Historias

La balada del ‘mico coleto’ que sacó un cuchillo y sembró el pánico en Brasil

El animal hizo de todo: robó comida y jabones, lavó ropa y terminó siendo capturado por las autoridades, para someterlo a rehabilitación silvestre.

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La escena parece extraída de un cuento de ciencia-ficción. En los muros de Corrente, una ciudad del estado brasileño de Piauí, fue captado un particular simio que llamó la atención de la comunidad por emplear las paredes para afilar un cuchillo que parece ser casi del mismo tamaño de su cuerpo.

Poco importa el peso del instrumento delante de la habilidad del pequeño animal, que luce conocedor del arma blanca y logra mantener el equilibrio mientras adiestra y afila el cortopunzante objeto. En simultáneo, una cámara callejera registra el momento hasta que el animal desaparece de la escena.

Generando una mezcla de confusión, recelo y asombro, el susto no tardó en apoderarse de los habitantes de Corrente ante la presencia y comportamiento de su inusual visitante. La curiosidad provocó interés y así inició un seguimiento de los ciudadanos a las aventuras del macaco.

Cuentan reportes locales que el animal pasó sus días en la ciudad brasileña en medio de asaltos a casas, ruptura de objetos y la continuidad de lo que, según varios internautas, era el génesis de un animal con "instinto suicida".

Y su actuar no tardó demasiado en escribir un nuevo episodio. A la ya asombrosa habilidad para las armas blancas, el simio fue captado posteriormente en una labor doméstica: lavar ropa y sacarla al sol, en una trilogía de imágenes que dejó anonadados a miles de internautas, quienes no tardaron en difundir el inusual hecho hasta hacerlo viral en redes sociales.

Al animal se lo ve sacudiendo una toalla y abriéndola en la pared, del mismo modo que una ama de casa realiza las labores domésticas en la cotidianidad de un domingo soleado y caluroso.

Los reportes indican que su estrafalario actuar del chimpancé se extendió durante por lo menos una semana, en la que hubo una conmoción interna dentro de Corrente por quienes defendían a la caricaturezca criatura y los afectados quienes, ciegos de la cólera por los padecimientos, pedían los castigos más severos ante su actuar.

Coloquialmente, el simio recibió el bautizo de Chico, quien se alojaba en las noches dentro de un centro comercial, donde diariamente alojaba los botines en forma de ropa, galletas y cajas completas de jabón de las que lograba apoderarse en las jornadas matutinas, como si del simio de Jack Sparrow se tratase.

Y al final, como toda historia de pirata, el simio acabó bajo el implacable asedio de las autoridades ambientales, que recibieron la alerta de la comunidad y emprendieron acciones para recluir al simio en el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad, donde recibe actualmente un tratamiento de la mano con otros diez primates de su especie.

Lo último que se supo de Chico es que fue recluido en el Bioparque Zoobotánico, un refugio de animales donde el aullador susurro de las aventuras con cuchillos se reducirá en su interior, con la esperanza de lograr en el animal una rehabilitación hacia la vida silvestre.