Forenses del CTI, acostumbrados a ver de frente la macabra rigidez de la muerte, quitaron con premura la malla de polisombra negra y quedaron estupefactos al ver el cadáver de un hombre que estaba envuelto en bolsas plásticas transparentes.
El cuerpo evidenciaba señales de tortura, un machetazo en la cabeza, en la cadera y el cuello. Pero lo que más impactó a los peritos fue que la víctima tenía un palo de escoba introducido en el ano. Un guarda de seguridad encontró el cadáver ayer a las 7:00 de la mañana, detrás de una fábrica de condimentos, en la carrera 53 entre calles 41 y 42, barrio Abajo. Además de la polisombra y las bolsas plásticas, estaba envuelto entre sábanas y varios costales.
“El vigilante sintió un fuerte olor a carne podrida, dio aviso a la Policía y estos llamaron al CTI”, contó una fuente judicial. El cuerpo, según el guarda, habría sido tirado allí en la madrugada.
Los forenses del CTI revelaron además que la víctima tenía una enorme cortada desde la comisura de los labios hasta las orejas.
El occiso vestía camiseta gris, tenía el resto del cuerpo desnudo. Por su extrema delgadez y apariencia descuidada, las autoridades presumen que podría tratarse de un habitante de la calle de unos 40 años. Hasta el cierre de esta edición no había sido identificado.
Por la forma en que fue torturado, las autoridades investigan si podría tratarse de una persona que era señalada de cometer una violación.
El subcomandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, coronel José Luis Palomino, arribó hasta el lugar del hallazgo y aseguró que ya se trazaron unas líneas de investigación para esclarecer lo ocurrido.
Los moradores del Barrio Abajo que se apostaron tras la cinta para ver el cadáver,no ocultaron el temor y la incertidumbre por los hechos de sangre que este hallazgo podría desencadenar.
EMPALAMIENTO: UNA TORTURA ANTIGUA
El empalamiento consiste en que la víctima es atravesada por una estaca. La penetración puede realizarse por un costado, por el recto, la vagina o por la boca. En la antigüedad y en el Medioevo, la estaca se solía clavar en el suelo dejando a la víctima colgada para que muriera a la intemperie.