El tema Jorge Perdomo ya se ha vuelto desopilante en el manejo de la División Mayor del Fútbol Profesional Colombiano. Todos los días, en público o en privado, aparece con un desaguisado nuevo. Hace poco, antes de la asamblea de la Federación, estuvieron a punto de sacarlo por la campaña feroz que llevó a cabo para tumbar a Ramón Jesurún. El mismo Jesurún que lo impulsó para que lo sucediera en Dimayor.
Perdomo es uno de esos seres que van abriendo frentes de guerra a diario. De esos que quieren todo y no le importa pisarle la cabeza a los demás con tal de subir donde quiere. Es un caso de deslealtad y de “me importa el mundo” que raya en la desfachatez.
Su deseo imperial de mandar en todo lo ha llevado a meterse en campos que no le corresponde a la Dimayor, como el tema del VAR que es exclusivo de las federaciones y sus comisiones arbitrales. El tema es aparecer en la foto como los pelaos en los viejos cumpleaños. Se ha paseado por la China, de donde vino con el cuento chino de que la Selección se concentraría allí con todos los gastos pagos antes del Mundial, ofrecimiento que no fue consultado ni con la federación ni con Pekerman y, por supuesto, ni siquiera fue considerado.
Ha ido al Real Madrid y al Barcelona para la correspondiente foto donde aparece como cualquier aficionado recibiendo camisetas con el nombre de la Dimayor en la espalda. Ha vuelto a viajar a España (que le fascina) para ver cómo funcionan las apuestas cuando aquí ya hay dos empresas colombianas que funcionan con el mismo fútbol profesional.
El tema es que, en privado, Perdomo se ha vuelto el tema de reír cuando lo cierto es que los dueños de los clubes debieran proceder con la seriedad que merece una entidad como la Dimayor.Es que hasta Judas le llaman