Historias

De la cancha de barrio a los grandes estadios, así se siente ser árbitro por 27 años

El árbitro barranquillero Humberto Montero nos cuenta sobre su experiencia en las canchas.

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Veintisiete años ininterrumpidos en la actividad avalan en estos momentos al barranquillero Humberto Montero, como el árbitro más reconocido en las canchas abiertas de la capital atlanticense. Montero es garantía de justicia y respeto.

Cuenta con 49 años, y en el arbitraje se inició en 1989 en el campo aficionado. Luego ascendió a la rama profesional y llegó a participar como juez de línea en los torneos de la Divsión A del fútbol colombiano, del 2002 al 2008. Posteriormente retornó a las canchas abiertas como asistente y como juez central, “porque el arbitraje lo llevo en la sangre”, según sus propias palabras.

SUS INICIOS

“En mi infancia entrené atletismo y jugaba fútbol en la posición de arquero”, recuerda Montero. “Como no me iba bien en el fútbol me incliné por el ar bitraje. Por insinuación de Javier Olmos (otro árbitro) fui al Colegio Oficial de la Liga de Fútbol del Atlántico, me inscribí e inicié mi carrera con el silbato en 1989”. Señala que en 1995 fue ascendido a árbitro profesional en la categoría B

Al año siguiente estuvo en los Juegos Nacionales de Bucaramanga, y luego lo ascendieron a la categoría A, en la que permaneció hasta el 2008.

“Como fueron surgiendo nuevos árbitros a nivel nacional, me dediqué a la instrucción. No me nombraron más para dirigir, y me aparté de la división profesional”, manifiesta acerca de su alejamiento del balompié de primera división.

Montero se considera buen teórico del arbitraje, ya que ha realizado numerosos cursos en esa materia con instructores nacionales, siguiendo orientaciones de la Fifa. Esto le ha permitido convertirse en instructor, y por lo tanto, imparte sus conocimientos tanto en Barranquilla como en otros municipios de la Costa.


Humberto Montero, captado en la cancha del barrio El Carmen de Barranquilla. | Foto: Archivo


DE VUELTA A LAS CANCHAS

Humberto Montero manifiestó que tras culminar su paso en el profesionalismo siguió dirigiendo a nivel aficionado.“Ya sumo 27 años en esto, y he tenido numerosos amigos, no solo a nivel de jugadores sino de dirigentes. Si un fin de semana me quedo en casa, la cancha porque creen que sus hijos son Messi o Cristiano Ronaldo. Por ello me abstengo de dirigirlos y concurro más a partidos de comités de barrios”.

‘PARA SER ÁRBITRO HAY QUE PREPARARSE'

Humberto Montero considera que“ser juez profesional es una responsabilidad grande en la cual uno debe prepararse muy bien para no cometer errores, ya que no es justo que por falta de preparación de un árbitro un equipo pierda un partido”. Precisa que “nos podemos equivocar por cuestiones visuales, pero no por errores técnicos”.Además de sus conocimientos en la parte teórica, indica que“junto a los miembros del Colegio de Árbitros, entrenamos martes y jueves en la cancha de El Carmen y también tratamos el manejo arbitral que se debe tener en los juegos”. Para mantenerse en forma dice que sigue las bases del entrenamiento en el atletismo. “De ahí que siempre he estado bien preparado y nunca he perdido una prueba física”.


En el partido de despedida del Pibe Valderrama, Montero junto al uruguayo Enzo Francescolli. | Foto: Archivo


‘SIEMPRE HAY INCIDENTES’

Por ser partidos aficionados y jugarse en canchas abiertas asiste toda clase de público, y por lo general suelen exaltarse los ánimos, no solo de los aficionados sino de los propios jugadores ante una polémica decisión arbitral.

El experimentado Humberto Montero así lo reconoce y con autoridad apunta: “Siempre van a existir inconvenientes porque nunca los observadores están de acuerdo con nuestras decisiones, y vienen las protestas, sobre todo cuando hay amonestaciones o expulsiones”.

Precisa que en su larga trayectoria se le han presentado diversos incidentes que ha debido afrontar.

“He tenido problemas en algunas canchas y he intercambiado golpes con dirigentes y jugadores que saltan a agredirme, y yo tengo que defenderme. Son 22 jugadores con temperamentos diferentes que hay que manejar, y uno tiene que ser no solo árbitro, sino un psicólogo dentro del terreno de juego”.

Recuerda que el último incidente que vivió ocurrió hace unos ocho meses en la cancha de Las Palmas.“Un arquero me agredió y yo le respondí, y los jugadores debieron apartar la riña”. Añade que hoy en día le da manejo a este tipo de situaciones por su experiencia y recorrido, y los inconvenientes se han reducido.

“Yo digo que si una persona siente cobardía al momento de dirigir un partido, mejor es que se retire, porque en las canchas abiertas siempre se van a encontrar inconvenientes. No falta el aficionado que se meta a protestarte en forma airada, y todo hay que manejarlo”, estima Humberto Montero, quien a la vez concluye que si naciera de nuevo volvería a ser árbitro. “He tenido muchas satisfacciones, ya que uno sale de la cancha con el reconocimiento de la gente cuando le va bien y eso da orgullo”.


Humberto Montero, captado en la cancha del barrio El Carmen de Barranquilla. | Foto: Archivo


MUY PERSONAL

Además de su labor arbitral, el barranquillero Humberto Enrique Montero Del Valle, de 49 años, es auxiliar contable y trabaja la ebanistería en un taller de su propiedad de la cual deriva su sustento. Vive con Gisell Barrios y una hija de 10 años de nombre Bleydis Paola Montero Barrios, en el barrio Kennedy de la capital del Atlántico. Sus otros hijos de una relación anterior son Humberto Montero Jiménez, de 24 años, y Wendy Montero Jiménez, de 20.

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