Historias

ESPECIAL | Rencor, droga y licor: las causas del atroz parricidio que conmocionó a los barranquilleros

En la vieja Grecia el parricida podía ser perseguido y asesinado por cualquier ciudadano y nadie le podía prestar asilo o ayuda, ya que se consideraba que era un delito supremo.

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Matar al padre es uno de los crímenes tabú para la humanidad y desde la antigüedad tiene un castigo severo.

En la vieja Grecia el parricida podía ser perseguido y asesinado por cualquier ciudadano y nadie le podía prestar asilo o ayuda, ya que se consideraba que era un delito supremo.

En Roma la muerte reservada para los asesinos de sus padres se llamaba Culleum y consistía en lanzar al condenado desnudo al mar, o al río, metido en un saco de cuero con una víbora, una mona, un gallo y un perro.

El condenado moría ahogado y los animales desempeñaban una doble tarea: torturar al reo mientras estuviera vivo; y después fundir sus restos hasta que fuera imposible distinguir al animal del hombre. De hecho el respeto por los progenitores es un mandato bíblico, consignado en el libro del Éxodo 20:12: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”.

Por eso el crimen que cometió Abel Javier Castellar Echenique, de 21 años, resulta tan abominable a los ojos de nuestra sociedad y los de él mismo, de acuerdo con la confesión que le hizo a las autoridades y su actitud ante los jueces.

Abel Castellar fue capturado por el asesinato de su padre.

[VER: Orlando fue asesinado por su propio hijo en plena celebración de Año Nuevo ]

TRES PUÑALADAS AL PAPÁ

La madrugada del pasado 1° de enero, el joven asesinó a Orlando Rafael Domínguez Coronado, 44, su papá biológico.

Le pegó tres puñaladas en medio de una discusión que se originó cuando su progenitor lo regañó por meterse a robar en una casa.

El parricidio ocurrió en el barrio Nueva Candelaria, municipio de Candelaria, sur del Atlántico. El crimen fue el culmen de una historia que empezó hace 20 años, cuando Orlando Rafael le negó los apellidos a su hijo y lo abandonó para irse a vivir a Venezuela. El niño creció llenó de rencor y tomó los apellidos de su mamá: Castellar Echenique.

Margarita Manjarrez, cuñada de la víctima, relató que Orlando Rafael retornó a Candelaria en agosto del año pasado por la mala situación que se vive en Venezuela. Desde el momento de su llegada Abel Javier lo empezó a increpar por haberle negado los apellidos y haberlo abandonado.

A la rabia que había crecido en el interior del joven se sumaron su elevado consumo de licor y drogas que, de acuerdo con Margarita,lo llevaron a caer en conductas antisociales, como las peleas callejeras y últimamente, al parecer, robos en las casas vecinas.

La bomba de tiempo explotó la madrugada del 1o. de enero. A las 5:00 a.m. a Orlando Rafael le fueron a avisar que su hijo había sido sorprendido cuando intentaba meterse en una vivienda. El hombre buscó a su vástago, trató de reprenderlo y se fueron a los golpes. Abel Javier explotó, sacó un cuchillo de 25 centímetros, de mango verde, y atacó a su padre hiriéndolo en brazo derecho (herida defensiva), cabeza y una puñalada mortal en el cuello;luego salió corriendo, pero fue capturado a las pocas cuadras por la Policía.

En el trayecto fue golpeado por sus vecinos y por su padre de crianza. Horas después, cuando lo iban a trasladar a Barranquilla para ser judicializado en la Fiscalía, ya más sobrio, le confesó a Margarita su arrepentimiento.

“Yo no sé qué hice, yo solo le estaba amagando”, decía el parricida llorando. Posteriormente, en la audiencia de legalización de captura, cabizbajo aceptó los cargos por homicidio. En un mes empezará su juicio oral y enfrentará una condena de 17 a 32 años en prisión.

EL PARRICIDIO EN LA HISTORIA

El asesinato del padre ha sido un tema que ha nutrido la cultura popular y las historias de la literatura, el cine y las artes en general. Un ejemplo lo podemos encontrar en los mitos griegos; recordemos la historia de Edipo, quien estaba destinado a matar a su padre y a casarse con su madre.

Cuenta el mito que sus padres trataron evadir el destino enviándolo lejos cuando era un niño, aunque una vez adulto Edipo conoció a un hombre al que dio muerte en una pelea, sin saber que era su padre, cumpliendo así la profecía.

La crónica roja de nuestro país también ha registrado casos de hijos que han matado a sus progenitores, para cobrar una herencia o por motivos intrascendentes. En Bogotá, el 17 de abril de 2003, en un apartamento del conjunto Los Laureles de Sauzalito, en Ciudad Salitre, Giovanny Ángel Moreno le disparó en la cabeza a sus padres, Joselín Ángel Escobar y María Elvira Moreno, y a su hermano D` Angelo, luego de una acalorada discusión.

La pelea familiar se produjo porque la madre y el hermano del asesino, se negaron a prestarle el carro de la familia, con el que pretendía viajar con su novia a un sitio de descanso cercano.

Tras asesinar a su familia, Giovanny Ángel Moreno viajó en el carro de su padre, junto con su novia, inicialmente al municipio de Carmen de Apicalá, y luego a Mariquita y Honda, para descansar durante los días finales de la Semana Santa del 2003.

Fue capturado tres meses después por el olor nauseabundo que emanaban los tres cadáveres que tenía dentrode su apartamento.En 202 La Corte Suprema de Justicia lo condenó a 38 años de cárcel por el triple asesinato.