Historias

Así pillaron a los vendedores de droga que volaban cometa para despistar a las autoridades

La banda enterraba la dosis de estupefacientes en matorrales.

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Los rumores iban y venían como el viento, un potrero, improvisado lu­gar de recreación de los niños de la zona norte de Sincelejo, era utiliza­do como sitio de expendio de estu­pefacientes.

El panorama en sí mismo desvirtuaba la información, solo se veían unas cinco vacas gordas que eran interrumpidas en su letargo, por la bulla de jóvenes que gritaban y volaban sus sueños a través de unas cometas.

Estas escenas eran diarias, recurren­tes y cada vez más inocentes, sin embar­go, el clamor de los vecinos de los barrios Villa Orieta etapas I y II, 17 de septiem­bre, 2 de septiembre y sectores aledaños, era cada vez más sonoro, exigían reac­ción policial.

Había que indagar sobre qué había de­trás del vaivén de las cometas que en vez de atraer más pequeños, habían conver­tido aquel área común en un predio de “propiedad” de unos pocos que habían reducido sus vidas a es­te juego de niños.

Desde septiembre de 2016 un grupo de inteligencia de la Poli­cía de Sucre se internó en esos barrios, cámaras digitales y la caracterización de alguno de los hombres de la institución, fueron la pieza clave para darle fin al tea­tro que tenían montado.

Los actores de este teatro a cielo abier­to representaban todos los papeles, se­pulturero, comerciante, distribuidor y por supuesto el “avispao”.

La jornada iniciaba con la dosificación de la droga, cigarrillos de marihuana eran sepultados en matorrales, una vez iniciada la función comenzaba el vuelo de la cometa, que algunos días era alterna­da con encuentros de personas que lleva­ban pájaros enjaulados.

Pocos minutos después, algunas dosis de aquel entierro eran sacados y echados en una bolsa vacía de mecatos, ubicada estratégicamente en la mitad del lugar, así, olvidada, como lo que supuestamen­te era una basura.

“Ellos echaban la droga en bolsas de mecatos para cuando uno llegara a re­quisar --lo primero que hicimos cuando la comunidad dio aviso-- no encontráramos nada en su poder, la idea era despistar­nos”, manifestó una fuente policial.

Hasta el lugar llegaban mujeres, hom­bres, incluso, madres con sus pequeños en motocicletas en busca de las dosis.

Varios videos fueron suficientes para iniciar la investigación y posterior captu­ra de 7 personas, entre ellas una mujer, que hacían parte de la banda ‘Los Cauca­nos’, al mando de Idalgo Vergara Álvarez, alias ‘Mono Caucano’.

Él, al igual que Álvaro Salcedo Pacheco, Édgar Blanco Julio, Javier Enrique Ta­pia, José Luis Cabrales, Juan Ramos Ro­dríguez y Kiara Murillo Márquez, fueron enviados a prisión la tarde de este sábado por el Juzgado Segundo Penal Ambulante de Sincelejo, con funciones de control de ga­rantías, ante quienes estos no aceptaron los cargos que por concierto para delin­quir con fines de tráfico de estupefaciente le imputó la Fiscalía General de la Nación.

Lo que más repudió la comunidad es que utilizaran menores de edad como fa­chada y que lo que durante años se con­virtió en sitio de esparcimiento para mu­chos vecinos del sector ante la falta de un parque, hoy en día sea un lugar de acopio para el microtráfico.

Los habitantes de estos barrios espe­ran que luego de desmantelar la banda, vuelva la calma al lugar para que otra vez los ni­ños y la gente de bien se reúnan a volar cometas, pero no como una fachada.

Estas capturas se cumplieron en el marco de la Operación Mar Rojo que li­deró el coronel Julio César Sánchez Mo­lina y que impactó otros delitos como el hurto (atracos a mano armada) y la ex­torsión, arrojando así 23 aprehensiones. En las próximas horas jueces de garan­tías definen la situación jurídica de otros 16 ciudadanos implicados en acciones delitivas.