Escenas dramáticas con los familiares de los patrulleros muertos y heridos en el pavoroso atentado a la estación de Policía del barrio San José, se vivieron este sábado en los alrededores de la sede policial y en los centros asistenciales a donde fueron llevados las víctimas.
Uno de los muertos fue Yosimar Márquez Navarro, de 29 años, oriundo de Sucre. En la Clínica Murillo, su esposa, quien tiene cinco meses de embarazo, esperaba angustiada. A ella y a la mamá del patrullero no les avisaron enseguida que había muerto por “el fuerte impacto que ocasiona”. Márquez murió con la alegría de ser padre de una niña de 3 años, y con la ilusión fallida de su segundo hijo en gestación.
“Él era una gran persona, lo vamos a extrañar mucho. Hace dos días había estado en mi casa y ahí compartimos. Dejó solos a su esposa, a su mamá y a sus tres hermanos menores. Se esfumó su sueño de ser abogado,porque esa era otra de sus metas graduarse en derecho”, dice un tío de Márquez, a las afueras del centro asistencial.
Otro de los dramas que se sentía era el de los parientes del patrullero Freddy de Jesús Echeverría Orozco, de 23 años, igualmente muerto en el atentado.
“El 6 de diciembre pasado llegó a Barranquilla trasladado de Manizales. Tenía cuatro años en la institución y después de tres intentos de solicitar traslado para esta ciudad, con el fin de estar con su familia, al fin lo conseguió. Lástima que esta alegría le duró tan poco”, expresó su padre Enrique Echeverría.
Residía en el barrio Villa Katanga, de Soledad, y estaba consiguiéndole un empleo a su papá, quien vive en el corregimiento de la Isla del Rosario, en Puebloviejo (Magdalena), para que se viniera a estar aquí con él “Mi hijo quería salir adelante, era muy entregado a su trabajo. Siempre se esforzó por ser el mejor y era muy sano. Pidió traslado porque quería estar cerca de nosotros y lamentablemente la muerte lo encontró en ese atentado”, agregó el padre del joven patrullero malogrado.
‘PONTE EL CHALECO’
“Yo siempre le decía: Mijo, pilas, ponte el chaleco, tú sabes que con ese plan pistola, en cualquier momento pasa algo. Ni ayer ni hoy se lo puso porque estaba sucio, y mire, hoy no fue plan pistola sino una explosión. Estoy desesperada porque aunque dicen que está estable, esto es muy doloroso”. Así manifestó en las afueras de la Clínica Murillo, Eleonor Acevedo, esposa del patrullero Arlet Rodríguez Angulo, uno de los 38 uniformados heridos en la explosión de las dos bombas en la estación San José.
El patrullero Rodríguez, que de sus 35 años de vida ha servido 10 en la institución, vigilaba en el cuadrante del Centro, en Barranquillita. Cada mañana llegaba a formar con los otros uniformados de las 25 cuadrillas, que iniciaban el día en la estación San José.
“Yo escuché la explosión porque vivo en Cevillar, ahí cerquita de donde fue. Llamé a mi hermano y le dije que había explotado algo en la estación. Me fui enseguida a ver y constaté que mi primo estaba herido”, dice Héctor Nova, un policía retirado, familiar de Arlet.
Los familiares se solidarizaban unos con otros, se hablaban y se pasaban información de sus seres queridos. Algunos especulan que hay más uniformados graves y se lamentan.
Una mujer se recuesta sobre un camión de la Policía y llora por la muerte de Yossimar, su compadre. No quiso pronunciar palabra.
Jackson Cabrera, de 36 años, es otro de los heridos. Su hermana cuenta que escucharon la detonación por la cercanía de su vivienda con la estación, y salieron a auxiliar.
“Yo sabía que mi hermano estaba de turno, no puedo describir lo que sentí.Es inexplicable saber que hay un familiar tuyo corriendo peligro o que está a punto de morir”, afirma la mujer.
HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS
Tristeza total. Así se pueden describir las caras de los familiares, amigos y vecinos de los uniformados que murieron en el atentado perpetrado la mañana de este sábado contra la estación ubicada en el barrio San José.
Con un minuto de silencio y un altar de flores naturales, allegados escribieron mensajes a los cinco policías fallecidos y clamaron justicia.
“Dios y patria, que descansen en paz. Siempre los recordaremos”, este fue uno de los mensajes que se logró leer en el piso.
Durante la ceremonia, compañeros de los uniformados pusieron sobre un altar improvisado las gorras de los cinco policías que resultaron muertos mientras encendían velas para orar por la salud de quienes resultaron heridos en los mismos actos.
Un atentado terrorista sin precedentes en la ciudad de Barranquilla ocurrió en la mañana de ayer en la Estación de Policía del barrio San José, en la localidad Suroriente. El hecho, que dejó cinco uniformados muertos y 38 más heridos, habría sido perpetrado por un individuo que fue detenido a escasos metros del sitio.