismo lugar al que el niño de 13 años había ido el sábado y el Lobo los hizo desnudar a los tres luego de amenazarlos con el cuchillo”.
“(…) En el cuarto donde nos metieron había otro muchacho que se puso un pene de plástico y estaba abusando del niño de seis años. Yo me quedé solo frente al Lobo porque él mandó a mi amigo a bañar”, anotó el menor de 13, de acuerdo con el fiscal.
Al parecer, las escenas que se estaban adelantando en el negocio del Centro venían siendo grabadas con pequeñas cámaras de video. También, según la investigación, había una cámara fotográfica con las que se hacían fotos de los niños que eran sometidos y con la que se pretendían hacer estudios de las tres víctimas presentes en ese momento.
Finalmente, el menor de 13 años aseguró haber salido del lugar luego de que su amigo de 15 años “le pegara una patada al Lobo porque no quiso dejarse abusar”. Quien no corrió con suerte fue el pequeño de 6, pues quedó allí, según lo que este le mencionó a la sicóloga.
El joven de 13 años luego indicó que se le dio aviso a la Policía sobre el hecho tras llegar nuevamente a Metrocentro.“Ahí le contaron a unos amigos que estaban en el lugar y, con apoyo policial, se ordenó nuevamente la captura de Sánchez Latorre”, anotó el fiscal Jairo Vergara en la diligencia de ese momento. (Ver nota secundaria).
“Que no lo suelten”
El segundo menor de edad también entregó su testimonio a la sicóloga vinculada al CTI de la Fiscalía.
Incluso de este joven se supo que fue entregado en custodia del ICBF ya que no tenía arraigo en la capital del Atlántico.
En los archivos reposa que el adolescente de 15 años, oriundo de Santander y vendedor de flores en el sector del Estadio, ratificó lo dicho por su amigo de 13, en un testimonio realizado por separado.
El día de la audiencia de imputación de cargos,el fiscal trajo a colación la narración del joven, así como lo hizo con el de 13.
“Sí nos llevó al motel. Que no lo suelten nunca porque puede violar a más pelaítos. Tiene un poco de fotos, eso me dijo mi amigo, tiene fotos de pelaítos desnudos que coge por Metrocentro. Ha violado a muchos, son menores indigentes que piden dinero”, advirtió el menor, según la declaración tomada por la Fiscalía.
Tras los testimonios expuestos por el ente acusador en la imputación de cargos, el juez Oswaldo Guerrero Ospino determinó enviar a la cárcel Modelo a Sánchez Latorre por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años.
En ese momento,el detenido no aceptó el cargo imputado por la autoridad.
“Sintió temor”
El abogado Édgar Antonio Ruiz Pacheco, representante del Ministerio Público que acompañó a Juan Carlos Sánchez Latorre en las audiencias preliminares de marzo de 2008, comunicó en medio de una de estas diligencias que su defendido “sintió temor por los señalamientos de los menores”, por lo que cambió de domicilio en Barranquilla varias veces durante ese año. A pesar de tener a sus padres viviendo en la ciudad, este alquilaba piezas cercanas a la sede centro de la Universidad del Atlántico, donde laboraba en un negocio de transcripción.
El ‘Lobo Feroz’ se camuflaba como vigilante en Venezuela
“Era una persona común y corriente y nunca tuvo un solo problema con los demás inquilinos”, dijo sobre Juan Carlos Sánchez Latorre una celadora de la zona de Cumbres de Maracaibo, en la Circunvalación 2, donde el ‘Lobo Feroz’ tenía su guarida y trabajaba como vigilante.
De acuerdo con el diario Versión Final de Maracaibo, el hombre de 37 años había llegado hace cuatro meses al vecino país y logró obtener la cédula venezolana, por lo que le dieron empleo como vigilante. Vivía en la avenida principal de la Circunvalación 2, Monte Santo 1, parroquia Raúl Leoni. “Nunca mostró señales de ser un pervertido durante su estadía, de hecho, nunca lo vimos con niños por aquí”, agregó la mujer, que afirmó estar sorprendida por las acusaciones que hay en contra de Sánchez.
Allá se hacía llamar Danilo y llegó solicitando alojamiento y un empleo. Lo consiguió a unas cuadras de la casa donde se ubicó por “caridad de los patrones”, que le pagaron el primer arriendo.“Él trabajaba de noche como celador en una de las villas cerradas que se encuentran a una cuadra de la casa. Se le dio arriendo porque sus patrones, en un principio, pagaron el alquiler, luego él costeó sus gastos”, añadió la testigo.
Durante el tiempo que estuvo en Maracaibo se paseaba sin ningún problema, salía sin temor por la zona céntrica del lugar a hacer mercado. Logró encajar en el trabajo y en la zona en la que vivía, sin embargo, en diciembre se hizo efectiva la orden de captura en su contra.
A las 10 de la mañana del 1 de diciembre de 2017, varios funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) capturaron a Sánchez Latorre en las escaleras del apartamento en el que residía, ante los ojos de dos inquilinos que cuestionaron la actuación de las autoridades. “La dueña de la casa salió a ver qué era y les preguntó que qué le hacían a ese muchacho, los agentes dijeron que era buscado por la violación de 500 niños en Colombia”, agregaron habitantes del sector.
En la habitación de Danilo Gutiérrez, como se hacía llamar en Venezuela, solo quedaron los afiches de superhéroes y algunas fotografías que tenía pegadas en las paredes, el resto de elementos se los llevaron las autoridades en el allanamiento.
Hasta la fecha, en Venezuela no se tiene conocimientos de denuncias en contra de Sánchez Latorre, sin embargo, en Barranquilla varias son las personas que afirman haber caído en las garras del ‘Lobo’, entre 2005 y 2008, mientras frecuentaba lugares de videojuegos y centros comerciales de la ciudad.
En el sur operaba en Metrocentro, pero cuando fue expulsado de allí, en 2006, se trasladó a buscar a los menores en el Portal del Prado, donde fue capturado en 2008 por tercera vez.
En la Ciudadela, varias son las personas que recuerdan haberlo visto hace mucho tiempo, indican que lo veían caminar por las aceras de las casas con dirección hacia el centro comercial.
“Cuando vi la noticia lo reconocí por la foto que mostraban de él joven. Siempre pasaba por aquí, pero nunca entablamos una conversación. Caminaba para allá arriba, como para Metrocentro”, indicó la dueña de una farmacia que tiene 35 años de servicio en el barrio.
Los locales de videojuegos aledaños al centro comercial también eran visitados por Sánchez Latorre, en esos lugares se ganó la confianza varios niños, los invitó a jugar y tras varios días de compartir con ellos, les ofrecía dinero a cambio de tomarles fotografías.
“Cuando era niño me iba con unos amigos por la parte de atrás de Metrocentro a jugar ‘play’. Él andaba cerca de esos sitios. Un día nos dijo que tenía muchos juegos, que nos acercáramos y nos mostró varios CD que se veían buenos, dijo que podíamos intercambiarlos o jugar con él. Después de un tiempo nos propuso ganar dinero para poder seguir jugando, si dejábamos que nos fotografiara, pero nunca nos dijo que era desnudos”, recordó un hombre que fue víctima del ‘Lobo’ cuando tenía 14 años.
Sánchez Latorre tenía la capacidad de hacerse amigo de los menores, con los videojuegos como gancho se ganaba su confianza para luego tener armas que le permitieran chantajearlos. “Le pidió a mi amigo que se desnudara para tomarle unas fotos para una revista, dijo que era algo normal, que la gente moderna lo hacía y que estábamos atrasados”.
Como Mario*, otros niños fueron accedidos por el ‘Lobo’ en esa zona, después de convencerlos, los llevaba a moteles del Centro, lugares donde no había restricción de acceso a menores y en los que, además de tomarles fotos, los violaba y amenazaba con mostrarles a sus familiares evidencias de sus actos.
“En una ocasión me agarró por el brazo con un cuchillo y me dijo que si no accedía le iba a mostrar la fotos a mis papás, eso fue lo que me dio temor porque no sabía cómo iban a reaccionar, me asustaba que ellos se enteraran de lo que me había hecho”.
Tras frecuentar el centro comercial de la Ciudadela 20 de Julio, entre los años 2005 –mismo en el que fue capturado por primera vez y dejado en libertad– y 2006, no volvió a “aparecerse” por allá. “Desde el día que lo detuvimos porque ya lo vimos en vueltas raras no volvió, se lo entregamos a la Policía y supimos que lo capturaron, pero lo dejaron libre”, explicó un exempleado de Metrocentro.
Se volcó hacia el Portal del Prado, lugar cercano a donde laboró, para la misma fecha, como transcriptor en locales de litografía cercanos a la Universidad del Atlántico. En el complejo de almacenes de la calle 53 con carrera 46 fue capturado el 13 de marzo de 2008 por acceso carnal abusivo con menor de 14 años, tras la denuncia interpuesta en enero de ese año por una víctima. Ese mes fue aprehendido, pero quedó en libertad por mal procedimiento. Dos meses después se repitió la captura, pero volvió a quedar en libertad por vencimiento de términos.
Según las investigaciones, el ‘Lobo Feroz’ se fue a La Guajira y ahí se le perdió el rastro hasta que, por información de unos correos electrónicos que se enviaba con un usuario en México con el seudónimo ‘Anthony’, se le volvió a seguir la pista. La comunicación con Héctor Manuel Farías López, dueño de la cuenta, era constante. En los chats, Sánchez le enviaba videos y fotos, de sus víctimas, por los que cobraba hasta 400 dólares por archivo.
*Nombre cambiado de la víctima por tratarse de un menor de edad para la época de los hechos.