Antes que nada, dejar claro que la violencia y la intolerancia en las calles y estadios del fútbol colombiano no es patrimonio de uno u otro equipo: es generalizada, sobre todo entre los clubes con mayor hinchada. El problema con este nuevo caso, el de "Sin camiseta, no pueden entrar", es que da la sensación de que la situación antes que mejorar, empeora, y para hacerlo más grave, en complicidad de quienes deben velar por un fútbol en paz, como la Policía y la organización logística.
Boris del Campo Marín es un hincha de Millonarios que asistió con un grupo de cinco amigos (uno de ellos hincha de Nacional) al partido de su equipo frente a Nacional de Medellín, el pasado jueves en el estadio El Campín, de Bogotá. Su post en Facebook se empieza a regar como pólvora en redes sociales por la vergüenza e indignación que produce ver cómo el fútbol dejó hace rato de ser una fiesta para convertirse en otro vehículo de intolerancia y violencia gratuita. Esta es la crónica de lo sucedido:
Hincha por un día: Oda a la estupidez y a la violencia en el fútbolCaminábamos por la carrera 30 hacia el sur y ya veí...
Casos hay de sobra para demostrar que la convivencia entre hinchas de todos los equipos del fútbol en Colombia es todo menos ejemplar. Así que si vino a este artículo a odiar, insultar o a vociferar regionalismos, está en el lugar equivocado. El fútbol nació para ser algo divertido, en el que se pueda rivalizar como amigos, con sentido del humor, sin incentivar odios. ¿Cuándo podremos volver a disfrutar del fútbol en paz?