Algo que se ha extrañado en este Junior versión 2017, es la garra de Luis Narvaéz, el volante barranquillero de 32 años.
Una lesión sufrida el 13 de noviembre del año pasado en el primer partido de la final de la Copa Águila ante Nacional, lo dejó fuera del equipo en los primeros seis meses de este año.
En ese encuentro, que Junior perdió 2-1, Narváez había adelantado a Junior en el marcador con un gol de cabeza a los 36 minutos, pero en la segunda mitad, en un choque con Macnelly Torres, el pie derecho le quedó enterrado en el cesped y la pierna le hizo un giro brusco.
El parte médico fue lesión de ligamento cruzado anterior en la rodilla derecha.
“Escuché como traqueó la rodilla y enseguida empecé a llorar del dolor, sabía que era grave”, afirma Narvaéz desde su casa en el barrio Miramar, norte de Barranquilla, donde espera con paciencia recuperarse plenamente.
P.
¿Cómo va la recuperación de la rodilla?
R.
Bien gracias a Dios. El otro mes ya entro en lo que sería mi pretemporada y a trabajar con el balón específicamente.
P.
¿Cómo ha sido ese proceso de recuperación?
R.
Esto ha tenido un protocolo, pero los encargados me han visto bien. Es duro estar así, los primeros días sobre todo fueron muy difíciles, el dolor era impresionante y tenía que estar calmándome con pastillas. De ahí poco a poco fue avanzando la recuperación y me hizo efecto en el sentido de que uno tiene que poner de su parte para ir mejorando día a día.
P.
¿Qué clase de ejercicios le han puesto a hacer para su recuperación?
R.
Bueno primero fue el reposo, luego me pusieron a hacer unos trabajos con un caucho para fortalecer la rodilla y tomar fuerza en el cuádriceps, que es lo primero que uno pierde en este tipo de lesiones. Al principio es un dolor impresionante, pero gracias a Dios eso pasó y la recuperación va de la mejor manera. La operación fue en la clínica Portoazul el 19 de enero.
P.
¿Esta es la lesión más grave que ha tenido?
R.
Sí. Tuve una en el tobillo, pero a los 12 días ya podía jugar, eso fue cuando estábamos en Copa Libertadores con el Cheché Hernández, pero ahora fueron 6 meses y nunca había estado tanto tiempo sin jugar.
P.
¿Cómo asimiló en ese momento saber que no podía jugar en seis meses?
R.
Cuando me lesioné sabía que era grave, porque sentí que me ‘traqueó’ la rodilla, de hecho se me salieron las lágrimas enseguida del dolor. Luego el doctor me revisa y confirma la gravedad de la lesión, eso también fue muy duro. Pero ya había escuchado compañeros a los que les había pasado lo mismo y me di cuenta de que todo está en la mentalidad de uno para salir adelante, porque entonces no te recuperas bien.
P.
Su familia y amigos lo han apoyado en este proceso...
R.
La familia ha estado muy pendiente de mí y eso es lo mejor que te puede pasar, ellos ayudan a que te recuperes bien.
P.
¿No le da miedo no volver a ser el mismo Luis Narváez aguerrido y con marca, debido a esta grave lesión?
R.
Como te dije todo está en la cabeza. La gente cuando me veía a los dos meses caminando, y sabían que yo tengo una forma fuerte de entrenarme, decían que iba a volver pronto. Yo estoy seguro que gracias a mi recuperación y a mi entrenamiento no me va a dar miedo entrar fuerte como siempre lo he hecho. Ya tengo ansias de tocar la pelota y hacer trabajo físico. Si tengo que chocar ahora en mi regreso sé que no me va a dar miedo, porque eso es lo mío y eso no lo voy a cambiar. También es bueno que la fase final de la recuperación me coge en la pretemporada del segundo semestre, entonces puedo hacer partidos para ir fogueándome. De ahí uno va evaluando de la forma en que va a estar físicamente.
P.
¿Cómo fue ese impacto cuando regresa a su casa luego de la operación y se ve obligado a estar quieto todo el día?
R.
A mí me recomendaron en la clínica estar totalmente quieto durante ocho días, y yo a los cuatro me fui al entrenamiento a ver a los compañeros, no soportaba estar encerrado. Muchos me preguntaron que qué estaba haciendo ahí, pero cuando uno pasa por este tipo de cosas solo piensa en estar adentro de la cancha, entonces me iba a ver los entrenos. Luego comencé a hacer abdominales, drenaje en la rodilla para ir de a poquito ayudándome.
P.
¿Ha hablado con sus compañeros acerca de la complicada situación por la que está pasando el Junior?
R.
Sí claro, es muy feo lo que están viviendo, y más aquí en Barranquilla donde sabemos como es nuestra gente y sabemos como es la cosa acá. A la gente le gusta es estar en los primeros lugares peleando título, y nosotros veníamos acostumbrados a eso. Siempre fuimos los únicos que le dábamos pelea al Nacional, de hecho ahora que jugaron escuchaba por ahí a mucha gente que decía que nos iban a golear. Les respondía que no iba a ser así, porque tenía fe. Lo que sí les he dicho a mis compañeros es que jueguen todos los partidos como una final, sea el rival que sea.
P.
¿Sus vecinos y la gente cuando lo ve no le dicen que hace falta en el equipo?
R.
La gente siempre me dice cosas bacanas. Yo no me considero ni el mejor ni el peor, pero la gente sabe que dejo el corazón en la cancha, y cuando me pongo esta camiseta me gusta es ganar y me duele cuando pierdo. Puedo jugar mal un partido, pero las ganas de correr y de hacer las cosas bien nunca van a cambiar. Yo voy siempre al estadio a ver a los compañeros y la gente me brinda su apoyo.
P.
¿Le da rabia también como en ocasiones ni la suerte juega para el lado del Junior?
R.
Uno viendo los partidos desde afuera entiende muchas sensaciones de la gente y comprende la rabia de ellos. Sé que mis compañeros no quieren perder, pero así son las cosas. Si la gente ve que corres y vas a dejar el corazón en la cancha, al menos eso va a ser reconocido.
P.
¿Cómo ha visto la zona de volantes del Junior en este semestre?
R.
Comenzaron bien, pero acá en Barranquilla tu tienes que ser constante. Cuando el hincha te comienza a dar ‘palo’, eso a mí también me pasó. Pero tu lo que debes es trabajar para mejorar y no esconderte cuando te lluevan las críticas, pedir la pelota para que la gente vea que tienes carácter, que no se gana solamente puteando y gritando, sino sudando la camiseta por tu equipo.
P.
¿Cómo vio la salida de Alberto Gamero?
R.
Fue muy duro, pero esto aquí es de resultados, la gente tampoco se aguanta, aunque había muchas personas que querían al profe Gamero, pero aquí tu sabes como es la cosa, que si Junior pierde 4 o 5 partidos no te dan espera, la gente está acostumbrada a que Junior siempre tiene que estar peleando título. Eso es bueno a la vez que te puteen de vez en cuando, porque siempre vas a tener que estar dando el cien por ciento. Igual a veces pienso que hay un poco de injusticia porque no creo que un jugador quiera perder para sacar un técnico.
P.
¿Bueno y ahora que no está jugando, qué hace con su tiempo libre?
R.
Me pongo a ver películas, veo mucho fútbol que es lo que me gusta. Esa es la pelea con el televisor porque mis hijos quieren ver una cosa y yo otra (risas). Veo noticias también, para no estar desactualizado. También escucho música, me gusta el vallenato, la salsa y el reguetón.
P.
¿Y cómo le va con la champeta?
R.
Me gusta, pero no tanto. Mira que yo soy del barrio El Bosque, pero nunca me gustó tanto estar en picós y verbenas. A mi papá y a mi hermano sí les gusta bastante eso. Y es que yo siendo pelao mi papá tampoco me dejaba ir a eso.
P.
¿Su esposa lo ha pechichado mucho ahora que está lesionado?
R.
Claro, puro pescado y pollo, porque la carne no te deja cicatrizar. Pero bacano el pechiche, me cocina muy rico.
P.
Su hijo Luis David estuvo en Asefal, ¿cómo lo ve?
R.
Juega bien, pero esa es la pelea con mi señora porque yo a él siempre le he dicho que uno no puede decirle tanto eso. Hay que ir centrándolo, no es bueno enfermarlo de ahora pequeño y hay que enfocarlo en el trabajo.