“Para mí, Jhonier ya está muerto”: hermano de Mauricio Leal rompe el silencio sobre el doble crimen
Carlos Andrés, desde la cárcel, afirma que su hermano condenado actuó con ayuda y busca heredar bienes familiares tras matar a su madre y a Mauricio Leal.
Desde una celda del centro penitenciario de Jamundí, Carlos Andrés García Hernández habló sin tapujos sobre lo ocurrido con su madre, Marleny Hernández, y su hermano Mauricio Leal, asesinados brutalmente en noviembre de 2021 en su vivienda en La Calera. A pesar de estar él mismo condenado por un caso distinto, asegura que las dudas y los indicios que conocía lo llevaron a concluir que su hermano Jhonier Leal no actuó solo en ese crimen.
Carlos Andrés relata que, cuando su otro hermano le anunció la muerte de su madre y Mauricio, lo hizo “como si nada hubiera pasado”, sin mostrar angustia ni dolor. Esa actitud, describe, lo estremeció: “parecía que no hubiesen matado a sus familiares”. Según él, esa frialdad y algunos detalles anteriores al asesinato —como que Jhonier le confesara tener graves deudas y que no quería pedirle ayuda a Mauricio— alimentan su convicción de que existió complicidad. Incluso señala que le llamó la atención que tras el crimen, Jhonier apareciera en entrevistas usando la misma chaqueta de Mauricio, un gesto que le pareció extraño y falto de respeto.
Además, desde prisión denuncia una nueva maniobra: afirma que Jhonier, aún condenado, busca adjudicarse parte del patrimonio familiar, argumentando derechos sobre la herencia del estilista. Para Carlos Andrés, eso resulta inadmisible: “El mismo hombre que mató a mi mamá y a mi hermano ahora pretende quedarse con lo que no le pertenece”. Por eso dice que, para él, Jhonier está muerto —no solo en sentido simbólico, sino en cuanto a vínculos familiares y derecho moral alguno sobre los bienes.
Para Carlos Andrés, las inconsistencias, la actitud de su hermano y los hechos posteriores al crimen confirman que esa noche hubo más personas implicadas. Por eso insiste en que la justicia debe investigar exhaustivamente si otros participaron en el asesinato, más allá del condenado. Mientras tanto, él mantiene su distancia: “No quiero saber nada, ya no somos familia”, concluye.
Este nuevo testimonio reaviva el caso de Mauricio Leal y su madre, y añade presión sobre las autoridades y tribunales encargados de revisar las implicaciones patrimoniales del crimen, en medio de una batalla que continúa entre resentimientos, acusaciones y dolor.
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