La vida callejera, esa que llaman ‘a la buena de Dios’, tiene normas y códigos; y violarlos puede desatar conflictos que muchas veces solo se resuelven, lamentablemente, con sangre. Así ocurrió la noche del pasado martes cuando dos habitantes de la calle pelearon a muerte por ‘su territorio’, un espacio que les permitiría vivir como cuidadores de carros.
El hecho se dio a las 9:10 de la noche en la carrera 43 con calle 69F, barrio Las Delicias. Devinson Samir Mendoza Villarreal ejercía su oficio de ‘bien cuidadito, patrón’con los conductores que estacionaban sus motos o automóviles en ese sector comercial. De pronto fue encarado por Leandro Andrés Paz Rubio, un venezolano de 28 años.
Según relatan testigos, Paz Rubio le pidió a Mendoza que le permitiera ‘rebuscarse’ un rato allí, a lo que este se negó. Entre los dos hombres se venían dando desde hacía varios días pequeñas discu siones por la misma razón. Pero la noche del martes Paz como que se cansó de rogarle a Mendoza, y decidió acudir a la violencia extrema. Extrajo un puñal de entre sus ropas y lo hirió dos veces en el pecho, provocándole la muerte inmediata.
“Esto fue un caso de intolerancia, un conflicto entre dos personas por el espacio para vigilar carros en estacionamientos de un negocio. Gracias a la información de las personas en el sitio, se capturó a uno de nacionalidad venezolana. Esta, al parecer, quería cupo para trabajar en el lugar y la víctima no lo dejaba”, explicó el coronel Jesús De los Reyes, comandante operativo de la Policia Metropolitana.
FINAL ANUNCIADO
Según trabajadores formales e informales del sector de la carrera 43 con 69F, la situación allí se está tornando incontrolable por la cantidad de personas que salen a rebuscarse, y porque muchas de estas no cumplen con las normas de la calle. Jorge Ariza, administrador de un almacén cercano al punto donde ocurrieron los hechos, señaló que esa situación “estaba por ocurrir”, debido a que, según él, “allí hay gran cantidad de vendedores ambulantes y no existe control de las autoridades.
A veces es imposible caminar por el sendero peatonal porque ha sido tomado por “los que venden agua y energizantes, los de las películas y música pirata, los del queso, lotería, bollos, minutos, limpiadores de carros, en fin, de todo”, dijo el administrador. Por su parte César Pérez, vendedor informal, explicó que en la zona existen unos “turnos de trabajo”, tanto de mañana como de noche para evitar peleas, pero que cuando estos se rompen hay problemas, “porque ninguno se va a dejar quitar la comida”.