¿Qué Pasa?

Así ocurrió el aparatoso accidente de dos buses de Transmetro en Murillo

De acuerdo con Transmetro, una mujer intento atravesar la calle y el bus frenó para evitar la tragedia.

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Este miércoles, en la Avenida Murillo con carrera 10E –suroriente de Barranquilla-, un bus de Transmetro chocó con otro, luego de que un peatón intentara cruzar la vía imprudentemente. El accidente dejó 24 heridos, ninguno de ellos de gravedad. De ellos, 15 fueron atendidos en la clínica Campbell, cinco en la clínica La Victoria, uno en la clínica Vidacop y tres más en la San Vicente.

Todo ocurrió cuando, a las 8:30 a.m. de este miércoles, uno de los buses blancos se detuvo intempestivamente para evitar una tragedia, pero el que venía detrás no habría guardado la distancia mínima y terminó estrellándolo.

El vidrio panorámico del vehículo, tipo padrón y perteneciente a Metrocaribe, que cubría la ruta R1, quedó destruido. Lo mismo sucedió con el parabrisas trasero del articulado de la empresa Sistur que servía la ruta R10.

La directora de la IPS clínica Campbell, Ani Toscano, informó que todos los heridos llegaron conscientes y orientados al centro asistencial: “Presentaban golpes, dolor, traumas cerrados de abdomen, cervicales craneoencefálicos y esguinces”.

De acuerdo con Transmetro, el choque sucedió porque “una mujer intentó atravesar la troncal Murillo en un punto no establecido para el paso peatonal; el operador del bus de la empresa Sistur, que venía por el carril sólo bus, frenó para evitar golpearla. Debido a esta maniobra, los dos buses que venían a una velocidad constante, colisionaron”.

El comandante de la Policía de Tránsito de Barranquilla, el mayor Gustavo Chaparro aclara que esta es una de las versiones que manejan las autoridades. Sin embargo, la teoría predominante es que “no se conserva la distancia entre los dos articulados y por eso se produce el accidente”.

La Policía de Tránsito no busca a la mujer ni la considera responsable de los hechos.

Según el jefe de Tránsito, en este mismo lugar se han presentado varios incidentes ya que los pasos peatonales entre la carrera 14 y la 10 se encuentran a una distancia importante, por lo que la gente prefiere arriesgarse a caminar en mitad de la vía.

“Es un tema cultural, los incidentes han sido reiterados en esta parte, en especial por la curva que existe en ese sector”, manifestó el oficial

En el lugar de los hechos las personas continúan haciendo la misma maniobra. En vez de caminar sobre los pasos peatonales que quedan sobre la carrera 14 y la 10C, a 350 metros de distancia el uno del otro, utilizan el centro de la vía, como ruta para pasar de un lado de la Murillo al otro.

Como se vivió desde adentro. Lisdey López hace sus prácticas profesionales en una librería en la carrera 53 con calle 75. Tomó el bus de Transmetro R1 a las 7:40 de la mañana para llegar a su lugar de trabajo.

“Vi pasar un bus vacío antes pero no lo alcancé a tomar, entonces me metí en el otro que venía lleno”, dijo la joven de 22 años quien presenta un trauma cervical.

En la clínica Campbell le hacían estudio para verificar que no se haya lastimado una vertebra.

López iba de pie, agarrada a un soporte individual con la misma mano con la que sujetaba un libro. Miraba distraída la ventana cuando sintió el freno abrupto del bus. No alcanzó a ver a la persona que se presume que se atravesó en el camino, solo al muchacho que estaba al lado de ella que le cayó encima.

Recuerda las sirenas de las ambulancias y un dolor agudo en la región del cuello. “Nos ayudamos los unos a los otros a bajar, se escuchaba el llanto de muchos niños”, explicó la joven.

Lucía Romero, de 59 años, estaba sentaba al lado de su esposo, Javier Castro, en la sala de observación de la clínica.

La señora iba en el R1 también, camino a dejar los resultados de unos exámenes médicos. Iba de pie en el centro del articulado cuando la sorprendió el sonido de los frenos.

“De la impresión me solté y me golpeé la cara con una silla. Caí sentada y dos personas más cayeron encima mío”, contó.

El golpe en el rostro la dejó desorientada, y a los segundos comenzó a gritar porque se sentía “atrapada”. El accidente le dejó un esguince en el hombro y rodilla y un dolor fuerte en la cadera.

“Si ya estaba maltrecha ahora imagine como quedó”, relata su esposo riendo.