La mala hora del clan Amaya Mejía: política, gallos y narcotráfico
Las autoridades rastrean si en Dibulla, La Guajira, la familia ligada por décadas a la política, incluso en la actualidad, cruzaron dineros del narcotráfico para dominar la zona.
En La Guajira hay un hermetismo en distintos círculos sociales cuando se menciona el caso del clan Amaya o el combo del ‘Che Amaya’, los miembros de una familia originaria de Dibulla, en el norte del Departamento, que cayeron a principio de mes en una operación conjunta entre la Policía Antinarcóticos y la Agencia Antidrogas, DEA, solicitados con fines de extradición por los Estados Unidos.
El que hable, según versiones locales, tiene la lápida encima o “huele a cativo” (madera para hacer ataúdes), dicho de estas tierras para expresar que alguien está al borde de la muerte.
Las capturas de los seis investigados en la ‘Operación Arcángel’ se llevaron a cabo de manera simultánea en el norte de Barranquilla, en Riohacha y el corregimiento de Camarones, en jurisdicción de la capital guajira.
Entre los detenidos estaban José Nicolás Amaya Ramírez, conocido como el ‘Che Amaya’, padre del actual alcalde de Dibulla y comerciante aficionado a los gallos; Joselín Amaya Mejía, alias Chelín, hijo del Che y quien tiene los mismos gustos de su padre por las aves de pelea.
A su vez, también están Jorge Luis Mejía Brito, médico cardiólogo y cuñado del ‘Che Amaya’; José de la Cruz Barón Toro, alias Chegüa; Elmis Generoso Barros López, alias Gene; y Omar Antonio Contreras Mendoza.
Los miembros de la familia Amaya cayeron en un edificio de la capital del Atlántico, ubicado en la carrera 42 con calle 76, en el barrio Las Mercedes, un espacio que aparentemente era usado como centro de operaciones para coordinar recepción de droga desde el interior del país y su despacho hacia el Caribe.
En Camarones, corregimiento de Riohacha, fue detenido Elmis Barros López. Y finalmente se dijo que en la capital de La Guajira fueron detenidos Barón Toro y Contreras Mendoza.
Para las autoridades en Colombia y en los Estados Unidos todas estas personas harían parte de una red de narcotráfico que empezó a ‘traquetear’ desde 2020, al menos así reposa en el expediente y en la información suministrada por la Fiscalía, y que así extendió sus redes en los últimos dos años. Aparentemente, dos agentes infiltrados, uno de la DEA y otro de la Policía, fueron claves en las pesquisas.
“La labor investigativa de la Fiscalía General de la Nación, articulada con la Policía Nacional y la agencia estadounidense DEA permitió capturar a seis presuntos integrantes de una red trasnacional de tráfico de estupefacientes. Estas personas son requeridas con fines de extradición por una Corte Distrital de Estados Unidos para el Distrito de Puerto Rico, para que respondan en juicio por cargos relacionados con narcotráfico”, afirmó Ricardo Romero Moreno, delegado de la Fiscalía para la Criminalidad Organizada.
El cargo contra los capturados es el de conspiración para el tráfico de drogas a los Estados Unidos de América, pues, de acuerdo con la autoridad, existe evidencia de que la estructura ilegal, al parecer, adquiría clorhidrato de cocaína en Valle del Cauca y la región del Catatumbo, en el Norte de Santander, y la trasladaba a la Alta Guajira para acopiarla en rancherías y territorios costeros. “Luego de obtener determinadas cantidades, coordinaba el traslado por vía marítima a las islas del Caribe para posteriormente enviarlas a Estados Unidos y Europa”, detalló el delegado de la agencia fiscal.
El gallero que dio lora
Para los nativos, José Amaya Ramírez es toda una celebridad por los eventos que realiza en el Club Gallístico Che Amaya, de su propiedad, con ejemplares de toda la región. Esos torneos, que convocan a público amante de los combates entre aves, suelen estar amenizados por artistas de la música vallenata y acompañados por ríos de whisky.
Incluso una versión que ronda el círculo de galleros es que el Che Amaya y su hijo Chelín Amaya, al parecer, fueron infiltrados en riñas de gallos realizadas tanto en la población guajira como en Barranquilla y se expusieron aún más con las jugosas apuestas a los ejemplares que pocas posibilidades tenían de ganar.
Algunas personas también asocian a este hombre con la famosa bonanza marimbera, pero fue de los pocos que logró quedar en pie y continuó con su vida.
En junio de 2008, fue secuestrado en Cúcuta, Norte de Santander, y luego fue dejado en libertad en julio del mismo año. Según informaron las autoridades, se trató de un secuestro extorsivo que pretendía un millonario pago por la liberación.
Por otra parte, se investiga su vinculación con contratos del Estado, en especial con la zona portuaria del municipio.
Rastreo en política
Dibulla es una población costera de unos 6.000 habitantes, según censo del Dane, y fue erigido municipio en diciembre de 1995. Hoy busca estar entre los destinos turísticos por sus playas y escenarios naturales, pero su cercanía con la Sierra Nevada y la incursión de grupos al margen de la ley lo alejan de los visitantes.
El actual alcalde es Marlon Amaya Mejía, quien obtuvo el cargo en 2019 con la coalición Dibulla de Oportunidades. Este es hijo del pedido en extradición ‘Che Amaya’ y de Sixta Rosa Mejía de Amaya, una de las mujeres de poder en el Departamento, dos veces alcaldesa de su tierra y quien ayudó a impulsar el paso de Dibulla de corregimiento a municipalidad.
Fuentes de la región señalan que los Amaya Mejía han mantenido el poder político en la población al menos en las últimas dos décadas. La familia también tiene vínculo con el actual contralor de La Guajira, Bienvenido José Mejía Brito, hermano de Sixta Rosa y exalcalde de la población en el periodo 2015-2019.
Según los datos de la Registraduría, Bienvenido Mejía Brito obtuvo el mayor número de votos al presentarse como candidato por la coalición ‘Dibulla de Oportunidades’, conformada por tres partidos políticos tradicionales.
Así como Sixta Rosa, Bienvenido también es hermano de Jorge Luis Mejía Brito, el cardiólogo que cayó con ‘Che Amaya’ en la redada en Barranquilla y a quien se le señala de ser el enlace internacional con carteles de droga mexicanos, en específico el cartel de Jalisco Nueva Generación.
Con el paso de los días y luego de cumplidas algunas diligencias contra los detenidos, entre estas las que tienen que ver con su posible traslado, el rumor que corre es que las autoridades rastrean una posible combinación del narcotráfico, contratos, recursos oficiales y la política de Dibulla, en especial con la compra de votos y el constreñimiento en época electoral. La tarea difícil es que casi nadie quiere hablar.