Teófilo Gutiérrez lo soñó y lo alcanzó. El delantero de La Chinita por fin cumplió ese anhelado sueño de coronarse campeón con su amado Junior. Y lo logró siendo protagonista, líder, referente, figura, un estilo de capitán sin banda, colocando lo mejor de su fútbol y su experiencia al servicio del equipo.
“Nos lo merecíamos. Fuimos mejores de principio a fin en todo el campeonato. Fue una final dura, porque el Medellín es un gran equipo, pero la ganamos con justicia y hoy por fin puedo gritar campeón con este club que me lo ha dado todo”, dijo emocionado ‘Teo’ en las escaleras que conducen a los camerinos del Atanasio Girardot, mientras un grupo de hinchas coreaban su nombre una y otra vez.
‘Teo’ siente que saldó un estilo de deuda con los hinchas y consigo mismo. Regresó a Junior para esto, para regalarle una estrella, esa que tantos trasnochos le produjo.
“Todos me pedían el título, me lo criticaban, pero Dios me lo quiso dar ahora. La crítica me ayudó. Ya puedo decir que le di una estrella a mi amado Junior, ya dejé mi marca, ya estoy en la historia del club. Era algo en lo que pensaba antes de dormir y cuando me levantaba. Miraba mis trofeos y decía: ‘aquí tiene que estar la Liga’. Ahora quiero un trofeo internacional, lo hemos tenido ahí, estamos haciendo el curso para ganarlo”, expresó.
El delantero barranquillero analizó el duelo ante Medellín. Nunca se le pasó por la cabeza que a Junior se le escaparía de las manos este título, luego del triunfo 4-1 en la ida.
“Fue una final difícil, pero la perseverancia y la humildad nos dio el título. Medellín juega bien, pero no tenía duda que lo íbamos a ganar. Teníamos sangre en el ojo por todo lo que pasó en la Sudamericana, donde el fútbol fue injusto, no premió al mejor”, manifestó.
‘Teo’ contó una anécdota que marcó por completo a este grupo. “Esa pelea que tuve con Narváez sirvió, marcó el camino. Nos dimos duro, me ganó (risas). Hubo sangre y todo, pelea duro entre El Bosque y la Chinita. Pero eso nos cambió todo, nos ayudó a unirnos más para tirar para el mismo lado. Narváez es un verraco, un jugador que siempre quiero para mi equipo”, dijo.
Teo valoró el trabajo del equipo y resaltó, una vez más, el fútbol que mostró el equipo durante todo el semestre, tanto en la Liga como en la Copa Sudamericana.
“Este es un Junior que juega bien, que enamora, me recuerda a la Selección de Maturana. Julio tiene mucho que ver en eso, es un zorro, me hace recordar a Ramón Díaz en River, un DT que explota lo mejor de cada jugador. A mí me haló la oreja y eso me sirvió mucho para sacar lo mejor de mi fútbol”.
El atacante rojiblanco no ocultó nunca su felicidad. Terminó semidesnudo, regalando sus prendas de vestir a los aficionados, que no se cansaban de alentarlo. “Le dedicó esto a Dios, a mi familia. Ya puedo retirarme (risas), ya puedo irme a jugar a La Chinita”, concluyó.