Apenas puede dar pasos. Los dolores en todo el cuerpo no le permiten caminar libremente, y en el rostro rozagante que tanto la enorgullecía se aprecia aún la piel amoratada e hinchada. Así de duro es el presente de Ingrid Arroyo Lobo, la mujer de 70 años que el pasado 19 de noviembre fue golpeada brutalmente por un joven que se metió a robar en su casa.
Aunque el hecho sucedió en Ponedera, y solo trascendió en Barranquilla una semana después, provocó conmoción, pues de nuevo una mujer, esta vez de la tercera edad, era blanco de violencia desmedida esta vez para robarle $50 mil.
AL DÍA visitó a Ingrid Arroyo en su humilde vivienda donde sucedieron los hechos, calle 25 con carrera 11, barrio La Candelaria (Ponedera), para conocer de cerca su drama. Sin tapujos denunció al sujeto que la agredió: José David Lora Narváez, un joven de 18 años que todos conocen en el barrio por su apego al consumo de drogas.
LA TENÍA VISTA
Ingrid Arroyo es natural de Sahagún (Córdoba), y tiene por costumbre levantarse todos los dias a las 5 de la mañana a asear su casa.
Reside sola porque sus hijos viven en Córdoba, y al esposo se lo mataron hace 25 años, recién llegados a Ponedera.
A las 7 de la mañana, después de recoger agua, barrer el patio, regar las cerca de 15 especies de plantas que tiene sembradas, y dejar apagado el carbón de la cocineta; Ingrid sale a recorrer las calles de Ponedera en busca de quien la llame a que le haga quehaceres domésticos como lavar ropa o limpiar trastos de cocina. “La gente me conoce como ‘la señora Mona’. Saben que por $5 mil y los tres platos de comida les trabajo en las casas todo el día”, manifestó Ingrid.
El miércoles pasado que la visitamos, eran las 9 de la mañana y apenas acababa de bañarse, porque su cuerpo adolorido la obliga a pasar más tiempo en cama de lo habitual. El día de su drama, el domingo 19 de noviembre, la Mona salió de su casa en medio del coro mañanero de los gallos a buscar dónde trabajar.
Cuenta que estuvo en una residencia cercana a la suya, y al final del día visitó al vecino Eduardo Barraza.
“Ella estuvo acá un rato largo, como casi siempre, solo que esta vez se quedó más de la cuenta, hasta eso de las 10 de la noche”, contó Barraza. En ese lapso José David Lora Narváez pasó tres veces por el frente de la vivienda de EduardoBarraza. Se percató que Ingrid estaba allí, y por ende en su casa no había nadie.
¿Qué le podía robar a una señora de 70 años que ganaba 5 mil pesos diarios? Nada, pero Lora en ese momento tenía más marihuana en la cabeza que oxígeno, según lo describen testigos y la misma víctima.
10 MINUTOS DE HORROR
La Mona terminó la visita donde la familia Barraza, y se dirigió a su casa, un predio en obra negra de 7 metros de largo por 7 de ancho recubierto en cercas medianas de madera y de fácil acceso. “Llegué a mi casa y me dieron ganas de orinar, abrí la puerta trasera para ir al baño, pero cuando voy saliendo me doy cuenta de que ese tipo (José Lora), estaba escondido, recostado a la pared. Me asomé y le dije, ‘ajá, ¿qué haces ahí? ¿Te tengo algo?’ Enseguida me empujó”, contó Ingrid.
El frágil cuerpo de la Mona no fue problema para el delincuente, un escuálido individuo de baja estatura. Empelló a su víctima hacia la sala, la agarró por los brazos y desde atrás la llevó forzada a una habitación.
Illustración | Luis Felipe De la Hoz
“El susto no me dejó gritar, me tiró al suelo, se subió sobre mi abdomen y con las rodillas bloqueó mis brazos para que no me defendiera, aun así le arranqué un pedazo de pelo, lo tenía largo”, recordó Ingrid en tono enérgico, como si aún tuviera el cabello del agresor entre sus manos.
Con la mujer a su merced, y luego de meterle un pedazo de camisa sucia en la boca, José Lora empezó darle trompadas con ambas manos como si estuviera enceguecido. La golpeó en los ojos, en los brazos, la trataba de ahorcar y nuevamente volvía a darle en la cara, recuerda ella. “Cerquita de donde me golpeaba había un machete, pero Dios es tan grande que no lo vio, porque si lo ve me hubiera matado”, rememora Ingrid con el poco aliento que el llanto le permitía expresar.
Para Lora solo hubo calma cuando vio a Ingrid inconsciente,en el instante en que el rostro de la mujer tenía ya la piel hinchada, deforme y lavada en sangre.
Ingrid no tiene noción exacta del tiempo que duró el maltrato, pero se atreve a decir que entre el instante en que lo sorprendió hasta cuando dejó de golpearla, pasaron unos 10 minutos.
Gestión de orden de captura
José David Lora Narváez dejó a la Mona tendida en el suelo y corrió a revolcar el otro cuarto de la casa. Ahí hurgó un canasto de ropa y halló los $50 mil, dinero que su víctima había ahorrado para pagar dos facturas vencidas del servicio de agua.
José David Lora Narváez, agresor | ALDÍA
A Ingrid la encontró revolcada su vecina Jennifer Barraza, que a las 7:30 de la mañana del lunes llegó a buscar unas plantas.
A Ingrid la atendieron en el hospital del pueblo durante cuatro días. Le diagnosticaron politraumatismo, además de fracturas de cráneo y huesos de la cara.
Le dieron 35 días de incapacidad. José David Lora Narváez fue conducido al comando de Ponedera, pero solo lo individualizaron.
Al día siguiente llegó la denuncia y ahora gestionan la orden de captura en su contra por hurto y lesiones personales. “Lo tenemos individualizado y solo esperamos luz verde para aprehenderlo”, dijo el coronel Alfonso Reyes, comandante de la Policía de Ponedera.