“Fueron dos tipos los que se bajaron de una camioneta, que dejaron por la iglesia, y de allí se vinieron caminando hacia el estanco. Llegaron hasta la calle, se acercaron y empezaron a disparar sin importar a quién le dieran. La mayoría de la gente corrió y se metió dentro del local para esconderse, pues, por lo general, siempre tengo las rejas abiertas, ya que pasan para los baños”, explicó Mejía sobre los sujetos que llegaron hasta la entrada del negocio situado en la Vía 40 con calle 106, en pleno sector comercial de Las Flores.
Este luego señaló que “los muchachos que asesinaron estaban en la terraza de al lado del estanco, y no tenían acceso de llegar hasta acá (para protegerse) porque en el espacio que queda para entrar yo suelo poner la planta eléctrica”.
Y además aclaró que “la masacre se da a las 12:41 de la madrugada exactamente”. Según el comerciante, la hora la vio en las cámaras de vigilancia del local que mantenían —enfatizó— la visual hacia la zona de la terraza del negocio y el hecho sucedió en la otra entrada.
Acribillados murieron Johan Andrés Polo Chiquillo , de 21 años; Dany Daniel De la Hoz Correa, de 33; Edwin Yesid Cardoza Tapia, de 29; Jorge Eliécer Pardo Hernández, de 33; Chelo José Acevedo Villa, de 22, y Henry David Flórez Pallares, de 29 años.
Mientras que las personas heridas fueron identificadas como Josimar Andrés Tapia Acuña, de 25 años; César Augusto Garizabal Simanca, de 22, y Carlos Gustavo Ávila Niebles, de 38.
“Todos los muchachos eran sanos, personas de bien. Estaban en el lugar equivocado, pues se encontraban cerca de la persona por la que venían que, tengo entendido, no era del barrio”, expresó Mejía.
“Cumplo con atender”
Miguel afirmó que lo ocurrido el lunes fue “la primera vez” que le sucede una cosa semejante. “Al final uno no sabe quiénes son las personas que llegan a consumir aquí, yo cumplo con atenderlos pues al final este es mi negocio y de eso vivo”.
Apenas pasó el ataque, según lo expuesto por el administrador, “no tuvimos que ver con las cuentas de los clientes. De inmediato apagué la música y esperé que llegara la Policía para colaborar”.
Posterior a eso, recalcó que el martes se acercó “a la inspección de Las Flores con los documentos del negocio y acordamos que, por respeto al dolor de los familiares, no abriría este fin de semana (Amor y Amistad), yo estaría retomando el viernes 23 de septiembre pues los días de semana no suelo laborar.
Incluso añadió que en febrero ocurrió una situación similar, relacionada con un cierre temporal, en el sentido de que al frente de donde funciona su negocio ocurrió un grave accidente de tránsito que dejó un choque entre un bus de la empresa Coochofal y los ocupantes de un bicitaxi. Las víctimas mortales fueron identificadas como Emilia Teresa Hernández De la Hoz, de 42 años, y Reinaldo Sánchez García, de 61 , quienes viajaban en el vehículo de pedal.
Frente a las víctimas fatales del hecho reciente, el comerciante reveló que “Edwin (Cardoza Tapia) era mi peluquero: me motilaba todos los sábados, si no venía acá al negocio, yo lo mandaba a buscar. Era vecino mío y lo apreciaba y respetaba muchísimo, ellos venían acá y compartían, se tomaban unas cervezas y se iban luego para sus casas”, repitió.
Y Dany De la Hoz , “también vecino mío”, tenía como costumbre llegar a escuchar música y a tomar cerveza, tal y como lo hizo la noche del domingo, horas antes de que se registrara el ataque.
Por su parte, Dionifer Padilla, primo y compadre de Dany De la Hoz, también habló acerca del joven, recordando el proceso que vivió durante su estancia en la empresa Tecnoglass, y dando detalles de algunas conversaciones que tuvieron con agentes de la Policía. “En Medicina Legal se nos acercaron agentes de la Policía de Bogotá a preguntarnos y saber lo que había sucedido, nuestra respuesta fue que le preguntaran a su comandante, quien había dado las declaraciones en donde decía las cosas malas que según hacía mi compadre”.
Asimismo, y con expresiones que resaltaban la impotencia que generaron las declaraciones de las autoridades, Padilla sostuvo: “Nosotros vamos a interponer una contrademanda al comandante para que se retracte de las declaraciones que dieron, pues queremos que limpien el nombre de Dani. Los abogados de Tecnoglass nos han ayudado mucho en el caso, para que se puedan esclarecer los hechos”.
A su vez, con gran orgullo relató cómo la lucha y la perseverancia eran cualidades que caracterizaban a su compadre, mismas que lo llevaron a conseguir el puesto laboral que mantuvo hasta el día del hecho de sangre.
“El año pasado se había graduado de la carrera en la que estaba becado, y en marzo de este año lo ascendieron a supervisor, solo llevaba tres meses en su nuevo cargo. “Llevaba 10 años laborando con la empresa, él habló con la fundación y le brindaron el 50 % de la beca , sus calificaciones eran tan excelentes que le brindaron el resto de la beca para que pudiese realizar sus estudios”.
Por último, con su voz rasgada y ojos llorosos, recordó a Dany y lo que este representaba para su familia. “Era mi primo y mi compadre, esto es algo que no sabemos cómo asimilar. Era padrino de mi hija y con mucha tristeza me preguntaba por qué Dios le había quitado a su padrino. A los 8 días realizaremos una eucaristía en su casa, pues cuando no estábamos en el estanco, ahí es donde hacíamos todas nuestras reuniones”.
Los sepelios
El miércoles 14 de septiembre, 48 horas después del atentado criminal, se cumplieron las honras fúnebres de cinco de las víctimas fatales. En el cementerio Inmaculada Concepción, el pequeño camposanto del barrio Siape, fueron sepultados Johan, Dany Daniel, Chelo José y Henry David. Mientras que Edwin fue despedido por su familia en el Cementerio Universal.
En medio de los cortejos, hubo nuevamente rechazo de las familias ante lo acontecido. Esto en razón de una declaración de la Policía Metropolitana de Barranquilla que asoció a las víctimas como miembros de la organización criminal ‘los Costeños’.
Aparte, en los actos también corrieron algunas versiones sobre contra quién o a quiénes iba dirigido el ataque.
Los comentarios coincidieron con los que se divulgaron luego del episodio que estremeció a la comunidad . En ese sentido se dijo que Jorge Eliécer Pardo Hernández, apodado el Cachaco, víctima fatal, llegó en un taxi la madrugada del lunes al negocio Donde Migue, exactamente a las 12:30 a. m., a encontrarse con ‘Piti’, un individuo que reside en Las Flores y que tenía como costumbre beber en el negocio.
Estando en el lugar, Piti y el Cachaco empezaron a hablar y a tomar cerveza. Junto a ellos, pero sin compartir entre todos, permanecían las otras víctimas.
Solo pasaron diez minutos cuando llegaron los desconocidos que, al parecer, venían siguiendo al Cachaco. Ahí empezó el tiroteo.
Pesquisas
En la rueda de prensa que se desarrolló al mediodía del mismo lunes 12 de septiembre desde el barrio Las Flores, sitio donde ocurrió la masacre, el general Javier Martín Gámez , de la nueva cúpula que está al mando de la Policía Nacional, y el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, entregaron declaraciones a los medios de comunicación sobre lo acontecido.
“Las personas estaban consumiendo bebidas embriagantes y llegan cuatro sujetos disparando indiscriminadamente. Hay dos hipótesis: una es la pérdida de un estupefaciente y la otra hipótesis es que sería una confrontación entre bandas criminales por control territorial por microtráfico de este sector de la ciudad y otras partes. Ahí mueren seis personas y tratamos de establecer si las seis hacen parte de la estructura o si cayeron personas inocentes”, expresó Martín Gámez.
A lo que el general se refirió sobre la pérdida de la droga este medio logró conocer la versión de que sería una cifra cercana a la media tonelada de cocaína que estaba guardada en una vivienda del barrio Las Flores y, desde hace un mes, quienes la tenían guardada no daban razón a los dueños del alijo.
En esa línea, la droga sería del Clan del Golfo y quienes estaban a cargo de la custodia en la zona eran miembros de la organización delictiva ‘los Costeños’.
A su turno, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo , manifestó que “estos hechos hacen parte de una disputa territorial entre bandas criminales”.
Sin embargo, este hizo claridad en que “esta excusa no la podemos enarbolar cuando seis personas fallecieron hoy. No podemos generalizar que todos tenían relación con el hecho criminal, pues algunos estaban ahí compartiendo, sin saber que iba a pasar eso. En ese sentido le mandamos las condolencias a las familias y nuestra fortaleza”.
Empero, hoy tomaría más fuerza la hipótesis entregada por el mandatario de los barranquilleros, y que las autoridades policiales asocian con el manejo de las rutas de microtráfico en el barrio. Al parecer, todo habría sido ordenado por alguien que busca retomar el control de las rentas criminales tras su regreso.
Mientras se identifican a los autores materiales del hecho y se llega a la verdad del motivo del ataque, en una labor conjunta de Policía, Ejército y Fiscalía diariamente sigue recopilándose información. El caso avanza, según las autoridades.
Velatón en Las Flores: las últimas luces que iluminaron el recuerdo de la masacre
Con velas, globos y ofrendas florales los familiares y vecinos del barrio Las Flores se reunieron en la noche del martes 13 de septiembre, al día siguiente de lo ocurrido, en el sitio de la masacre. Varios actos simbólicos se adelantaron en solidaridad con las víctimas mortales. “Es doloroso, es una profunda tristeza, murieron seis hombres, de esos cinco criados en el sector. Por eso estamos aquí celebrando la vida, porque esta continúa, pero también reclamando justicia y dignidad por las víctimas, que están siendo doble victimizadas, una por las balas y otra por señalamientos como miembros de organizaciones criminales, y sabemos que no es así”, dijo María Isabel Correa, líder del sector.
Por su parte, Deisy Cardozo, una de las hermanas de las víctimas, expresó su notable dolor, y en medio de lágrimas manifestó: “Queremos que se haga justicia y que este lamentable suceso no quede en la impunidad, eran muchachos de bien, que se conocían desde pequeños”.
Al final, los familiares de cada una de las víctimas observaron cómo las llamas que se desprendían de cada una de las velas que representaron de manera simbólica las vidas de los asesinados en la masacre iluminaron la noche.