Historias

La historia del mayor de la Policía que protegía a uno de los capos más buscado de Colombia

El oficial que estaba al servicio del capo ya fue capturado

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El 25 de noviembre pasado, dos días después de que el cuerpo élite de la Operación Agamenón II diera de baja a Luis Orlando Padierna Peña, alias ‘Inglaterra’, tercero al mando del Clan del Golfo —la organización narcotraficante más poderosa del país—, la Policía se adjudicó otro éxito rotundo en su lucha contra esta estructura criminal.

En Medellín capturaron al hombre que le servía de protector al extinto capo, el que le garantizaba su seguridad, su libre movilización, el que por muchos años impidió que fuera aprehendido por las fuerzas del orden que pagaban hasta $500 millones por su paradero.

Lamentablemente para la institución esta captura recayó sobre uno de los suyos, el oficial con grado de mayor Héctor Fabio Murillo Rojas, quien se desempeñaba en el comando de la Policía de Medellín en el cargo jefe del Modelo Nacional de Cuadrantes. De acuerdo con la investigación que encabezó la Fiscalía de la mano de la misma Policía, el mayor Murillo facilitó el traslado de ‘Inglaterra’ desde el Urabá a la zona de Norte de Santander, donde fue abatido.

Padierna se encontraba en esta región desde septiembre del 2016, y según la misma investigación había sido movido hacia allá por el máximo cabecilladel Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, a fin de hacer alianzas con la banda los Pelusos, que opera en esa zona, y así ampliar nuevas rutas de narcotráfico a través de Venezuela.

En las labores de interceptaciones telefónicas la Policía escaneó una llamada en la que queda claro que en junio del año pasado ‘Inglaterra’ se sometió en Medellín a una operación de baipás gástrico, con la que logró rebajar 40 kilos. Según esa misma información, el mayor Héctor Fabio Murillo se encargó personalmente del traslado del capo desde Urabá a la clínica de Medellín donde le practicaron la cirugía.

Le garantizó la seguridad allí y en el posoperatorio, luego también estuvo al frente de regresarlo a su refugio. Otra de las funciones del oficial conocido en la estructura delictiva como Gafas, era la de proveer armamento a Padierna y su grupo. Las negociaciones ciones las hacían en Tumaco y Buenaventura, e incluía munición y armas de largo y corto alcance.

LA CAIDA DEL MAYOR

La estantería comenzó a caérsele al mayor Murillo Rojas cuando a uno de los hombres de confianza de ‘Inglaterra’ le interceptan una llamada telefónica, y logran captar el siguiente diálogo, en el que un interlocutor le dice. “Estoy en reunión de Planeación. Pilas que estoy con mi coronel, le tengo la información”.

Para los investigadores quedó claro inmediatamente de que se trataba de un miembro de un organismo de seguridad. Centraron entonces hacia este objetivo sus pesquisas hasta que dieron con el oficial. Con base en las escuchas al mayor Murillo fue que los investigadores establecieron que ‘Inglaterra’ estaba desde septiembre del 2016 en Norte de Santander por orden directa de ‘Otoniel’.

Por este mismo seguimiento Padierna Peña estuvo a punto de ser capturado el 29 de agosto pasado, en San Faustino, zona rural de Cúcuta. Un grupo antinarcóticos llegó por él, y en el choque armado que se suscitó fueron dado de baja cinco hombres del anillo de seguridad del capo. Otros 10 cayeron en poder de los uniformados.

Entre estas capturas estuvo la de Antonio María Cardona Rodríguez, alias Pardo, responsable militar de la organización que en esa región se autodenomina Marco Fidel Barba. Estas interceptaciones, más delaciones al parecer de los capturados en este operativo, condujeron el pasado 23 de noviembre al final de Luis Orlando Padierna Peña, cuando preparaba una suntuosa fiesta en una casa finca entre Chinácota y Convención (Norte de Santander), en honor a una de sus amantes.

Un oso gigante de peluche que ordenó fabricar en Medellín como regalo a la cumplimentada, fue la pista que siguieron los investigadores para ubicarlo y darle de baja cuando enfrentó al comando armado.

LA FORTUNA DEL MAYOR MURILLO

Con 17 años en la Policía Nacional y con una hoja de servicio que no ofrecía ningún tipo de sospechas, el mayor Héctor Fabio Murillo Rojas, oriundo de San Luis (Tolima), había acumulado una jugosa fortuna que no iba acorde con sus ingresos legales como oficial de la institución armada.

Tras su captura le ubicaron una finca de su propiedad en Jericó, suroeste antioqueño, avaluada en $4 mil millones; otra en San Jerónimo, también en Antioquia, valorada en $1.200 millones. Igualmente tiene escriturados a su nombre tres apartamentos en Medellín que valen mil millones de pesos cada uno. Además posee una flotilla de siete autos de gama alta, entre estos un BMW. Todos estos bienes ingresaron a un proceso de extinción de dominio.

Por todo este compendio de delitos el mayor de la Policía Héctor Fabio Murillo Rojas enfrenta cargos por concierto para delinquir agravado y prevaricato por omisión agravado. Actualmente permanece recluido en la cárcel de Itagüí (Antioquia).