Que un partido de fútbol jugado por pura diversión entre ‘pelaos’ de una misma barriada, todos vecinos, que se conocen desde la infancia, que interactúan a diario soportando en común las dificultades en estos sectores marginados; y que el final el juego desencadene una tragedia,debe poner a pensar a la sociedad sobre el grado de descomposición que se está dando en estos tiempos. ¿Por qué un muchacho de 19 años sin antecedentes judiciales, un ‘pelao de su casa’, ‘sano’, como se describe popularmente a jóvenes sin líos judiciales ni conflictos personales; es ahora un asesino y está pagando por el crimen de un joven menor que él? ¿Por qué un muchacho en la plenitud de su vida, es ahora un cadáver truncando su futuro, tal vez promisorio, y llenando de dolor a su familia?
Este es el panorama que dejan los hechos del pasado 10 de enero en el barrio El Pueblito, donde Milton Francisco Reyes Ortega, de 21 años, mató de tres puñaladas a Miguel Ángel Torres Sánchez, de 16;luego de un partido de fútbol.
El asesinato se originó porque el ahora homicida se disgustó por la manera fuerte como el otro le propinó unas patadas que habían acordado previo al juego, como pena para los perdedores.
A Milton Francisco no le gustó y amenazó a Miguel Ángel. Diez minutos después del partido se volvieron a encontrar y sucedió todo. Para analizar este incidente como fenómeno, más allá del mero registro del hecho judicial, del roja’, AL DÍA habló con tres profesionales que opinaron sobre qué puede estar ocurriendo en algún sector de la población desde el punto de vista social y mental, para que se den situaciones de este tipo.
INTOLERANCIA Y FALTA DE VALORES
Para la psicóloga Sandra Aguirre, especialista en enfoques sociales y comunitarios, estos hechos se deben fundamentalmente a la intolerancia y falta de valores de las personas. “Desde la infancia, a la gente no se le educa para resolver los conflictos mediante el diálogo, sino a través de la vía de los hechos. Muchos terminan resolviendo los problemas haciendo uso de la violencia. No se agotan las vías del diálogo y Óscar el respeto”, explicó Aguirre.
Considera que la falta de educación y de cultura también son elementos que contribuyen a que en algunas personas exista la inclinación a resolver todos los problemas, por muy banales que sean, mediante la violencia.
“Hay que cultivar la educación y la parte humana para que la gente no se vuelva intolerante. Es necesario diseñar programas de orientación social y psicológica para que la ciudadanía no incurra en este tipo de conductas. Es necesario educar a la familia y su entorno, solo así podremos enfrentar esta problemática”, puntualizó la profesional Sandra Aguirre.
LA FRUSTRACIÓN
De acuerdo con Óscar Manco Espeleta, abogado y experto en desarrollo integral del ser humano, el factor detonante de la violencia, tanto social como intrafafmiliar, es la frutración.
“En Colombia estamos observando una sociedad frustrada, porque la gente no termina haciendo lo que le gusta sino lo que le tocó hacer para sobrevivir. El sistema educativo está fallando porque enseña pero no educa al individuo. El país está parado sobre una bomba porque hay mucha frustración. Hay que cambiar la educación que se imparte, hay que enseñar a las personas a que sean mejores en los hogares, que los esposos se respeten,que los hijos amen a sus padres y a la sociedad. Estos factores ayudarán a combatir la violencia”, precisó Manco Espeleta. El especialista considera que en la medida en que las personas estén más llenas de rabia, frustración y odio, serán presas más fáciles de caer en manifestaciones de violencia. “Hay mucha gente frustrada y por eso es que hay tanta muerte, violencia intrafamiliar y drogadicción. Hay que lograr que el individuo se desarrolle integralmente”, subrayó.
HAY QUE INVERTIR EN EDUCACIÓN
Andrés Camilo Aldana Urquijo, psicólogo, considera que la intolerancia es el factor que más incide en que hechos banales terminen en llanto, dolor y muerte.“Muchas personas no cuentan con una educación sólida y estructurada y por eso para ellos la vida no vale nada. Nuestra sociedad se encuentra así por la pérdida de valores, hay que invertir en mejorar en nuestro sistema educativa y brindarle oportunidad y facilidades a la población para que acceda a este”, destacó Aldana Urquijo. Es tan grave esta situación que problemas tan nimios como una discusión intrafamiliar han terminado en tragedias como parricidios.
El caso más reciente ocurrió el Lunes de Carnaval, en Luruaco, donde Emilio Tatis Figueroa mató a cuchillo a su padre Emilio Manuel Tatis Berrio, en medio de una discusión matizada por el alcohol, porque este se negó a parar la parranda que tenían en su casa.