Desesperados por la mala situación económica y social que se vive en Venezuela, una pareja natural del vecino país decidió vender su más preciada posesión, un nevecón, y viajar a Barranquilla para salvarles la vida a sus dos hijos, quienes prácticamente se estaban muriendo de hambre.
Rubelis del Valle Rendiles Quintero, de 19 años, mamá de los niños relató que su marido, Vladimir Maza, albañil de 25 años, es de familia colombiana, pero nacido y criado en Venezuela y fue quien tuvo la idea de venirse para Barranquilla o para Santa Lucía, donde residen sus allegados.
En Venezuela la familia vivía en el barrio Falcón, en Ciudad Ojeda, estado Zulia, donde “no hay trabajo, ni comida y to do está carísimo”, afirmó Rubelis.
Hace un mes vendieron el nevecón en 100 millones de bolívares, unos $150 mil colombianos, y pagaron un viaje clandestino por trochas para llegar hasta la capital del Atlántico. Salieron a las 2:00 de madrugada, pasaron por Maracaibo y Maicao y pasado el mediodía llegaron al Centro de Barranquilla.
Lo primero que hicieron fue buscar atención médica para su hijo menor, de 2 años, quien sufre parálisis cerebral como enfermedad base y llegó con diarrea y desnutrición grave por la falta de alimentos adecuados y cuidados médicos.
Hiperlía Salas, coordinadora (e) del Camino Universitario Adelita de Char, contó que tras 22 días en cuidados intensivos el niño está recuperado en un 75%, ahora debe seguir con un tratamiento en casa.
La recuperación del menor y de su hermanito, de 3 años, quien también llegó sufriendo desnutrición crónica, ha sido costeada por el sistema de salud del Distrito.
Salas reveló que en lo corrido del año 60 venezolanos han llegado a Barranquilla buscando trabajo y atención médica, la mayoría trae niños desnutridos y a todos los han atendido en el sistema de salud.
Rubelis del Valle, la mamá del niño, manifestó que necesita ayuda porque no quiere regresar a Venezuela “porque allá no hay nada”.
“Necesitamos que nos ayuden para que por intermedio de los parientes de mi marido nos permitan quedarnos en Colombia y empezar a trabajar, porque en Venezuela uno va es a morirse de hambre”, aseguró la mujer.