Fiscalía no logra demostrar la responsabilidad del procesado por la tragedia de El Coley
En febrero de 2016, los hermanos Josué Guillermo y Juan Manuel Hernández Aguas, de 11, 7 y 4 años, respectivamente, perdieron la vida, mientras que su mamá Diana Aguas y un sobrino resultaron con quemaduras, en el incendio de su vivienda.
Luis David Pérez Pérez, el único capturado por la tragedia de El Coley, en Los Palmitos, donde por cuenta de un voraz incendio perdieron la vida tres niños de 11, 7 y 4 años, en febrero de 2016, fue declarado inocente.
El Juzgado Primero Promiscuo del Circuito de Corozal lo absolvió de los cargos por el delito de homicidio agravado que le endilgó la Fiscalía General de la Nación 33 días después de la tragedia que ocurrió el 9 de febrero de 2016.
Al proferir la sentencia absolutoria el Juzgado levantó las medidas cautelares que pesaban contra Pérez Pérez, a quien en su momento responsabilizaban de haber participado en la provocación de un incendio que consumió la casa donde los hermanos Iris Luz, Josué Guillermo y Juan Manuel Hernández Aguas, de 11, 7 y 4 años, respectivamente, perdieron la vida, mientras que su mamá Diana Aguas y un sobrino resultaron con quemaduras.
Inicialmente esta investigación la iniciaron bajo la hipótesis de un incendio producido por factores ajenos a la presencia de manos criminales, es decir, de carácter accidental, pero la Policía Judicial en sus investigaciones encuentra un testigo que en declaración juramentada con carácter reservado narró que Luis David Pérez Pérez, en atención a la amistad que tenían, le había confesado que había cometido esos hechos.
Esta hipótesis en su momento tomó fuerza porque la madre de los menores víctimas en una entrevista dejó claro que no había tenido problemas con nadie en esa comunidad de El Coley, excepto con Luis David Pérez, que era su vecino y que también se había peleado con un hijo mayor de la madre de los niños víctimas y este habría dicho “te voy a prender la casa”.
En la sentencia absolutoria el juzgado deja en claro que esta se produce porque la Fiscalía no logró desvirtuar la presunción de inocencia.
“Se prometió en el alegato inicial por parte del ente acusador que demostraría la responsabilidad del procesado en la conducta de homicidio con circunstancias de agravación punitiva, que se endilgó desde el inicio de este proceso, y nos hemos quedado sin el cumplimiento de esa promesa, puesto que la presunción de inocencia del señor Luis Pérez Pérez quedó incólume, ya que su teoría del caso tenía el sustento en el testimonio del señor Enrique Castillo Peralta, quien según las investigaciones iniciales del ente acusador había escuchado del procesado la confesión del acto criminal que dio pie a esta investigación, pero sin embargo, en sede de juicio fue impreciso, le faltó coherencia a su declaración, no recordaba nada de lo que supuestamente le había dicho el señor Luis David Pérez, de quien no recordaba cómo se llamaba”, dice el fallo de 17 folios.
Advierte el juzgado que la Fiscalía en este caso edificó su teoría del caso en las imaginaciones del señor Castillo Peralta “sin que haya absolutamente nada, porque no lo puede haber, que soporte esas fantasías que supone fueron la razón del homicidio investigado. El señor Castillo Peralta no hizo otra cosa que suponer, presumir, conjeturar, sospechar que el procesado andaba en busca de su protección porque podrían andarlo buscando y debido a ello le confesó la autoría en el incendio que terminó con la vida de los niños Hernández Aguas; pero en su relato incurre en ciertos yerros que nos ponen a dudar sobre la veracidad de los dicho”.
Dice el operador judicial que el ente investigador-acusador partió de una conclusión errónea que fue brindada por el testigo Castillo Peralta, la cual aunada a las presuntas amenazas que alguna vez hizo el procesado a las personas con que peleó bastaron para edificar una imputación sin ningún fundamento de peso, sin apoyo sólido respecto de la responsabilidad que pudiera tener Luis David Pérez Pérez.
Así las cosas, queda en el ambiente que esta tragedia de El Coley, fue originada por un descuido dado que habrían dejado encendido un fogón de leña que ocasionó la conflagración que terminó con la vida de los niños hace tres años y cinco meses.