Ella es Lucrecia Díaz, quien hace 32 años sobrevivió a la tragedia de Armero. Ahora, a kilómetros de distancia sufre un drama similar. La vida de sus hijos por segunda vez corrió peligro. Ellos se encontraban viviendo en Mocoa y al igual que a todos los habitantes de la capital de Putumayo, el desastre natural los tomó por sorpresa.
“Estoy muy asustada y preocupada porque los que están allá son mis nietos y mis hijos, rodando y eso me recuerda a la que vivimos nosotros” comenta Lucrecia.
A pesar que Díaz se comunicó con una de sus hijas, para ella es inevitable recordar con dolor lo padecido en Armero tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz.
“Ya me comuniqué con ellos, están bien, mi hija estaba solita con los niños y esa era la preocupación” dijo con la voz entre cortada.
Lucrecia le envía un mensaje de tranquilidad y solidaridad a todos los damnificados por el desborde de los tres ríos que se llevaron la vida de 262 personas y todo un pueblo por delante.