Dos hermanas se reencuentran en Barranquilla luego de 60 años
Fue en 1958 cuando un problema familiar acabó separándolas definitivamente. Después de seis décadas, Beatriz e Inés vuelven a reunirse tras una búsqueda incansable.
Ese abrazo estaba pendiente desde hacía 60 años. El abrazo de dos hermanas, cuyas vidas se separaron abruptamente por un problema familiar.
Beatriz Bautista había esperado ese momento en la sala de su casa junto a hija, Matilde Gómez.
En la Terminal de Transportes de Barranquilla, Inés Bautista más que cansada, estaba ansiosa y nerviosa. Añoraba con todas sus fuerzas reencontrarse con su única hermana viva.
Tras casi 14 horas de viaje, arribó a Barranquilla a las 7:30 a.m. de este sábado proveniente de Cúcuta.
Finalmente, media hora después, el reencuentro de ambas en el barrio El Rubí puso fin a casi seis décadas de tribulación.
Beatriz, de 88 años, e Inés, de 86, lloraron de alegría y se reconocieron entre lágrimas con sus rostros arrugados para darse ese postergado abrazo.
“Estamos vivas. Nunca pensé volverte a ver”, expresó Inés quien no paraba de besar a su hermana.
“Yo la busqué”
Tenían 24 y 26 años cuando sus vidas habían seguido cursos diferentes. Era 1960, época en que predominaba la moda del rock and roll y la influencia hippie en el país.
Para ese entonces, Beatriz e Inés vivían juntas en el barrio La Joya, Bucaramanga, pero un problema que prefieren no recordar, acabó separándolas definitivamente sin saber la una de la otra.
El camino fue largo y les llevó lejos. Inés para ese entonces ya tenía dos hijas y decidió partir rumbo a Valera, una ciudad del Estado Trujillo en Venezuela.
Por su parte, Beatriz, quien tuvo 11 hijos, decidió años después mudarse a Barranquilla.
Sin comunicación y lejos de Bucaramanga, su lugar de origen, ambas no supieron nunca sus paraderos. Sin embargo, los años pasaron y también el resentimiento.
“Mi madre nos decía que quería morir sin antes ver a su hermana. Empezamos a rastrear cualquier tipo de información que le diera una respuesta. Hicimos uso de las redes sociales pero no teníamos ninguna pista sobre mi tía”, contó Elsa Gómez Bautista, hija de Beatriz.
En esa etapa, sospechaban que por la edad, podría haber fallecido, pero no había claridad sobre qué había sucedió exactamente, dado que no hubo comunicación entre ambas desde su separación.
Finalmente una prima, que reside en Villavicencio, logró tener contacto telefónico con una de las nietas de Inés en Venezuela. “En ese momento nos enteramos que ella también había buscado a mi mamá por muchos años”, relató Gómez.
Ambas familias intercambiaron fotos de sus “Nonas”, como le llaman cariñosamente a Beatriz e Inés, y les impactó el parecido físico.
“Son dos gotas de agua”, apuntó Matilde, una de las nueve hijas que tuvo la mayor de estas dos hermanas, que aunque son físicamente parecidas, tienen distinto carácter.
“Mi mamá es fuerte y estricta, en cambio mi tía es muy risueña y relajada”, añadió.
Por ahora recuperarán el tiempo perdido “porque 60 años son 60 años”, dijeron al unísono las dos mujeres.