El pequeño Emmanuel, como todos los niños de su edad (8 años), sueña con ser policía, bombero, médico, astronauta o futbolista. Y aunque le gusta Supermán, Batman y demás, su heroína es de carne y hueso: Mariana Acuña Meza, su mamá.
La admira porque esa mujer de 31 años sacrifica sus noches y madrugadas por darle un mejor futuro. Mariana es madre cabeza de familia y trabaja como lavadora de carros en Maxillantas, un autolavado ecológico ubicado en la carrera 43 con 65B, barrio Boston, a donde llega todos los días procedente de Villa Esperanza, un vecindario humilde de Malambo.
Mariana haciendo lo más difícil, según ella: dejar el vidrio reluciente. La mira su hijo.
“Yo tengo unos cuatro años lavando carros. Inicié en San Isidro, detrás del cementerio Calancala. Hace 15 días empecé aquí y me está yendo mucho mejor, puedo hacerme hasta 40.000 pesos en una noche”, asegura Mariana.
Esta valiente mujer decidió ganarse la vida con un trabajo que realizan comúnmente los hombres porque el papá de su hijo la abandonó. “Yo quiero darle lo mejor a Emmanuel y a mi mamá, quien me ayuda mucho con el niño porque trabajo de 7 de la noche a 7 de la mañana”, dice.
El amor de Emmanuel hacia su madre Mariana es inmenso.
En vez de contarle un cuento o dormir al lado de su retoño, las noches de Mariana pasan entre mangueras, espuma, aspiradoras y cera para carros. Y lejos de entristecer a Emmanuel, lo enorgullece. La ve en las redes sociales, en la campaña ‘Las mujeres sí lo hacemos bien’, que intenta desmitificar que las féminas no pueden hacer determinadas cosas ‘hechas solo para hombres’. Es la única mujer de los 20 lavadores que trabajan allí.
La idea fue de Yidid Hoyos Aristizábal, quien se ha dado a la tarea de ir cambiando “esa mentalidad machista”, y darles oportunidades a las madres cabeza de hogar.
Yidid Hoyos, creadora de la campaña ‘Las mujeres sí lo hacemos bien'
“Los hombres siempre dicen que es que nosotras no sabemos manejar, que mucho menos sabemos cómo desvararnos. Y yo digo: si una mujer es capaz de lavar el baño, barrer, trapear, lavar la loza, la ropa, tender la cama, ¿por qué no puede ser capaz de lavar un carro?”, afirma Yidid, quien en su campaña ha dado capacitaciones para que las mujeres aprendan a cambiar llantas y la importancia del balanceo y la alineación.
Mariana es un ejemplo para los hombres y mujeres machistas que afirman que ellas no pueden hacer el trabajo de ellos.
Mariana concuerda con ella y revela que lo más difícil son los cristales de los autos, dejarlos relucientes, sin ‘paños’. “Es como cuando hago la limpieza en mi casa, siempre lo que más demora es la limpieza de las ventanas. Hay que hacerlo con dedicación”, dice. Cada vez que limpia una cristal, Mariana ve su rostro, y sonríe porque sabe que todo su esfuerzo vale la pena por Emmanuel.
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