Ariel Roa, jugador del Deportes Quindío, agredió a un árbitro en pleno partido tras una decisión que lo enfureció.
El árbitro Jairo Ovalle recibió un cabezazo por parte de Roa en la ceja derecha, generando polémica en el fútbol colombiano.
La agresión no fue sancionada con roja directa, sino con una expulsión por doble amarilla, generando aún más controversia.
Como insólito ha sido calificado el proceder de un árbitro en el partido válido por la segunda división del Fútbol Profesional Colombiano, entre Deportes Quindío y Unión Magdalena.
El equipo samario se llevó la victoria por 2-1. Sin embargo, la atención no estuvo tanto sobre el resultado final, sino por un hecho en el que un jugador, Ariel Roa, fue coprotagonista en conjunto con la terna arbitral del juego.
Roa, de 31 años y delantero paraguayo, agredió al juez de línea Jairo Ovalle en medio del partido. Específicamente, el atacante le dio un cabezazo al asistente cuando el partido transitaba por los 60 minutos.
Al parecer, el jugador quedó inconforme con una decisión arbitral que consideró injusta, lo que lo llevó a perder los estribos.
¡VERGUENZA!
En la categoría B además de pitar mal, los árbitros no se hacen respetar y tampoco hacen respetar a sus auxiliares. Vean esto, el jugador ROA del Quindio va hasta donde el asistente y le pega un cabezazo y el árbitro Cubillos lo expulsa por doble amarilla ¡Terrible! pic.twitter.com/4NilLoE2j9
Así las cosas, Ariel Roa corrió hacia la banda para protestarle al juez. Parecía, en principio, que sería una disputa más como las muchas que tienen la lugar en el calor de un cotejo.
Sin embargo, con el paso de los segundos su actitud se tornó más airada. Fue entonces cuando, sin mediar más palabras, decidió agredir al juez de línea propinándole un cabezazo en la altura de la ceja derecha.
“El jugador se acercó muy alterado, y cuando intenté calmar la situación, me atacó de manera inesperada. No me dio tiempo de reaccionar”, declaró Jairo Ovalle tras los hechos.
Lo que causó mayor controversia no fue solo la agresión en sí, sino la respuesta del árbitro central ante la situación.
En lugar de mostrar una tarjeta roja directa, como indica el reglamento ante una agresión a un oficial del partido, el árbitro decidió expulsar a Roa por doble amarilla.
Esta decisión generó aún más críticas, ya que se consideró que no se sancionó adecuadamente la gravedad de la infracción.