“Antes de investigador judicial yo soy periodista”, el agente del CTI que mantuvo vivo su espíritu periodístico
A Sergio Medina lo recuerdan como un hombre solidario y responsable.
Antes de convertirse en agente del CTI de la Fiscalía en octubre de 2008, Sergio Antonio Medina Vergara se había destacado como redactor judicial de los periódicos El Heraldo y La Libertad, también como reportero y presentador del Canal 23 de la Universidad Autónoma del Caribe, institución en la que se graduó en 2006.
Su disciplina, habilidades periodísticas y calidades humanas le abrieron las puertas para vincularse a este organismo de seguridad del Estado. Quienes lo conocimos, podemos definirlo con tres palabras: Mamagallista, solidario y responsable.
Siendo fiel a estas dos últimas cualidades, perdió la vida el pasado sábado tras recibir un impacto de bala por parte de un delincuente que cometía un hurto a uno de sus vecinos en el barrio Ichagua de Valledupar.
Ese era Sergio Medina, un hombre completamente solidario, capaz de darlo todo sin recibir nada a cambio, así lo defino yo quien fui su compañero de estudios universitarios y uno de sus amigos más cercanos.
Su partida duele en el alma, me quedaré siempre con los mejores recuerdos de nuestras jornadas académicas y las innumerables fiestas en las que nos juramos una amistad a prueba de todo, hoy que se ha ido mi gran amigo, solo tengo palabras de gratitud hacia él, ya que fue Sergio quien me recomendó en 2012 para entrar a trabajar en esta casa editorial. De ‘Checho’, como lo llamábamos con cariño, resalto su gran sentido del humor, siempre tenía el chiste indicado para las situaciones que se nos presentaban, fueran buenas, regulares o pésimas.
Además de ser periodista, era un melómano de tiempo completo, amante de la salsa, la champeta y la música africana.
De hecho en su época estudiantil laboró como disk-jockey en las dos sedes de los desaparecidos estaderos ‘Che Che Colé’, donde ponía a bailar a todos los asistentes con gran frenesí. “Mi hermano, el que no baile aquí es porque no sabe, porque esta música esta violenta”, siempre repetía esa frase y obviamente era una indirecta para que lo dejará solo en la tornamesa y fuera a disfrutar en la pista de baile. “Allá hay un bollazo, ponte pálido”, decía entre risas.
PERIODISTA HASTA LA MUERTE
Sus consejos no solo se limitaban al plano de la conquista, también me colaboró incondicionalmente durante los casi cuatro años que trabajé como reportero del periódico AL DÍA Valledupar. “Mi hermano, antes de investigador judicial yo soy periodista, esto es algo que llevo dentro de mí, por eso analiza bien cada dato que te llega y escríbeme a cualquier hora que yo te contesto, los investigadores judiciales y los periodistas nos parecemos mucho y debemos estar dispuestos siempre”, fue una de las grandes enseñanzas que me dejó mi hermano de calle, ese que Dios me regaló. Y así lo hice, lo llamaba cada vez que había un caso relevante de orden judicial, me dio muchas chivas, se sentía orgulloso de que su amigo siguiera haciendo de la mejor manera lo que ya él no podía publicar en los medios, fui la ‘extensión’ de sus investigaciones. “Ya que yo no puedo escribir, agarra estos datos y dales el mejor manejo”.
“Tenía una chispa pa’ todo, en el salón era el que nos hacía reír, ir a clases era un verdadero gusto porque con cada uno de sus chistes nos hacía sentir en confianza, hasta los profesores se reían, hemos perdido a un ser único. Me duele la forma tan cobarde como dos delincuente fulminaron al hombre de la sonrisa imborrable”, declaró Gustavo Bernate, locutor de la emisora Oxígeno Bogotá.
Por su parte el comunicador Ricardo Jaramillo, indicó que “siempre estaba alegre, con su imborrable sonrisa, dispuesto a contagiar de su buena vibra al resto. ‘Checho’ tenía la capacidad de mamar gallo con una seriedad única, eso lo recuerdo perfectamente, a veces no sabíamos cuando la vaina era en serio. No se conformó con ser solo periodista y apasionado por el tema judicial, terminó convirtiéndose en agente del CTI, algo que siempre nos manifestó desde el 2002 cuando ingresamos a la universidad”.
UN PROFESIONAL DESTACADO
Belinda García, una de sus profesoras en la Uniautónoma, destacó las cualidades de este joven que fue personero del Colegio Salesiano San Roque, donde egresó en 2001. “Siento un dolor tan grande e inmenso que me llega al alma y al corazón por la muerte de mi querido e inolvidable estudiante, el gran Sergio Medina, quien llegaba a mi oficina a iluminarnos con su sonrisa y a contarnos sobre sus sueños. Jamás podré olvidar esa sonrisa que parecía imborrable, que Dios lo reciba en su reino”, declaró García.
El catedrático Jorge Peñaloza también exaltó la carrera de Medina: “Se fue una gran persona y un estudiante amable, creativo y emprendedor. Dios reciba a uno de sus mejores hijos”.
Por su parte María Estela Aguilar, directora de la Fiscalía Seccional Cesar, lo recordó como un cumplidor eterno de su deber. “Tendré dolor pero que se escuche la voz. Lo que la Fiscalía General Seccional Cesar tiene que decir es que lamentamos la muerte tan aleve y cobarde de un compañero, de una persona tan especial y un servidor de la patria, porque por defender la vida de otras personas, perdió la de él. Estamos todos en completa disposición y contamos también con la colaboración de la Policía para que se haga justicia. Sergio Medina fue un compañero especial, buen trabajador, colaborador y ante todo estupendo amigo y muy buen padre, eso era Sergio, nunca se negó a nada para colaborarnos, a ser maestro de ceremonias, siempre dispuesto atender el llamado de la Fiscalía”, precisó la funcionaria.
Su madre Regina Vergara, en medio del dolor expresó que se le han llevado parte de su vida. “Mi hijo era un ser maravilloso, colaborador, nos ayudaba económicamente, me va a hacer una falta enorme, porque era la alegría nuestra y de sus dos hijos (Sergio Andrés y Juli). Este es un dolor que solo Dios podrá curar, me duele la forma como me lo arrebataron y exigimos que los responsables de su muerte paguen por esto”.
AMANTE DEL FÚTBOL
Medina Vergara también era un apasionado del fútbol, hincha del equipo de su tierra natal, el Atlético Junior, y también practicaba este deporte con el equipo del CTI, el equipo de los reservistas del Ejército y con Los Niver’s FC, club integrado por los comunicadores sociales de Valledupar.
“Hizo parte del Torneo de los Medios y de los compromisos a beneficio que se disputaban en la ciudad. Siempre explicó que por encima del resultado estaba la amistad y el respeto e impregnó su gran sentido de pertenencia en el club, tratando de impulsar la amistad”, concluyó su colega Rennier Asprilla.
Al colega, al investigador judicial, al deportista, pero especialmente al amigo Sergio Medina Vergara, mis palabras sinceras de agradecimiento por todo lo que aportó a la comunidad atlanticense y cesarense a sus escasos 31 años. Paz en su tumba.