Rod, un carpintero australiano, pasó varios de los años de juventud de su vida sin tener sexo. Sin embargo, mucho en su vida cambió desde el momento en el que decidió adquirir una muñeca sexual tras décadas de desgarrador presente y "momentos difíciles", según explicó en una entrevista para el diario británico 'Daily Star'.
Según explicó, su vida estuvo envuelta en penumbras y soledad luego de que su comprometida perdiera la vida por una extraña enfermedad.
A partir de entonces le fue difícil recuperarse y solamente volvió a creer en el amor cuando visitó una tienda de estimulación sexual y observó a una muñeca, de la cual, jura, que se enamoró.
"La muñeca se convirtió en mi compañera física sintética. Poco a poco, mi corazón se abrió y me distraje de mi dolor por perder a mi ex prometida", aseguró Rod.
Con 54 años, Rod no sentía que pudiera ser atractivo para relaciones, por lo que encontrar a 'Karina' reactivó en su interior las ganas de vivir.
Tanto así que a los dos meses de haberla comprado por un precio de 3.000 dólares (poco más de 14 millones de pesos), comenzó a descubrir el mundo de los juguetes sexuales, describiéndolo como "maravilloso e inexplorado".
Fue entonces cuando el carpintero de profesión decidió llevar la muñeca hasta la casa de su madre, quien se confesó sorprendida.
"Miró a la muñeca como si fuera veneno", explicó al respecto.
Después de un tiempo, la madre convirtió su rechazo en aceptación y pronto escogió joyas y ropa para que Karina se pusiera.
Posteriormente, el hombre compró una segunda muñeca, a la que llama 'Lauren' y quien sería la hermana de Karina.
Lo más extraño del caso es cuando describe que, en los momentos en que Rod no puede estar con su pareja, las muñecas le hacen compañía y que se baña, viste y toma fotos de ellas durante su tiempo de inactividad.
Después de adquirirlas, el hombre logró establecer una relación a distancia con una mujer en Vietnam.