VIDEO | “Sin la gorra no creo que me reconozcan”: Alejandro Char
El alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, habló con EL HERALDO sobre su estilo personal, su informalidad y cómo eso impacta en su imagen a nivel local y nacional.
“Si me van a hacer una estatua, háganmela con todo y gorra, o no me hagan nada”. La frase la lee en Twitter el alcalde de Barranquilla Alejandro Char. Ese es uno de los tantos comentarios que le escriben los usuarios en redes sociales sobre la imagen “demasiado informal” que proyecta el mandatario distrital. Char prefiere reírse. Sabe que el tema ha sido objeto de conversación, críticas y especulaciones por mucho tiempo. Está al día, es consciente de que se ha avivado tras presentarse junto al presidente Juan Manuel Santos y al gobernador del Atlántico Eduardo Verano, en la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, luciendo el accesorio que nunca deja en casa. ¿Por qué el mandatario distrital siempre lleva una gorra? ¿Acaso se trata de una estrategia política?
El alcalde aceptó la propuesta de EL HERALDO y concedió una entrevista para resolver este tipo de dudas, un diálogo poco convencional, pues generalmente es abordado para tratar asuntos de ciudad. Char abrió las puertas de su casa, escogió las nueve gorras que más le gustan y, en medio de ellas, reconoció que sí hay algo de marketing político. “Es válido”, dijo, “pero no es algo que haga a propósito”.
“¿Por qué no me la quito?, la verdad es que soy bastante informal. Me incomoda el saco, la corbata y los zapatos de cuero. Por eso siempre ando con zapatos de caucho. Me gusta la ropa muy casual porque me facilita la vida. No me gusta el escritorio, por ejemplo. La mayoría del tiempo estoy en la calle, bajo el sol”, explicó el alcalde, que justamente traía la indumentaria que más usa ante el público: una camisa blanca manga corta, pantalón gris, tenis y gorra.
Así se le ha visto, incluso, en eventos que aparentemente exigen la elección de un atuendo más formal. Durante la rueda de prensa con la ex Miss Universo Paulina Vega, por ejemplo, Char apostó por un blazer azul oscuro, una camisa violeta y… una de las más de setenta gorras que guarda, casi apretadas, en su clóset.
“Va con mi forma de ser. Yo no me encajo la camisa, no me preocupo por tantas cosas que antes sí me preocupaban. Ya quedé así marcado y si dejara de usar la gorra, no me reconocerían”, expresó.
Es que a su parecer, el cuidado en los detalles al vestir “es tiempo que pierde la gente”. Char asegura que si debe estar listo a las 7:30 a.m., puede continuar acostado en su cama a las 7:21 a.m., que en nueve minutos consigue alistarse porque “tengo los mismos zapatos, las mismas camisas, los mismos pantalones”.
“Ustedes no me verán ni con correa, ni con reloj ni nada. Eso le quita tiempo a la gente. Si sumas ese tiempo en el día, en un año te quita días. Cuando te das cuenta ya se te fue medio día entre la pensada y la colocada. Multiplica cuánto da eso al año”, sugirió.
Por eso lo han regañado. El alcalde cuenta con un equipo de asesores de todo tipo, que constantemente le insisten en ajustar su imagen. Char reconoció que “me recomiendan mucho, pero no soy bueno en eso”. Menos mal, expresó, “Barranquilla me entiende”.
“Yo creo que la gente quiere un alcalde cercano y consiguió uno bordillero, que no le cuesta ser como es el barranquillero. Yo soy uno más porque me gusta ser así, porque nací así. A los 15 años yo veía a Richie Ray y Bobby Cruz tocando en estaderos por ahí, pasé metido en La Troja un pocotón de años, en La Estación, en el Rico Melao, estudié ingeniería aquí. Soy muy barranquillero y no tengo porqué demostrarlo. Está en mi gen de la alegría. Es espontáneo”, expresó Char.
El alcalde aseguró que lee “todos, todos” los comentarios que recibe a través de sus redes sociales. Las felicitaciones, las críticas, los regaños. Pero aunque sean bienvenidos, parece que no está dispuesto a cambiarse.
“Si fuera modelo de Silvia Tcherassi, entonces tendría que respetar porque voy a desfilar una prenda. Pero a mí los barranquilleros me eligieron para ponerle orden, seguridad, educación, salud a la ciudad, no para que fuera el alcalde mejor vestido de Colombia. Creo que me aceptan eso”, consideró.
Por eso le dio gracias a quienes lo entienden. Quienes creen, como él, que sería “muy cachaco”, muy diferente, el que un barranquillero se vista como “bogotano”. Más si ese barranquillero es quien administra su ciudad.
“Yo camino las calles y a mí no me dicen señor alcalde. Me dicen: ¡hey Ale! Eso facilita mi comunicación con las comunidades, un alcalde al que sin pena y sin vergüenza le pueden decir que en el barrio no hay alumbrado público y que se meten los bandidos (…) Es mi posición, si uno se enmarca en una fachada diferente a la gente que administra, te aíslas. Esto te lo juro, no lo hago pensando en una estrategia, es que así me siento cómodo”, concluyó el alcalde. El de las más de 70 gorras, cuatro pares de zapatos y ocho camisas blancas.