Betty Cortina Orozco sufrió violencia sexual cuando tenía 36 años. Tras 12 años de aquel terrible hecho, toma aire, pasa sus manos por su cara y admite con la voz quebrada: “No es fácil hablar de esto”.
Fue el 24 de noviembre de 2005 cuando todo ocurrió. “Fui violada por el frente 37 de las Farc de Los Montes de María en el kilómetro 18, la carretera que de El Carmen de Bolívar conduce a Zambrano”, contó.
Recuerda ese día y la frase: “Betty Cortina así te queríamos coger”. Hizo una pausa y su inquietante silencio confirmó que para una mujer que fue abusada sexualmente existen cosas peores que aún duelen.
Conozca la historia de Betty Cortina:
Ella iba en su carro junto a su hermana, sus dos hijas de 12 y 13 años y sus sobrinas. Todas fueron golpeadas y violadas. “Nos dirigíamos a Barranquilla y en el camino nos interceptaron dos motociclistas. Nos metieron al monte e hicieron con nuestros cuerpos lo que quisieron”, narró la mujer quien ha sido sometida a seis cirugías en su cara para borrar las huellas de aquel atroz hecho.
Betty Cortina, docente y psicóloga de un colegio en Plato, Magdalena se había convertido en blanco de amenazas por parte de grupos armados. “Tras el reclutamiento de menores, la deserción escolar era cada vez mayor y decidí emprender en la escuela un programa para enseñarle a los niños oficios que le sirvieran en su futuro”, manifestó Cortina.
Admite que esa fue su sentencia.“Comenzaron a amenazarme pero nunca les presté atención. Hasta que un día pusieron una bomba en casa y decidí irme a Bogotá. Pensé que podía regresar y un año después lo hice. Sin embargo, pasó lo que pasó”.
Cortina asegura haber perdonado a sus agresores. “Lo hice por tantos casos de mujeres que han sufrido violencia sexual en peores circunstancias que la mía”, señaló.
Después de esa experiencia, se fue nuevamente a Bogotá donde residió por siete años hasta radicarse en Barranquilla.
Actualmente es pionera de las judicializaciones masivas en el país y a través de su corporación que lleva su nombre, hace acompañamiento psicológico y judicial a las víctimas de abuso sexual en el marco del conflicto en el Atlántico y Magdalena.
Luego de este proceso, la corporación se encarga de brindarle a las victimas capacitación para que aprendan oficios sobre costura, lencería, marroquinería, sastrería y otros. “Ya hemos logrado judicializar muchos casos. Seguiré trabajando en esto que se volvió parte de mi vida”, dijo.
En Magdalena se benefician 700 mujeres y en el Atlántico 400.