A las 4:00 de la madrugada del viernes 9 de noviembre Alejandro Pizano Ponce De León fue despertado con una terrible noticia: su padre, el ingeniero Jorge Enrique Pizano, quien fuera controller (auditor) de la concesión Ruta del Sol y testigo clave del sonado caso de corrupción Odebrecht, había muerto de un infarto en su finca en Subachoque (Cundinamarca).
Los testimonios del ingeniero iban encaminados a señalar responsables de las coimas que se movieron entre públicos y privados alrededor de la concesión de la Ruta del Sol II. Aunque luchaba contra un cáncer linfático desde hacía dos años, la enfermedad estaba controlada.
Horas antes de su muerte había hablado con su hijo, quien vivía en Barcelona con su esposa con siete meses de embarazo. Alejandro Pizano decidió viajar a Bogotá para asistir a las honras fúnebres de su padre. El joven arquitecto, de 31 años, llegó en la madrugada del sábado 10 de noviembre a la capital del país. Alcanzó a asistir al entierro de su padre.
Para recordarlo, su familia, Alejandro y sus otros dos hermanos, viajaron a Subachoque donde había muerto Jorge Enrique. Ese mismo día Alejandro se desahogó en Twitter. El arquitecto no era un usuario muy frecuente de redes sociales. No tenía Facebook y en Twitter solo tenía 914 seguidores. La última vez que había trinado algo había sido el 21 de octubre.
El domingo 11 de noviembre fijó un trino que reflejaba su amargura frente a lo sucedido, buscando desesperadamente a quién atacar. Etiquetó allí a su primo segundo, Daniel Samper Ospina. Luego, en el atardecer del domingo, pasaría lo impensado. Quiso ir a la oficina de su papá donde este había muerto 48 horas antes.
Se sentó en su escritorio. Lo acompañaba su esposa. Alejandro bebió de una botella de agua saborizada con gas que estaba al lado del computador, según el relato de su hermana Juanita Pizano. Cayó delante de su esposa. Dos horas después murió.
La botella y el líquido restante que están protegidos bajo cadena de custodia por el CTI de la Fiscalía, tenía cianuro, como lo confirmó Medicina Legal; el estómago se le destrozó, según el dictamen forense.
ENTRE CIANURO E INVESTIGACIONES
Lo que se inició como una sospecha de 11 millones de dólares en sobornos ya hoy va en un poco más de 20 millones. Así se desprende tras la confirmación de la Fiscalía que esa cantidad sería producto de por lo menos 10 contratos ficticios.
Las firmas señaladas por el ente acusador son Consultores Unidos Colombia, Consultores Unidos Panamá, Profesionales de Bolsa, SION y TTU (Técnicas Territoriales y Urbanas). Uno de los frentes que se libró en las últimas semanas relacionado con este caso, gira con la muerte del ingeniero Jorge Enrique Pizano, quien le habló al entonces abogado Néstor Humberto Martínez Neira, actual fiscal General de la Nación, sobre las advertencias de las coimas que la firma brasileña habría pagado.
Tras la aparición de un enorme tarro que contenía cianuro y que fue descubierto 11 días después de su muerte en uno de los baños de la finca en la que residía, el director de Medicina Legal, Carlos Valdés, señaló que las evidencias fueron recibidas por los peritos forenses del instituto. “Los análisis son biológicos para detectar si hubo material genético que lo podamos perfilar y podamos identificar la persona que estuvo en contacto con los elementos”, detalló Valdés.
Sobre la necropsia que le practicaron al cuerpo sin vida de Pizano Callejas, el funcionario añadió que las muestras que le tomaron al cadáver por parte del médico legista del hospital de Facatativá fueron conservadas en formol.
“A pesar de que el cadáver fue incinerado se contó con las muestras de tejido recuperadas por el profesional. Cuando la Fiscalía inició la investigación, recuperó esas muestras y son las que fueron analizadas”, puntualizó.
Con respecto a la botella de la que Alejandro, el hijo de Jorge Enrique Pizano, bebió cianuro está en poder de Medicina Legal. Valdés reveló que se le hicieron estudios químicos, cuyos resultados reposan en el expediente. Esto significa que a ese recipiente no se le pueden hacer más estudios, como un análisis biológico como el que se le hizo al tarro de cianuro hallado, toda vez que los reactivos que se aplicaron pueden alterar cualquier resultado que altera ría su conclusión.
El kilo de cianuro fue hallado por investigadores de la Fiscalía debajo del lavamanos de un baño auxiliar de la casa de campo de los Pizano Ponce De León, situada en la localidad de Subachoque, cerca de Bogotá, y a la que se había mudado meses atrás la familia. El director de Medicina Legal también explicó que “el cianuro causa daño cuando se convierte en ácido cianhídrico”, un compuesto químico en el que se transforma cuando se disuelve en agua.
EL DOLOR DE UNA ESPOSA
Eugenia Gómez, una psicóloga manizalita, llevaba dos años de matrimonio con Alejandro Pizano De León, y esperaban su primer bebé. Decidió con Él viajar desde Barcelona (España) y acompañarlo al entierro de su padre, Jorge Enrique Pizano. Fue junto a ella que se desplomó y luego murió en el carro cuando se desplazaban hacia el hospital de Facatativá.
Se habían radicado en Barcelona, recién casados, desde 2016. Alejandro había renunciado a su trabajo en el programa de ciudades emblemáticas de Findeter, y ya en Europa empezó a buscar el camino de la fotografía como una nueva forma de opción profesional.
La enfermedad de su papá y la investigación que le abrió la Fiscalía por actuaciones suyas en el contrato Tujuelo-Canoas cuando fue gerente del Acueducto de Bogotá lo mortificaban. Noches en vela y un nivel de tensión que no lo dejaba disfrutar nada. Se desahogaba con la cámara. A la distancia se mantenía siempre conectado con su papá.
Le preocupaba su soledad. Su antiguo amigo, el Fiscal Néstor Humberto Martínez, no le respondía el teléfono y le había dado la espalda. Noches en vela y un nivel de tensión que no lo dejaba disfrutar nada. En diciembre del año pasado regresaron para las fiestas. Eugenia estuvo unos días en Manizales, su ciudad. Les contó a algunos amigos que pensaban regresar en el 2019. La tragedia les impidió concretar sus planes.
Además de la trama judicial que une al fiscal Néstor Humberto Martínez con Jorge Enrique Pizano, hay otro nexo que ambos comparten. Sus dos hijos estudiaron en el mismo curso en el Gimnasio Moderno de Bogotá, y fueron muy buenos amigos desde niños. Esta es la razón por la cual el fiscal general era amigo de Pizano pues ambas familias eran cercanas.
En las exequias de Alejandro Pizano De León en ese colegio, una de las personas que cargó el ataúd fue el fiscal Néstor Humberto Martínez. Alejandro murió en extrañas circunstancias luego de haber ingerido el contenido de una botella saborizada que resultó ser cianuro. Lo qué hay detrás de su deceso sigue sin esclarecerse.
La pregunta que muchos se hacen en Colombia y otros países es: ¿Quién puso el cianuro que mató a Alejandro? Este es el interrogante que su familia le exige aclarar a las autoridades colombianas. Hasta la fecha no se han conocido más detalles sobre este caso que concitó la atención de los colombianos.